¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
┊「 adv 」; ninguna ; 1.4k pal ⋆·˚ ༘ * 🔭
┊se que voy a gozar cuándo vengas llorando
Salí del estudio de grabación algo cansada. Estas últimas semanas le he estado metiendo de más y por más que es algo que ame, me ha estado haciendo mal. Aunque un último esfuerzo lo valía. El álbum estaba casi terminado.
Me acomodo en el auto y tomo rumbo a mi casa, por fín. Por suerte pude acogerme muy buen en Lisboa, a pesar de que hace un año atrás estaba llorando por las calles mientras rogaba que no me dejen, pero son humillaciones que una pasa en la vida, lo normal.
La historia es ésta: Mi nombre es Camila y hace unos años atrás me empecé hacer bastante famosa en mi país, Argentina. Haciendo lo que gusta, empezaba a llenar conciertos y la gente me iba conociendo. No sólo de Argentina, sino que de varias partes del mundo. Y así fue como llegué a Inglaterra, Manchester. Después de un show exitoso, con nuestro equipo decidimos ir a festejarlo a un boliche privado.
Para mi buena o mala suerte, ahí estaba Nicolas Otamendi, jugador de la selección Argentina, que en ese momento era jugador del City. Nos encontramos por pura casualidad cuando chocamos en la escalera del VIP. Tuvimos una pequeña charla muy amigable, me hizo confiar muy rápido en él.
Quedamos en que nos íbamos a ver otro día, para conocernos mejor. Y así fueron pasando los días, las semanas y los meses. Nuestra amistad se fortalecía cada vez más. Nico era muy importante para mí. Cada que podíamos, nos dábamos una escapada para poder vernos. Hasta que una noche, después de un concierto en Manchester, él me confiesa que tiene sentimientos hacía mí. Sin pensarlo dos veces, le digo que lo amo, que al único hombre que quiero a mi lado por el resto de mi vida es a él.
La relación era perfecta, peligrosamente perfecta. Todo era color de rosas para nosotros, eso me encantaba. Las canciones de amor que le dediqué fueron varías. Cuando nos mudamos a Lisboa, las cosas se complicaron un poco, pero yo pensaba que era algo común luego de haber estado tanto en el paraíso.
Una pelea, dos, tres. Siempre podíamos arreglarlo, pero cuando las cosas se complicaba enserion, los problemas pasaban días sin arreglarse.
Y esa era la rutina, pelea tras pelea. Era media estúpida al no poder romper esa relación de una vez. Una relación que a ninguno nos hacía bien, pero mi amor y costumbre por él era muy grande.
En fechas de la Copa América, Nico me llevó a comer después del partido con Ecuador. La noche era perfecta y nuestra relación volvía a ser lo que era antes, eso me ponía muy feliz.
