Bar sin salida de Gotham

#27 INTERLUDIO 1: La Luz Inmortal

#27 INTERLUDIO 1: La Luz Inmortal

Una mujer solitaria estaba parada ante siete pantallas, dispuestas en semicírculo a su alrededor. Cada pantalla proyectaba una silueta, completamente oscurecida por la luz. Y aunque las expresiones de las personas al otro lado de las pantallas eran imposibles de distinguir, estaba claro que la mayoría de ellas eran... actualmente desagradables.

La expresión de Amanda Waller, la mujer solitaria, era muy parecida. Era una mujer dura. Tanto en su comportamiento como en cómo afrontó los problemas que le planteaba su papel. Para Waller, implacable e intensamente pragmático, el fin siempre justificaba los medios.

'El Muro' era inquebrantable y temido con razón. Quienes la amenazaban dormían con los dos ojos abiertos. Y aquellos que amenazaban lo que ella tenía la tarea de proteger fueron eliminados de la ecuación de manera discreta y eficiente. TODAS las ecuaciones...

Así fue como se encontró creando y controlando el legendario Suicide Squad. Ella dirigió ese programa con mano de hierro, manteniendo a sus participantes criminales a raya con el palo y la zanahoria. Y ahora, había venido a informar a estas figuras, cuyas verdaderas identidades desconocía incluso ella.

Al menos deberían haberlo sido. Afortunadamente, Waller era una mujer terriblemente competente. Lo suficiente como para que incluso Batman se viera obligado a reconocerla, aunque estaba lejos de estar de acuerdo con sus métodos. Las verdaderas identidades del grupo para el que ahora trabajaba parcialmente no habían escapado a su atención.

No podía ser considerada (por casi nadie que hubiera oído hablar de su infamia) como la persona más agradable del planeta. Lo mismo podría decirse de casi todos los asociados con estas pantallas de luz en esta habitación aislada y segura.

El Consejo de la Luz no era una organización malvada. Tampoco era una organización puramente buena. De hecho, no era una gran organización. Podría ser más razonablemente equiparado a una sociedad secreta: una alianza de siete individuos poderosos, cada uno con sus propios motivos y recursos. Uno de conveniencia, beneficio compartido y ganancias.

El mayor punto en común compartido entre ellos fue su conexión con la humanidad. Se encargaron de proteger la Tierra de amenazas de todo tipo. Amenazas que muchos otros ni siquiera considerarían hasta que fue demasiado tarde. Eran algunos de los guardianes y guías supremos de la humanidad, la Luz en la Sombra.

Incluso una mujer peligrosa y temida como Amanda Waller era sólo un agente de la Luz. Ella era, sin embargo, el agente más eficaz de la Luz. Uno con conexiones y recursos que potencialmente podrían coincidir con los miembros principales de la Luz. Como tal, hombres y mujeres más allá de su alcance la mantenían bajo control.

Detrás de siluetas de luz blanca, el Consejo esperaba el informe de Waller. Coordinar a personas tan poderosas no fue una tarea fácil. Y ninguno de los presentes estaba dispuesto a perder el tiempo. Bueno... LA MAYORÍA no estaban dispuestos a perder el tiempo...

El creador original de la Luz se proyectó en medio del encuentro. Era un hombre más allá del razonamiento mortal. El ser humano más viejo vivo por un amplio margen. Un inmortal. Un tirano. Un Emperador en todo menos en el nombre. Vandal Savage era la humanidad encarnada.

Savage era un hombre complejo de motivaciones casi incognoscibles. Con nombres y personajes dispares, dejó su huella en la historia. Sin él, la humanidad podría resultar irreconocible en su forma actual. Sin embargo, una de sus motivaciones era clara: no se avergonzaba de su creencia en la humanidad. Él debía guiar al mundo y llevar a la humanidad a su máximo potencial. Savage creía que la humanidad era suprema, especial en el universo inquebrantable. En muchos sentidos, no se equivocó...