38: Los aspectos de Raven

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38: Los aspectos de Raven

"Azarath Metrion Zinthos..."

Calma. Ella estaba tranquila. Ella era la dueña de sus emociones. Ella tenía el control. NADA le quitaría eso. Desde dentro o desde fuera. El tiempo pasaría. El mundo cambiaría a su alrededor. Y a pesar de todo, Raven mantendría la misma homeostasis. Ella tenía que. No había otra opción...

El tiempo de Raven en la Tierra había cambiado muchas cosas. Ahora tenía amigos. Personas que disfrutaban de su compañía, que no desconfiaban (con razón) de su mera presencia. Un lugar al que ella llegaría a llamar hogar. Y su nuevo deber ciertamente nunca fue aburrido.

Pero aún había más cosas que seguían igual. Su herencia y linaje eran una maldición que la atormentaba constantemente: mente, cuerpo y espíritu. La amenaza de su demoníaco padre se cernía sobre su cabeza. Ahora, más cerca que nunca. Y como siempre, la obligaron a limitarse tan drásticamente. Siempre incapaz de permitirse sentir, VIVIR, por miedo a las brechas que tales acciones abrirían en sus defensas.

No era una existencia saludable. Incluso la propia Raven podía ver eso. Ella constantemente se resistía a sus estrictas restricciones autoimpuestas. Su misma alma estaba encadenada por las emociones que tanto buscaba controlar. Pero era la única manera... La única manera en que Raven podía estar segura de que el mundo que la rodeaba estaría a salvo.

Su padre era un peso pesado que nunca abandonaría sus hombros. Había vivido temiéndole desde que podía recordar. Había dedicado gran parte de su vida a detener su influencia sobre ella, a desviar su control. Mientras él viviera, ella nunca estaría libre de él.

Lord Trigon, el diabólico conquistador del cosmos, tenía planes para su hija. Ambiciones. Aquellos en los que Raven no quería participar. Desde que su madre le había compartido la verdad, Raven prometió nunca dejar de luchar contra su padre. Ella nunca le dejaría ganar.

Toda su vida, Raven había oído hablar de la devastación y la ruina que él provocó. Aprendió del MAL que constituía su propio ser. Su padre no era sólo un monstruo. Él era el Rey de los Monstruos. Y parecía que Raven existía únicamente para mantener a raya su insidioso alcance.

Era una broma cruel de existencia. Quizás el más cruel de todos. Una hija, no destinada a continuar el legado de su padre, sino a resistirlo hasta que todo lo demás se desvaneciera. Hasta que ella se convirtió en nada más que un candado para contener el mal y el pecado.

Su propósito dejó a Raven vacía. Apenas más que un recipiente que detestaba ser llenado. Un engranaje que se resistió a su uso. Por mucho que se esforzara por redimirse, Raven sentía que nunca sería limpiada del pecado original de su vida. Nacida de la violación, el engaño, el odio y el pecado, Raven no fue simplemente maldecida. Ella ERA la maldición, siempre amenazando con corromper todo lo que tocaba su repugnante linaje.

Dentro de su habitación en la Torre de los Titanes, Raven meditó. Ella flotaba a unos treinta centímetros por encima de su cama, sentada con las piernas cruzadas y envuelta en una reconfortante oscuridad. Era una mala excusa para un santuario. Pero era de ella. Un símbolo de su libertad actual, sin importar cuán fachada dicha libertad fuera realmente...

Y dentro de la propia Raven, su palacio del alma, encerrado y encadenado fuertemente, una sombra de emoción personificada se burló: "Genial. Otra jodida fiesta de lástima".

Raven abrió los ojos, no para mirar hacia afuera sino hacia adentro, mirando sus emociones a la cara, "Tu comentario es innecesario, Passion. Estás siendo completamente inútil".

Passion le devolvió la mirada, "Bueno, tal vez no tendría que ser 'inútil' si no fueras un maldito tonto todo el tiempo".

"¡Sí, estoy con Pasión!" Rabia... furiosa. "¡Esta mierda es una puta mierda! ¡Nunca podemos hacer NADA! ¡No nos dejas salir! ¡Nos ignoras! ¡Somos tú, perra! ¡No puedes simplemente encerrarnos así!"

Bar sin salida de GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora