Bar sin salida de Gotham

#2: La locura de Catwoman

#2: La locura de Catwoman

Mi tiempo en Gotham no pasó tranquilamente pero pasó de todos modos. La ausencia de incidentes era prácticamente un anatema para la ciudad. Tenía que ser algo en el agua. O el cementerio indio, literalmente maldito, sobre el que se construyó la ciudad. O tal vez Gotham era simplemente 'ASÍ'. Mi dinero estaba en los tres a la vez.

Muy rápidamente, mi bar, el Dead End, se convirtió en el lugar favorito para beber de casi todos los secuaces de la ciudad. Incluso algunas de las bandas que no eran villanos se involucraron. Resultó que tener un lugar al que llamar terreno neutral donde podías emborracharte con los tipos a los que acababas de disparar era una idea popular. En el Callejón sin Salida, la gente dejaba sus problemas en la puerta o rápidamente averiguaban por qué este lugar se consideraba neutral.

Honestamente, el negocio iba demasiado bien. Terminé teniendo que contratar a Didi como camarera para ayudarme a administrar todo. Ella era un amor e incluso los canosos secuaces de Gotham no pudieron evitar tomarle cariño a la amable chica gótica que les servía alcohol.

Para un ser fuera del Tiempo y el Espacio, preparó un cóctel excelente. Y de alguna manera, ella siempre parecía libre de echar una mano. Travesuras omniscientes, estoy seguro. Los conceptos de muerte y mortalidad seguramente no se habían tomado un descanso mientras ella trabajaba aquí.

Con Lady Death trabajando en las mesas y su Mano trabajando en la barra... bueno, no había nadie que razonablemente pudiera causar problemas en el Dead End. Cualquiera que lo intentó fue rechazado y duramente cerrado. El Payaso Sin Humor se estaba convirtiendo rápidamente en una historia de terror para los secuaces de Gotham.

Curiosamente, todavía se quedó. Con su sentido del humor literalmente muerto en mis manos, no tuvo más remedio que dejar el Clownz. Hoy en día, simplemente apareció en el bar vestido de civil y me pidió que pusiera uno de los televisores en Cricket o algo igualmente monótono y aburrido.

Buen tipo, ahora que no estaba maquillado de payaso y riendo como un maníaco. Fue por Joey. Tener un nombre que comenzaba con 'J' en Gotham era una sentencia de muerte, pero había superado los insidiosos métodos de reclutamiento del Joker con mi ayuda 'fatal'. Ni siquiera el Joker necesitaba un payaso sin humor.

Al empezar, hubo algunas personas que no recibieron el memorándum sobre el callejón sin salida. Es decir, un grupo de secuaces de Bane que dispararon a la barra cuando descubrieron una pandilla rival de pingüinos bebiendo adentro. Eso... no terminó como esperaban.

"¡Come mierda, Cerebros de Pájaro!" Esa fue la única advertencia que recibimos antes de que el bar se convirtiera en una lluvia de balas.

Mis clientes se agacharon para ponerse a cubierto, la adrenalina corría por sus venas y superaba cualquier embriaguez anterior. Un pequeño grupo de cinco hombres enmascarados rociaron desde la puerta hasta el bar hasta que se secaron los cargadores. Tontos jadeantes, drogados con Venom diluido y sed de sangre, se pararon ante su 'masacre' como si hubieran hecho algo de lo que estar orgullosos.

Ni siquiera me molesté en esconderme detrás de la barra. Me limité a mirarlos y alcé una ceja aburrida para mostrar lo poco impresionado que estaba. Didi tampoco se había molestado en agacharse para ponerse a cubierto. Mirándome, reprimió una risita y trató de igualar mi expresión mordazmente plana.

Sólo después de que cesó el zumbido en los oídos de todos se dieron cuenta de que no había pasado nada. Ladrones, matones y secuaces comunes observaron con incredulidad cómo las heridas indoloras expulsaban las balas que las provocaban y sanaban sin dejar cicatriz ni rastro. Las mesas del bar, derribadas a toda prisa, se enderezaron aparentemente sin ayuda. Los disparos no habían dañado ni un solo vaso o botella.