El día estaba de un tono gris algo oscuro casi siniestro, mientras él caminaba por las desoladas calles de La Ciudad De Los Antiguos sin mirar nada más que el suelo por donde debía pisar, como si temiese que fuese a desaparecer debajo de sus pies si él dejaba de contemplarlo.
Sus manos en los bolsillos de su larga y oscura túnica que lo cubría completamente, la capucha protegía su cabeza y parte de su rostro cayendo hacia adelante como una suave cortina.
Los ecos de sus pasos retumbaban en el lugar sin detenerse, de forma continua mientras seguía en su lento pero continúo andar sin detenerse. El viento arrancaba, de tanto en tanto, mechones de su dorada cabellera bajo de aquella capucha para moverse en un vaivén constante.
Los helados dedos del invierno lo acariciaban seductoramente sin lograr en él ningún tipo de reacción ni estremecimiento. Su total indiferencia era la única respuesta obtenida por su parte.
Pero llegó un punto en el que se detuvo y volteó hacia su izquierda para quedarse, por breves instantes, detenido frente a la puerta de una tienda de juegos cuya vidriera estaba enturbiada por una espesa niebla que impedía ver el interior del local.
La puerta se abrió para dejar paso a la densa y oscura niebla que salió para envolverlo a él y desvanecerse en el aire. Tras meditarlo unos instantes avanzó y traspasó la puerta del local que se cerró sola a su espalda.
En el interior del local había un mostrador hecho de niebla detrás del cual se encontraba un joven de no más de 16 años de edad de negra cabellera y blanca piel, tenía parte de la cara tapada por su largo flequillo.
Sus oscuros ojos se clavaron en el recién llegado con severidad. Hacia ambos costados se divisaba repisas de niebla en cuyos estantes se veía figuras hechas con el mismo material etéreo.
El joven contempló al recién llegado sin mucho interés pese a la severidad de su mirada, su rostro demacradamente pálido carecía de emoción alguna al cabo de unos minutos.
Los pasos del recién llegado retumbaron en el lugar como ecos muertos, cuando estuvieron frente a frente el joven preguntó:
— ¿Se le ofrece algo?
La mirada del recién llegado cambió de color volviéndose sombría al instante.
— Si — contestó el extraño – Tu Resplandor – aquello lo dijo con cierto misterio.
— ¿Cómo dice? – el joven permitió que su rostro refleje la sorpresa.— Lo que escuchó – la voz serena del extraño comenzaba a erizarle los bellos de la nuca – Lo reto a un juego - continuo usando el mismo tono de voz – Si gana usted me iré y jamás sabrá de mí – la mirada del extraño se volvió oscura - Pero si gano yo – un escalofrío recorrió la espalda del joven haciéndolo experimentar el sabor del miedo – Usted me dará su Resplandor.
— ¿Y piensa que voy a aceptar semejante juego? – exclamó indignado el joven.
— Por supuesto que lo hará – dijo el otro usando el mismo tono de voz sereno y tranquilo – Porque no tiene opción.Algo en la atmósfera de aquel lugar cambió, ya que el joven sintió que su corazón latía como un tambor y sin embargo no conseguía mover un solo músculo de su cuerpo. La presión de aquella siniestra mirada lo mantenía inmovilizado.
— ¿Quién…quién es usted? – alcanzó a decir el Amo del Juego con esfuerzo.
— Un coleccionista – respondió el extraño con el mismo tono calmado - ¿Y bien? ¿Empezamos el juego?Sin esperar respuesta extendió sus brazos abriendo sus manos e inmediatamente el mostrador empezó a brillar con destellos que variaban de colores a medida que se iba extendiendo hacia ambos costados hasta formar una mesa rectangular ante la azorada mirada del joven:
— Pero…¿cómo hizo eso? —
Una sonrisa burlista se le dibujó en el rostro del coleccionista antes de responderle:
— Tengo ciertas habilidades
— Ya veoEl juego consiste en mover las piezas hacia el centro, el equipo que llegue primero y se haga con el cofre del tesoro gana. Como verás se trata de un juego sencillo.
Ante la desorbitada mirada del joven fueron apareciendo de la nada sobre aquel tablero que tenía la forma de una selva en miniatura con estatuillas de personas excelentemente elaboradas al punto de parecer personas reales.
—El escenario ¿es una selva?— Es un bosque encantado – explicó el extraño – Con toda clase de criaturas mágicas que evitarán a toda costa que ambos equipos lleguen a la torre de cristal, lugar donde se oculta el cofre del tesoro – La pequeña torre brillaba con destellos multicolores en el centro de aquel bosque en miniatura cuyos árboles y flores parecían reales.
Cuando el joven quiso tocarlos su mano traspasó los objetos.
– Cuidado amigo – advirtió el extraño – Son Ilusiones Pasadas por lo tanto carecen de solidez, lo mismo sucede con las piezas que integran nuestros equipos. Podrá mover las suyas con su voluntad— ¿Qué?
— Fácil, centre la mirada en una y mándele una orden de moverse hacia donde usted desee y esta así lo hará.El joven contempló la estatuilla de una doncella guerrera de dorada cabellera y luego observó a una flor blanca que se situaba a dos pasos suyo. Le ordenó moverse hacia la flor y tocar sus pétalos. Así lo hizo la estatuilla de la doncella guerrera cobrando vida de pronto ante los maravillados ojos del joven.
Pero cuando la doncella tocó esa flor, esta la mordió y ella gritó alejándose. Sin embargo el joven también sintió el dolor en su dedo aunque este no se encuentre lastimado. Contempló al extraño sin comprender y este sonrió malignamente
— Una cosa más, tenga usted cuidado al hacer cualquier movimiento ya que sentirá los mismos dolores que sus estatuillas
— Pero ¿qué clase de juego es este?
— Solo es un juegoCada uno tenía tres estatuillas: una doncella guerrera, un hechicero y un caballero.
—No deseo jugar este macabro juego y mucho menos permitiré que se lleve mi Resplandor ¿entendió? – dijo indignado el Amo del Juego.
— Creo haberle dicho que no tiene opción – en aquel instante los ojos del extraño volvieron a cambiar de color haciendo que el joven sienta un agudo dolor en su pecho tras ser nuevamente paralizado - ¿Comprende?
— ¿Quién…quién es…usted?
— Un Coleccionista
— ¿Por qué me hace esto? – los dolores que experimentaba el joven eran indescriptibles.— Puedo arrebatarle su Resplandor a la fuerza pero como verá soy piadoso – sus ojos volvieron a su color normal y los dolores del joven desaparecieron, este respiraba entrecortado mientras se sujetaba el pecho – Y le estoy dando la posibilidad de defenderse.
— Usted es un….un….
— ¿Comenzamos el juego entonces? – interrumpió el extraño – No quiero detenerme más tiempo del necesario en este lugar— ¿Tengo posibilidad de ganar?
—Usted es el Amo del juego ¿cómo me hace esa pregunta?Ambos se miraron a los ojos en silencio por unos instantes hasta que el joven dijo rompiéndolo:
— Es verdad, no hay juego alguno que no haya conocido o jugado ya y que no haya podido vencer. Este no será la excepción pero cuando gane me dirá quién es realmente usted
— Bien – contestó el extraño – Empecemos con El Juego.
ESTÁS LEYENDO
El Coleccionista
FantasíaUn misterioso Coleccionista ataca a las personas en busca de sus resplandores. En el proceso descubre nuevos e interesantes mundos.