XI

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Los primeros rayos de sol entraban por la ventana indicando que el día había comenzado para Gustabo, con pereza se despertó sabiendo que iba a ser un día muy largo ya que Castro le había obligado a tomarse un día libre y eso era lo que menos quería el rubio ya que no le gustaba estar solo con su mente y sus pensamientos y sobretodo no solo con Pogo porque no podía soportarlo, la pastillas no daban solución a aquello, podía escucharlo y oír como cada día le torturaba hablándole y convenciendo de dejar de tomar aquellas pastillas que "no servían para nada" a palabras del payaso que tanto dolor le había causado tanto en un pasado como en el mismo presente.

El timbre de su casa sonó sorpresivamente sacandolo de sus pensamientos, abrió la puerta de aquello a lo que ni él consideraba un hogar encontrándose de cara con Freddy quién le miraba sonriente con unos cafés en la mano y en la otra una bolsa de lo que parecían dulces de una pastelería, en ese momento el rubio no deseaba ninguna visita y la del gallego le había causado curiosidad al ojiceleste, tanta que lo dejó pasar sin mucha confianza porque era consciente que este tenía un gran odio hacía él.

-¿rubia como estás? Castro dijo que apareciste en su consulta algo herido y vine a visitarte, te traje el desayuno-le extendió el café y la bolsa de dulces la cuál la acepto sin decir nada, la miró esperando que todo fuera una broma como la que se echaban siempre y que cuando abriera la bolsa hubiera una araña o algo raro pero no, habían donuts de distintos sabores sin trucos ni nada raro.

-gracias Freddy, no tenías porque-contestó aún perplejo por ese gesto de amabilidad tan repentino que no esperaba ver del gallego.

-Tabito sé y soy consciente de que quizá no te trate como debí haberlo hecho desde que nos conocimos, te odié por algo que no eres, un monstruo y lo siento mucho-Gustabo en ese momento no sabía en que piedra meter su cabeza, aquellas palabras hicieron al ojiceleste sentir como su corazón se aceleraba y sus ojos se cristalizaban.

-yo...te perdono-fue lo único que fue capaz de decir el rubio quien batallaba por no llorar ante aquellas palabras que le habían llegado al corazón, de un momento a otro sintió como los brazos del de los ojos color avellana lo aprisionaban en un abrazo el cuál el ojiceleste aceptó.

Luego del desayuno que extrañamente compartió con Freddy de manera bastante amena y con conversaciones agradables el gallego se tuvo que ir a trabajar dejando al ojiceleste solo en casa mirando hacia la puerta para luego caer en que debía ir a los mecánicos para que me arreglen el coche que Isidoro había tuneado a manera de broma aunque el mujeriego se había arruinado con esa pequeña broma, puso su mano en el pomo de la puerta pero antes de abrirla cayó en que no tenía las llaves del vehículo.

-¿donde estaban las de repuesto?-trato de recordar el lugar donde las había metido, suspiró al no recordar del todo ya que solo tenía un vago recuerdo de haberlas metido en un cajón, miró los muebles y abrió cajón por cajón hasta que las encontró, sus ojos se fijarón en las fotos que había en aquel cajón junto a la llave, la mayoría con Horacio, agarró una mientras suspiraba recordando cada momento pasado con él, recordaba de forma leve algunas conversaciones que sin duda marcaron su vida y también otras que eran bastante graciosas o tristes, incluso tenía un cuaderno donde solía anotar algunas conversaciones que tenían para no olvidarlas nunca.

-horacio-dijo en un suspiro algo triste de no verlo, no sabía nada de él ni de que había pasado con su vida y ni siquiera había ido a visitarlo al hospital psiquiátrico cuando estaba ingresado, sonrió de forma leve al recordar cierta conversación que tuvieron cuando eran solo unos críos que vivían en la calle.

Horacio cuando tenía la corta edad de cinco años usaba "tu" en vez de "yo", Gustabo no sabía mucho en ese entonces de hecho ni sabía escribir y eso que tenía diez años ya que no había recibido la mínima educación. Una tarde de verano mientras hablaban el pequeño de los dos volvió a confundirlos.

-tu tengo calor-pronunció ya que donde vivían no es que hiciese poca calor por esas fechas, no tenían nada para saber los grados pero ambos podían asegurar que era uno de los veranos más cálidos.

-Horacio, yo soy yo y te digo tú a ti pero tú eres yo ¿entiendes?-trató de corregir el rubio a su hermano porque aunque no fuera de sangre seguía siendo su hermano menor.

-te explicas raro Gustabo-añadio mientras reía, no lo había entendido muy bien pero era algo gracioso ver como el ojiceleste trataba de volver a explicarle como buenamente podía a pesar de que cada vez se explicaba peor que la vez anterior.

Gustabo se empezó a reír al recordar aquello y como cada vez lograba liar más a Horacio intentando explicar algo simple pero también se venía a la mente el pensamiento que tuvo luego de esas explicaciones para nada exitosas y era que deseaba que Horacio pudiera ir al colegio y que logrará tener un gran futuro con muchos amigos, un hogar a donde ir, una familia y por supuesto un gran trabajo que le gustara y ese pensamiento sólo permaneció en la cabeza del rubio mediante crecía y aunque no había conseguido por completo que tuviera una buena educación al menos pudo aprender bastante gracias a una maestra que Gustabo conoció a la edad de once años la cuál se ofreció a enseñar al menor sin saber que ellos no tenían hogar ni padres y aunque aquella mujer se ofreció a dar "clases particulares" también al rubio el se negó diciendo que centrará su tiempo sólo en Horacio.

-¿como estará aquella mujer? Aún recuerdo que cuando nos conocimos y le dije que me llamaba Gustabo con b me dijo "dices tu nombre mal" y nos empezamos a pelear aunque yo no supiera nada de ortografía o de nombres-habló para si mismo como acostumbraba a hacer cuando estaba solo ya que no le gustaba el silencio para nada, agarró otra foto y la miró para luego suspirar y dejar todas aquellas fotos del cajón encima del mueble ya que planeaba revisarlas luego cuando llegara con su coche del mecánico, agarró las llaves y salió de casa diciendo un leve "me voy" aunque viviera solo ya que recordar un poco de su infancia lo había hecho ponerse algo sentimental, se subió al coche y se dirigió al mecánico con su coche que estaba bastante feo pintado con colores que ni pegaban los unos con los otros.





Hacía mucho que no actualizaba y me entraron ganas de hacerlo, tenía un pequeño bloqueo y no se me ocurrían ideas pero saldré poco a poco.

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⏰ Última actualización: Jul 15 ⏰

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𝚅𝚎𝚗𝚞𝚜... (Nadantabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora