prólogo

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Bien, entonces estás diciendo estarás tres días fuera del bar por una ""investigación"" - El rubio solo asintió.

- ¡Capitán! No puede dejarnos ¿Qué será de nosotros? - Diane lloraba dramáticamente que será del bar sin su dueño?

- Nishishi no sean exagerados, es importante que haga ese viaje, así que por favor no rompan ningún plato ni vaso - meliodas miraba amenazante a los presentes, que todo lo del bar le salía caro, no podía desperdiciar.

- El señor meliodas tiene razón, seguro tiene sus razones para irse - con una sonrisa, Elizabeth se unió a la conversación tratando de calmar un poco la situación.

-Oh tan amable, siempre me entiendes Princesa- En un pestañeo el rubio pervertido ya se encontraba detrás de la princesa, amasando desvergonzadamente sus pechos desde atrás.

-¡Suéltala pervertido!- el rubio, quien ignoraba las quejas de su pequeño amigo cerdo, cambio su semblante a uno más serio. Se alejó de la albina, bajo un poco su cabeza, haciendo que su cabello tapara un poco sus ojos y musito - Elizabeth ¿Podrías traer la espada que deje arriba? Por favor... - La princesa sorprendida por el cambio prefirió no decir nada, un poco extrañada simplemente dejo la habitación

Una vez el rubio se aseguró de que la princesa ya no se encontraba en la sala, el silencio se hizo presente, lo cual simplemente dijo.

-Como su capitán tienen una sola cosa que hacer, Cuiden de Elizabeth a toda costa mientras no estoy- amenazador y con una mirada escalofriante los pecados simplemente asintieron sin ninguna queja, nunca habían visto ese cambio en su capitán.

- Bien, nos vemos chicos - esta vez ya tenía una expresión más tranquila y con una sonrisa típica de su capitán, solo quería asustarlos tal vez, pero era claro que lo decía seriamente.


Van a ser unos largos días...

¡¿Tres días sin el capitán?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora