Terror Espacial (Piloto) ch 3

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                              CAPÍTULO TRES: ¿SIN SALIDA ALGUNA?

Moviéndose con la mayor de las cautelas posibles en los pasillos de la nave, Lisa se asomaba desde los muros para ver si algún Xenomorfo estaba oculto en la oscuridad esperando el momento oportuno para tirársele encima y matarla del modo más brutal imaginable.

No podía confiar solamente en el radar que tenía a mano y antes de ingresar a algún corredor accionaba su lanzallamas para espantar a cualquier Alien o uno de esos arácnidos a los que llama "abraza-caras" que estuviese ahí, especialmente a estos que al parecer no podían ser detectados.

-Bien... parece que está despejado- volvió a andar mirando en todas direcciones y con el dedo en el gatillo de su ametralladora listo para disparar.

Hasta que oyó unos débiles gemidos cerca.

No eran de humanos, pero tampoco de Xenomorfos, sino los que crearía un canino herido.

Al girar a su derecha vio a un perro labrador avanzar lentamente en su dirección al cojear hasta que se desplomó sobre su costado derecho respirando agitadamente.

La prioridad era su familia y demás personas, pero no podía hacerse de la vista gorda si una criatura inocente estaba sufriendo.

En especial si siente que es indirectamente culpa suya.

-Pobre animalito... ¿Cómo se supone que te voy a ayu...?

Retrocedió cuando el Can empezó a convulsionar generando el sonido de carne y huesos triturándose en su interior igual al que crearon los chimpancés que usaron para incubar a Xeno Alfa y demás Aliens.

Soltando un grito de espanto cuando el vientre del perro terminó por desgarrarse manchando de sangre sus botas al surgir un Xenomorfo bebé.

Pero era diferente, porque en vez de ser solamente una cría alargada parecida a una serpiente, este ya tenía delgadas patas desarrolladas casi pareciendo un adulto miniatura.

Que no se demoró en tratar de agredirla luego de rugir demoniacamente.

-¡ALÉJATE DE MÍ, PEQUEÑA ENGENDRO DEL DEMONIO!

De inmediato disparó reventando por completo la parte superior de su pequeño cuerpo que al expulsar su sangre ácida derritió el cadáver del perro del que salió y el suelo bajo este.

-Estuvo muy cerca... y ya no cabe duda, dependiendo del huésped en el que reside, el Alien resultante desarrolla diferentes características. ¿Qué tipo de horrores habrán sueltos por ahí?- de nuevo miró a sus alrededores sabiendo bien que podrá toparse con Xenomorfos con formas diferentes a las que se ha topado hasta ahora.

Todos los pelos de su cuerpo se erizaron cuando escuchó el sonido de pasos en las proximidades.

Disparó al techo y luego al suelo creyendo que Aliens intentarían atacarla por arriba y abajo otra vez, pero no vio nada ni escuchó los característicos rugidos que ellos generarían y menos su sangre ácida derramada. Cuando revisó el radar este no le decía que alguno de ellos estaba cerca.

-¿Será que el estrés y toda esta carga emocional me está haciendo alucinar?- pasó una mano por su cabello al creer que enloquecía.

Hasta que vio algo... o cree que vio algo.

En la parte del pasillo que quemó con su lanzallamas, notó una silueta. No podía apreciar bien lo que era debido a la oscuridad, pero el humo al dar contra ese ser le permitió distinguir su forma humana, diferente a la de los Xenomorfos y no tan grotesco, pero es más grande que una persona promedio, casi invisible y que por un instante iluminó sus globos oculares de color amarillo.

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