Duelo de Espadas

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En la nevada ciudad de Sharia, situada en la parte septentrional del continente central, donde el invierno se hacía sentir durante todo el año con la caída constante de la nieve, dos guerreras se encontraban inmersas en un entrenamiento de espadas. En un patio de entrenamiento rodeado por altos muros de piedra gris y cubierto por un manto blanco, Eris Greyrat, una joven pelirroja con una determinación ardiente, se enfrentaba a Shylpie, una elegante elfa cuyo cabello blanco como la nieve y ojos cristalinos reflejaban la luz plateada del invierno.

"¿En verdad crees que protegerás a mis hijos y a los tuyos solo con la magia? ¿Crees que es suficiente?" Eris lanzó la pregunta con un tono desafiante, su espada lista para el próximo intercambio de golpes.

Sylphie no era particularmente hábil con las espadas; prefería confiar en su habilidad mágica. Sin embargo, sabía que en un futuro, enfrentarse únicamente con hechizos podría ser un riesgo grave. Así que aceptó el desafío de Eris, dispuesta a demostrar que su habilidad en la magia no la hacía menos capaz en el combate cuerpo a cuerpo.

La elfa alzó su espada con determinación, aunque un destello de incertidumbre cruzó sus ojos cristalinos. Ella sabía que debía equilibrar sus habilidades mágicas con el dominio de la espada si quería ser una guerrera verdaderamente formidable.

Sin embargo, cuando el duelo comenzó, Shylpie luchó por encontrar su ritmo. A pesar de su determinación, su falta de experiencia en el combate cuerpo a cuerpo se hacía evidente. Eris, por otro lado, se movía con agilidad y precisión, aprovechando cada oportunidad para lanzar golpes certeros.

Eris avanzó con un corte diagonal descendente, pero Shylpie bloqueó el ataque con su espada en el último momento, sintiendo el impacto resonar en su brazo. Con un rápido movimiento, intentó contraatacar, pero su golpe fue esquivado por la pelirroja, que se apartó con un hábil paso lateral.

La nieve crujía bajo sus pies mientras se movían en un duelo que parecía estar inclinándose cada vez más hacia el lado de Eris. La humana continuaba presionando con una serie de ataques rápidos y precisos, obligando a Shylpie a retroceder ante su ferocidad.

Shylpie se esforzaba por contraatacar, pero cada golpe parecía ser bloqueado o esquivado por Eris con una facilidad sorprendente. La elfa se movía con gracia y elegancia, pero le faltaba la fuerza y la agresividad de su oponente.

A medida que el duelo continuaba, la determinación de Shylpie crecía. A pesar de sus dificultades, se negaba a rendirse, concentrándose en cada movimiento y buscando una oportunidad para cambiar el rumbo del combate a su favor.

Eris, por su parte, reconocía el esfuerzo de su compañera de entrenamiento y la animaba silenciosamente a seguir adelante. Aunque su objetivo era ganar el duelo, también sabía que el verdadero crecimiento venía de desafiarse mutuamente y ayudarse a mejorar.

En medio del crujido de la nieve y el choque de las espadas, Eris y Shylpie continuaron su duelo, cada una luchando con determinación y valentía. Cada movimiento era calculado, cada golpe era un desafío, pero juntas estaban forjando un vínculo especial mientras buscaban alcanzar su verdadero potencial como guerreras.

Concentrada en el combate, Shylpie buscó una apertura en la defensa de Eris. Aprovechando un breve momento de distracción de su oponente, la elfa intentó un rápido ataque lateral, pero Eris anticipó el movimiento y bloqueó el golpe con un giro rápido de su espada.

El sonido metálico resonó en el aire helado mientras las espadas chocaban una vez más. Shylpie retrocedió, recuperando el equilibrio y preparándose para el próximo intercambio. Esta vez, decidió cambiar su enfoque. En lugar de intentar igualar la fuerza bruta de Eris, se concentró en su agilidad y en encontrar brechas en la defensa de su oponente.

Overlord y un Nuevo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora