La conversación era previsible, pero al encontrarnos frente a frente, discutimos sobre el ritmo acelerado con el que estábamos avanzando. Ambos somos conscientes de la necesidad de tiempo para conocernos verdaderamente. Nos comprometimos, con un gesto tan simbólico como un apretón de meñique, a esperar hasta que estuviéramos listos para cultivar una relación sana y hermosa. Ambos coincidimos en que este esfuerzo marca el inicio de una amistad sólida y duradera.
Este capítulo es breve, pero en el próximo ampliaré esta breve introducción y crearé una narración más extensa y esmerada. Gracias por tu lectura y seguimiento. ¡Hasta la próxima entrega!
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Bea x Edgar la historia de una abeja solitaria
Romanceveremos la trágica historia de nuestra protagonista y el enamoramiento de la misma