Santiago Caputo, el cerebro detrás de la campaña de Milei queda anonadado por ______, un amor que va más allá de sus convicciones políticas, la joven periodista caerá bajo el hechizo del misterioso libertario?
- Dios, no me dejan de patear. - Dije emocionada. Karina me sonrió y me dió la tacita de café.
- Y ya pensaron que nombres les van a poner? - Dijo Victoria, yo negué con la cabeza.
- Lo estamos viendo todavía. La verdad yo no tengo mucha prisa, estoy muy nerviosa por la fecha del parto. - Dije con un claro tono de preocupación mirando mi enorme panza.
- Quedate tranquila, vas a ver que todo va a salir bien. - Dijo Victoria esbozando una sonrisa.
Yo asentí sonriente y miré la hora, con Santiago habíamos quedado que íbamos a ir a ver cómo quedó la pieza de los bebés pero ya había pasado media hora de que tenía que llegar.
Y como si lo hubiera invocado sentí el ruido de su auto estacionarse en la puerta de la casa. Miré a la puerta y ahí estaba mi marido con las dos manos llenas de bolsas. Le dije que teníamos un montón de cosas, juguetes, ropita, el bolsito para el gran día...Pero a veces estaba más entusiasmado que yo. Me levanté como pude y fui a recibirlo.
- Te dije que ya no compres nada más. - Le dije fingiendo estar enojada, me sonrió y me dió un besito en la frente.
- Perdón si les interrumpo la reunión de chicas. - Dijo Santiago al ver que Karina y Victoria estaban sentadas en el sofá.- Que raro verte por acá Vicky.
- No me podía quedar con las ganas de ver la pancita, Javier todo el tiempo habla de sus ahijados. - Dijo Victoria, yo sonreí enternecida.
Habían pasado 8 meses de que me fui de mi casa y me casé con Santiago, todos me trataban muy bien, al principio me costó adaptarme porque Santiago vivía trabajando y yo me quedaba sola en casa, dormía durante el día solo para estar despierta para cuando el llegara. Fue muy duro porque a pesar de que nos habíamos casado y todo a veces tenía y tiene conductas que me llevan a pensar que sigue asqueado con la idea de ser papá, y ni hablar que casi se cayó de culo cuando se enteró que no era uno, si no dos. Pero pienso que es cuestión de tiempo.
Seguramente cuando nazcan los va a amar.
Después de casarme fui a hablar con mi mamá pero cuando le dije que me casé se enojó conmigo y desde ese momento me cortó la comunicación, no me hablaba. La extrañaba demasiado.
Cuando las chicas se fueron, acomodé cada una de las cosas que Santiago compró en la pieza de los bebés, llamé a Santiago para que me venga a ayudar pero me dijo que tenía que recibir un llamado importante de Javier.
- Bueno, mi amor...nos vemos más tarde. - Dijo para después darme un beso.- En un rato va a venir la chica que contraté para que te cuide.
- Contrataste una chica? No me dijiste nada. - Dije arqueando una ceja.
- Esta chica que contraté es una vieja amiga, tranquila que se van a llevar bien las dos. - Dijo Santiago, yo suspiré fuerte y rodé los ojos.
- Que pasa? - Preguntó.
- No necesito a nadie que me cuide... estoy embarazada, no enferma. - Dije molesta.
- Mirá lo que es esa panza, en cualquier momento nacen y yo me quiero asegurar de que mis hijos estén bien y nazcan sanos. Quedate tranquila corazón.
- Bueno, dale. Andá que se te va a hacer tarde.. más tarde vamos a acomodar las cosas en la pieza. - Dije y Santiago asintió, me dió otro beso y salió de casa.
Que aburrida estaba. Me aburría tanto ser una señora. La casa era a todo trapo, tenía todo lo que quería, pero me sentía vacía.
Llamé a Damián para que me visite, a veces venía con Enzo...los dos se habían hecho amigos y Enzo me estaba reemplazando en mi puesto que por cierto no pude renunciar, pedí licencia por maternidad pero renunciar no podía...
Me metí a Twitter mientras esperaba a los chicos pero decidí salir rápido cuando empecé a leer boludeces.
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Dios esta gente no tiene vida...
Y si Santiago me estaba siendo infiel?
Su trato hacia mi no había cambiado, si me molestaba que fuera un poco frío con el tema del embarazo pero el otro día lo enganché justo viendo un tutorial de como cambiar un pañal así qué creo que tan mal no está con eso.
Negué con la cabeza y me reí por las boludeces que se me pasaban por la cabeza.
Escuché el timbre y supuse que eran Damián y Enzo.
- Señora, vinieron a verla sus amigos...Los hago pasar? - Dijo Dora asomándose en el living.
- Sí, Dora. Gracias. - Respondí amablemente.
Cuando los chicos entraron sentí una alegría inmensa, no los veía hace algunas semanas y también no es como que salga mucho de acá. Sólo salía con Santiago.
- Uf y todo esto? No es poca cosa este nidito de amor. - Dijo Damián mirando el interior de la casa. Yo sonreí.
- No me extrañaron? - Pregunté entre risas.
- A pesar de lo rompe huevos que estuviste con lo del embarazo, sí, nos hacés falta. - Dijo Damián, Enzo se rió y asintió.
- Que hermoso te sienta el embarazo, estás muy linda. - Dijo Enzo, yo sonreí tímida y me morí de ternura, hace mucho no escuchaba algo tan dulce.
- Y el fanfarrón de tu marido está trabajando? - Preguntó Damián.- Deberían darle licencia ya, en cualquier momento vas a parir vos.
- Dijo que se la iba a tomar en estos días pero ni idea. Igual por un lado mejor porque está muy cargoso últimamente. - Respondí.- Se hace el que no los quiere pero es más cuida que la mierda.
- Obvio que los va a cuidar si está obsesionado con la perfección ese muchacho, si los pibitos no llegan a ser idénticos a él se muere. - Dijo Enzo, Damián se rió y yo no pude evitar soltar una risa aunque también me preocupaba.
Santiago bromeaba con que los bebés tenían que tener sus ojos y me daba un poco de inseguridad.
