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UNO DE ENERO DE DOS MIL VEINTICUATRO
─Mamita, me da miedo –Oli se tapaba los oídos con los ojos lagrimosos.-
─Vení con papá, mi amor–Enzo agarra a nuestra hija en sus brazos y esta se prende como si fuese una garrapata–Son colores en el cielo Oli, mira.
Ella niega, abrazándolo más fuerte.
Las fiestas las estábamos pasando lejos de casa. Enzo decidió que no íbamos a ir a Argentina esta vez. Yo creo que esta es su manera de "castigarme". No quería que vea a mis familiares.
El año lo festejabamos con Oriana, Paulo, Leandro y Cami, obviamente sus hijos también.
De este lado del mundo tiraban muchos fuegos artificiales, era realmente hermoso para la vista. Llegamos a Roma el veintinueve y nos hospedamos en la casa de Lean. La idea era que estemos todos juntos como amigos y que los nenes jueguen juntos, ya que nunca se veían.
Miraba al cielo con un poco de nostalgia, hace cuatro meses estaba conviviendo con Enzo, supongo que mi actual pareja.
Enzo fue a dejar a Olivia adentro y volvió para afuera. Me abrazó por detrás y juntó nuestros cachetes. El frío estaba presente esta noche, aunque por suerte no era tan helado como en Inglaterra.
─Por fin vamos a tener revancha amor–Pasa la mano por encima de mi abrigo, pasándolas en mi vientre –Feliz año amor de mi vida.
Deja besos en mi mejilla y en mi cuello, yo solo sigo mirando al frente. Enzo deja de estar detrás de mí y se pone enfrente mío. Me mira y sonríe mientras toma mi cara entre sus manos, mirándome con ternura. Le regalo una sonrisa, un poco forzada, aunque intento disimularlo.
Se arrodilla, apoyando sus dos piernas en el suelo, abre mi largo abrigo que me protegía del frío. Cuando tiene mi abdomen destapado, apoya su cara en él y dice:
─Hola bebé, feliz año para vos también–Besa mi panza–Papá y mamá te esperan acá con ansias. Aunque yo más que nadie.–Enzo riéndose sólo. se para y abrocha de nuevo mi abrigo –Voy adentro a ayudar a servir eso que me pidieron, no demores gordi–Se retira besando mi frente.
Los recuerdos de hace un mes y medio atrás me invaden de nuevo. No podía parar de sentirme culpable, se que no es mi culpa, pero también sabía que iba en contra de mi misma.
