Capitulo 2 - Que caiga el dado

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- Pandora arriba, que el campo no se va a arar solo - Una voz diferente estaba llamando a Pandora...¿un campo?

Pandora comenzó a abrir los ojos, una fuerte luz iluminaba el sitio, una pared de arcilla, varias camas de paja alrededor y una pequeña apertura en la pared que podría ser una ventana. Pandora avanzó por la sala, todo con un toque bastante antiguo, varias columnas y alguna que otra escultura de mármol tallado.

No estaba en el mismo sitio que ayer, parecía otra época, otro sitio..pero ¿misma chica?Pandora avanzó por el poblado, la gente vestía túnicas y ropa algo desgastada, muchas de ellas iban con cántaros y otros con el ganado por la calle, el bullicio indicaba que estábamos en el mercado de la zona, pero Pandora siguió avanzando sin detenerse hasta el río.

Pandora se inclinó al agua, observando su reflejo en la superficie tranquila del río. Su rostro, bañado por la luz del sol, mostraba una expresión de curiosidad y asombro mientras contemplaba el mundo que la rodeaba. Sus ojos, brillantes y profundos, reflejaban la belleza natural que la rodeaba y la fascinación por lo desconocido.

El sonido suave del agua fluía a su alrededor, mezclados con los murmullos de la gente y los animales en el mercado cercano. Pandora podía sentir la energía vibrante del lugar, impregnada de la vida cotidiana y la actividad constante de la comunidad.

A medida que se enderezaba, una brisa suave acariciaba su cabello, haciéndolo ondear delicadamente alrededor de su rostro. Su presencia en el mercado parecía haber atraído la atención de los lugareños, quienes la observaban con curiosidad y asombro.

Pandora se sentía como una extranjera en este mundo antiguo, pero al mismo tiempo, se sentía conectada de alguna manera con el flujo eterno de la vida que la rodeaba. Con una sonrisa en los labios, se preparó para continuar su camino hacia el templo de Atenea.

Poco a poco podía notar como mi mente divagaba entre los pensamientos de Pandora y los míos, me costaba diferenciar mi realidad de la suya. pude notar como en la cadera izquierda Pandora cargaba una espada y en su mano un libro, por la mente de Pandora viajó un pequeño pensamiento del libre, parece que es de historias de la época.

Sin embargo, una extraña sensación comenzó a envolverme mientras avanzaba. Los límites entre mi propia identidad y la de Pandora parecían desdibujarse, y mis pensamientos se entrelazaban de manera confusa. ¿Era yo quien caminaba hacia el templo, o era Pandora quien se adentraba en su mente?

- Diosa de la sabiduría y la estrategia, indicame mi camino a seguir - La voz de Pandora murmuraba en la cabeza - Por favor Atenea guíame

Un pequeño búho se posó en el hombro de Athena, Pandora parecía tener claro el camino, aunque no sabía a dónde íbamos. Pandora avanzaba con paso firme hacia un pequeño claro en el bosque donde había varios muñecos se alzaban como poderosos guardianes del bosque. Pandora dejó el libro a un lado y desenvainó la espada, los muñecos apenas tienen oportunidad ante la habilidad de Pandora, aunque hay que decir que no se movían mucho.

Agotada Pandora se acercó a un río cercano, sintiendo el suave murmullo del agua que fluía a su alrededor. Con un suspiro de alivio, dejó que su túnica se deslizara lentamente por su cuerpo, revelando su piel pálida a la luz del sol filtrada a través de las hojas de los árboles.

El frescor del agua tocó su piel, brindándole un alivio bienvenido después del calor del combate. Se sumergió en el río, dejando que el agua fresca la envolviera y revitalizará sus músculos cansados. Cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de paz y renovación que le ofrecía el río, dejando atrás las tensiones y preocupaciones del día.

- Ahora también vienes aquí a bañarte, ya no hay manera de verte desde mi casa - Comentó una voz masculina

- Me gustan más estas vistas querido, además solo quieres que vaya allí para verme sin ropa, así al menos te ganas las vistas - Sonrió Pandora mientras se hundía en el agua tapando lo que podía

Ante el movimiento de pandora el hombre se alejó al claro del bosque esperando que Pandora volviera más tapada. Mientras se marchaba Pandora se quedó mirando al hombre, alto y musculoso, con el pelo oscuro y una gran firmeza en sus pasos. Epimeteo, que dice ser hijo de los dioses y que podía ver el pasado, nadie le creía, aunque esos brazos podían ser dignos de un titán.

Pandora se vistió y se enfundó la espada nuevamente, se ató las sandalias y se recogió su pelo dorado en una coleta, avanzó hasta el claro y se puso a hablar con Epimeteo. Entre ellos dos parecían saber muy bien de lo que estaban hablando, pero no entendía nada, en un descuido Epimeteo le agarró la muñeca a Pandora con una mirada seria, podía notar como el interior de Pandora se revolvía y una sensación de malestar invadía todo el cuerpo, haciendo que tuviera ganas de vomitar.

Pandora se soltó de un golpe y volvió corriendo a casa, jadeante Pandora se detuvo en la pared de su casa y comenzó a llorar, no entendía nada, pero tampoco podía consolarla.

Con los ojos cerrados, no podía ver nada, solo oír el ruido de la gente pasando y murmurando , podía sentir cada una de las emociones de Pandora. Me concentré en separar sus emociones de las mías, pero con cada esfuerzo me diluia mucho más en ella, era una sensación muy extraña, Pandora abrió los ojos, un niño estaba delante con los ojos grandes como platos ofreciendo una manzana a Pandora, el niño apartó sus mechones cobrizos y sonrió a Pandora.

- Me encantaría aceptarla, pero aun eres un poco pequeño - Sonrió Pandora con dulzura

- Solo es comida Pandora, no te confundas, hay otra niña que me gusta - El niño esbozó una sonrisa tímida

- Gracias - Aceptó Pandora la manzana con un poco de desilusión - Dime Tribu, que haces aquí en lugar de estar en el mercado

- Bueno, alguien robó una manzana y tenía que darle su merecido - el niño sacó la lengua mientras se reía a carcajadas - Mi mami me dijo que viniera a verte, que necesitábamos tu ayuda, tenemos un problema con las cuentas y eres la unica que sabe como arreglarlo

Pandora sonrió ilusionada y fue a ayudar al niño, se secó las lágrimas y fue con el pequeño. La madre del niño le contó el problema, parece que llevaban tiempo perdiendo dinero y frutas y verduras, pero nadie les había robado nada y tampoco había roedores. Pandora bajó al sótano y analizó cada uno de los rincones, efectivamente no había ratones, ni ningún animal, Pandora analizó lo que ellos decian que tenian y vio el problema con facilidad.

- Tenéis un agujero en el granero, las frutas redondas se han colado por el agujero y habían terminado en otro sitio, tendreis que arreglarlo primero... - Un bullicio interrumpió a Pandora, salieron corriendo, un grupo de personas estaban peleando por una gallina, con un rápido movimiento Pandora los separó con un codazo a cada uno.

La gente se calló de repente y Pandora comenzó a dar un discurso, podía notar sus emociones, como su corazón se engrandecer y su confianza volvia a su ser, tras el pequeño discurso, la gente se fue sin protestar y Pandora regreso a su casa una vez solucionado el problema con el niño.

Optó por subir a lo alto de su casa, se sentó con las piernas cruzadas y dejó que su mirada se perdiera en el horizonte, donde el sol comenzaba lentamente a descender. Los colores cálidos del cielo pintaban un espectáculo impresionante, con tonos dorados, naranjas y rojos que se fundían en el paisaje.

Pandora respiró profundamente, sintiendo la brisa suave acariciar su rostro y el calor reconfortante del sol en su piel. En ese momento, todo parecía estar en paz, y ella se permitió simplemente existir en armonía con el mundo que la rodeaba

¿Mañana seguiré aquí? Me gusta este sitio

La Caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora