Capítulo 10

35 3 6
                                    

Pestañeé fuertemente, negándome a creer lo que escuchaban mis oídos. Quizás mis nervios auditivos estaban enviando los impulsos nerviosos incorrectos al cerebro. ¿Qué acababa de decir Chandler?

-¿A qué te refieres con eso?

Él puso los ojos en blanco.

-¿De verdad te lo tengo que explicar?-Mi expectación lo hizo resoplar aún más fuertemente.-Venga ya, Lucy. No me digas que nunca te lo has planteado. Si consiguieseis pasar de incógnito y meter en el bote a los descendientes de la línea real, obtendríais un papel político. Ahora mismo, todos tienen los ojos puestos en ti. Crees que tu misión es destrozar la línea real, ¿Pero qué pasaría si te casases con Alec? No solo tendrías protección y carta blanca, sino que podrías directamente deshacerte de Saphire y tú serías la próxima reina y nadie podría juzgarte o inculparte por el crimen. Podrías hacer lo que nadie ha hecho jamás aquí:Hacer las cosas bien sin mancharte las manos de sangre inocente.

Me reí ante la sola idea que el príncipe de Espalia proponía.

Yo.

Reina.

El mero nombramiento de ello era totalmente absurdo y erróneo.

-Incluso aunque yo consiguiese meterme en el bote a alguien que lo tiene todo con absolutamente nada, Saphire no permitiría eso. Un príncipe se casa por política, no por amor, tanto tú como yo sabemos eso perfectamente y yo no tengo terrenos que ofrecerle o dinero, con lo cual todo eso se descarta. Y aunque él decidiese que eso no importa y lograse de algún modo convencer a su madre, jamás dejarían a una rebelde sentarse en el trono. Soy un peligro para ellos porque sé cómo funcionan las cosas y sé de que modo trabaja el gobierno y cómo podría cambiar la situación a mi antojo y eso es inconveniente para la realeza. Saphire me quitaría de en medio en el momento en el que escuchase un sólo susurro sobre esto.

Él se quedó pensativo y pude ver que tramaba algo; algo que posiblemente no me gustase pero me atrajese, como una polilla hacia la luz.

-Tengo algo en mente pero me tienes que dejar consultarlo con mis asesores.-Él me guiñó un ojo.-Podrías cambiarlo todo, Lucy, y ni siquiera sabes la mitad del potencial que posees. No dejen que te quiten eso.

Asentí -como si entendiese algo del mensaje críptico que acaba de lanzar- y lo observé alejarse.Ni siquiera entendía qué acababa de pasar.

Vamos a ver, entendía que a él como soberano le interesase evitar intervenir en una guerra interna-aunque sería el momento perfecto de Espalia para hacerse con el poder de Debian- pero insinuar que me casase con Alec era simplemente...absurdo.

De ninguna manera posible iba a terminar con el creído, estirado y completamente imbécil heredero de Debian.

No yo.

No en esta vida.

Simplemente no.

Maldije a Chandler y a su estúpida idea implantada ahora en mi cabeza.

Los príncipes no se casan con rebeldes. Punto.

Recogí la chaqueta del casillero donde la dejé y salí del gimnasio, aún con la ropa sudorosa por el deporte.

Era gracioso que el palacio, cada vez más lleno de burgueses y nobles para el Baile del Acuerdo – casi segura de que el nombre era más rimbombante que la propia celebración. Eran simplemente unos pocos representantes de Espalia visitando Debian y comprobando la situación – me miraban de modo asqueado al verme hecha un desastre con mi cabello despeinado, mi ropa de deporte y corriendo por los pasillos. Si me hubiesen dado un poco de dinero por cada mala mirada que recibí durante mi paso por los corredores, podría haber comprado todo el país.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 29, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Run awayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora