Capítulo 4

159 11 0
                                    

—¿me extrañaron? Nishishi vengo bien cansado, así que mínimo, espero que hayan hecho buenas ganancias— con una sonrisa, el rubio miraba a los presentes quienes no podían disimular el terror en sus rostros

—Parece que vieron un fantasma, ¿Están bien? ¿Y a todo esto dónde está ellie?— arqueo una ceja interrogativo

—C-capitán que... ¿Qué hace aquí tan rápido, no llegaría mañana?—ladeo la cabeza confundido— Supongo que termine rápido y pude llegar cuanto antes.

—Me parece que ustedes están actuando raro, iré a saludar a ellie — Dio media vuelta dispuesto a marcharse, se le hacía raro no ver rastros de Elizabeth por ningún lado.

— ¡ESPERA! ¿Capitán, no me va a saludar?—el rubio se detuvo, con las manos en los bolsillos, simplemente giro su cabeza en dirección al zorro de la avaricia y le dedico una sonrisa burlona.

Ignorando las quejas de sus amigos, quienes por alguna razón trataban de detenerlo, se dedicó a subir las escaleras seguido de unos pecados nerviosos tras él.

Paro en seco —¿y bien? ¿Ahora por qué me siguen?—rascaba su cabeza, ahora sí que están actuando muy extraño.

—Capitán... creo que tenemos que hablar con usted de algo muy importante, primero— Meliodas quien aún seguía de brazos cruzados, miraba al hada que lo veía intranquilo. Arqueo una ceja ya estaba algo irritado.

—Cualquier cosa me lo dicen después. —termino de decir y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba entrando a la habitación que compartía con Elizabeth.

Una vez dentro, pudo ver el cuerpo de una Elizabeth dormida en la cama, su manta tapaba todo su cuerpo y ella tenía una mirada serena, asumió que se había ido a dormir temprano, mucho antes que él llegara.

—Creo que vine muy tarde, Ellie ya se durmió, tocará saludarla mañana nishishi—estiró sus brazos con flojera— Ya creo que pueden ir a dormir ustedes, ¿no? Es muy tarde tengo sueño.

Ellos asintieron rápidamente, aliviados que no se haya dado cuenta, salieron como alma que persigue el diablo de la habitación.

— ¡Espera! Hawks, ¿No me vas a atar? —se atrevió a preguntar, puesto que su amigo tenía la costumbre de amarrarlo antes de irse a dormir, claro está que él nunca le pondría una sola mano encima a la princesa sin su consentimiento, pero por la comodidad de esta misma prefería quedarse así.

El porcino miró a meliodas con terror en su rostro y negó rápidamente, corrió de la habitación cerrando la puerta de un portazo tras de sí.

Extrañado por el comportamiento de todos en el bar, decidió ignorarlo. Una vez solos se recostó a un lado de la princesa. Movió su cuerpo con cuidado procurando no despertarla para quedar acostado frente a ella y se limitó a mirarla, sin poder evitarlo lentamente se fue acercando más y más, largó su brazo con suma delicadeza quitó un mechón de su rostro y le planto un suave beso en la frente de la princesa inconsciente.

—Buenas noches ellie. — dijo por última vez antes de caer en brazos de Morfeo.

(...)

La mañana llegó igual de rápido, los pájaros cantaban y el sol brillaba más de lo normal, todo parecía estar bien o bueno...

Un rubio abría lentamente sus ojos con pereza, la luz del sol le pegaba directamente en la cara con algo de flojera se fue levantando de la cama, estiró sus brazos mientras se colocaba su ropa de diario, pero algo le extraño —¿Elizabeth aún está dormida? — se dijo para sí mismo, ha de estar cansada no?

¡¿Tres días sin el capitán?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora