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Gustabo miró al suelo sin querer sufrir otro golpe con aquella porra, el pelinegro se agachó agarrando el mentón del rubio para que lo mirara a los ojos aunque el mayor portaba gafas, a los segundos Conway gruñó molesto.

-Gustabín Gustabín, siempre te lo dije, eres mío, tu culo es mío, me perteneces-dijo el de las pistoleras antes de besarlo con agresividad haciendo que el ojiceleste se resolviera intentando de separarse de aquel beso que le causaba repulsión, cuando consiguió separarse se limpió la boca asqueado por aquel beso.

Conway decía que odiaba al rubio y lo diría una y otra vez sin cansarse, era inocultable el hecho de que le jodió a su ego que el ojiceleste le dejara, admitía que solo estuvo con él porque de cierta forma era parecido a Julia su difunta esposa, pero el de la corbata no olvidaba y en su mente debía hacer la vida del ojiceleste imposible porqué si no era suyo no iba a ser de nadie.

-recuerda que eres mio-le susurró al oído para luego empujarlo e irse de su despacho dejando a Gustabo asqueado mientras aún se limpiaba la boca y maldecía al super molesto, cuando recordó que Noah le esperaba con el patrulla en la puerta se levantó con cuidado algo adolorido y salió de comisaría para luego acercarse a la ventanilla del patrulla y observar como el subcomisario seguía esperándole, se montó en el Z con cuidado bajo la atenta mirada del contrario quien lo miró preocupado.

-¿estás bien García?-cuestiono levantando un poco su camisa observando el golpe en la cadera el cuál aún estaba rojo-sin duda no estás bien, vamos al hospital hijo-sin quererlo se le escapó ese "hijo" y es que el pelicastaño veía a Gustabo como el hijo que le gustaría tener, pero al tener al rubio ya no quería tenerlo porque para que desear a otro si ya tenía al ojiceleste.

-estoy bien Noah enserio, el súper me pegó con la porra y ya-trato de no darle importancia aunque el contrario ya estaba al lado del hospital, al inspector no le dio tiempo a quejarse ya que el sub ya había abierto la puerta del copiloto y cargado al ojiceleste para que no se hiciera daño caminando.

Castro apareció y ladeó la cabeza extrañada al ver a su esposo cargando al rubio mientras corría hacia ella preocupado por el menor quien miraba a la pelirroja en silencio.

-¿que pasa aquí? ¿Le paso algo a Gustabo?-cuestionó revisando con la mirada al nombrado quien negó levemente mientras que el mayor asentía confundiendo a la jefa de los ems-lo voy a revisar y más vale que tenga algo porque si no de verdad que os mató por hacerme perder el tiempo.

-gracias mi amor-le dio un leve beso a su esposa y dejó al herido en una camilla donde Castro empezó a revisarlo levemente hasta llegar al lugar del golpe donde puso una mala cara al verlo.

-¿y tu donde te has hecho esto? Porque creo que un civil te haya pegado así eh-aplicó crema con cuidado mientras el rubio se quejaba de lo fría que estaba y del dolor que le producía el contacto de la mano con aquel moratón.

-fue Conway-fueron las únicas palabras que formuló dando respuestas sobre el asunto del cuál no quería comentar porque no tenía ganas de acordarse de aquel beso que le causaba repelús.

La mujer no comentó nada aunque le molestara el echo de que aquel hombre hubiera pegado a Gustabo y es que quería encargarse de hablar con el de las pistoleras sobre ese tema y otros más que le molestaban de él.

Cuando Castro curó a Gustabo el subcomisario entró mirando a su mujer esperando que le dijera que estaba bien y podría seguir patrullando con él, pero no sucedió.

-Gustabo debe descansar hasta mañana para poder trabajar con eficiencia-la pelirroja le dio un leve beso a Noah y se fue para atender cosas en el hospital ya que al ser la jefa siempre tenía cosas que hacer.

-Gustabo ¿nos vamos? Te dejo en casa-le propuso con una sonrisa el pelicastaño quien observaba al rubio por si necesitaba su ayuda en algo.

-gracias Noah-agradeció mientras salía de aquella habitación haciendo contacto visual con aquel mecánico de ojos verdes quien al verlo se acercó.

-Gustabo ¿que tal estás? Hace mucho que no nos vemos-miró al subcomisario confuso por tal preocupación ya que cuando se acercó al ojiceleste disimuladamente puso su mano en el hombro del inspector y lo escondió levemente detrás suya.

-bien, bien, tuve un pequeño accidente-se rió levemente siendo amable con el jefe de los mecánicos quien extrañamente estaba interesado en su bienestar.

-joder, espero que mejores eh y si necesitas algo puedes avisarme-puso su mano en la cabellera del rubio y le sonrió tiernamente dando confianza al rubio quien aún no se fiaba mucho de aquel ex mafioso.

-sí claro, haber si mañana me paso para hacerle un tuneo a mi coche que me han hecho una broma y ya no corre nada-soltó una leve risa recordando como Isidoro se había arruinado por aquella broma y había palmado unos 70 mil euros.

-venga, te espero mañana y te lo tuneo de nuevo te lo pongo full-tras una leve charla bastante amena se terminó yendo con Holliday quien lo acompaño a casa e incluso entró junto a él mientras le hablaba y hacía reír al menor.

Una vez que el sub se fue sintió un vacío en su interior, soledad, algo que sentía bastante a menudo cuando no había gente a su alrededor y que le aterraba bastante ya que lo único que le llegaba a asustar era quedarse solo sin nadie pero a la vez temía volver a dañar a las personas porque se arrepentía de lo ocurrido con la mafia, lo ocurrido en la iglesia, con Conway, con Horacio y con  más personas las cuales daño, se sentía culpable.

𝚅𝚎𝚗𝚞𝚜... (Nadantabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora