- Cambiando de tema: sigo con hambre. ¿Hago mal pidiéndome ahora una barrita de chocolate? - Miyeon espera paciente mi aprobación, como una niña.
-¿No estabas a dieta?
-Le he echado dos sobres de azúcar al café, creo que la dieta me la he saltado para el resto del día, ¿no?
-Ve por tu súper barra de chocolate, anda.
-Barrita -me corrige Miyeon -. Y no me mires así por usar el diminutivo. Yo no tengo la culpa de estar acostumbrada a cosas más grandes...Su tono deja muy claro a qué se refiere. Entrecierra los ojos y dibuja una perversa sonrisa. Yo me pido lo mismo que debe de estar recreando mi amiga en su cabeza, con o sin chocolate.
Miyeon me deja solo. Miro las otras dos sillas libres, que deberían estar ocupadas por Jae y Sana. Los cuatro cursamos tercero de Publicidad y Relaciones Públicas en la Facultad de Ciencias de la Información. Mi momento preferido es cuando hacemos dos de las cosas que más me gustan: juntarnos aquí, en la cafetería de la uni, y, por supuesto, tomar café.
Me digo a mí mismo que basta de pensar en esas cosas. Y entonces, como si el destino decidiese sacarme el dedo del medio, veo entrar por la puerta al Chico de los Ojos Negros que parecen un universo.
Querido diario, esta es una parte importante de mi historia, porque estoy hablando de Jungkook. Y ¿quién es Jungkook? El chico con el que la mayoría de los estudiantes desearían tener una
cita, servirle un café y terminar en la cama. Metro setenta y ocho de testosterona. Piernas ejercitadas. Pelo negro peinado de manera informal. Mandíbula fuerte y masculina. Labios delgados y sexys. Y una voz que te imaginas susurrándote «voy a correrme dentro de ti, pero para eso antes quiero que grites un poco más». Tomo un sorbo de café. Y lo único que consigo es tener más calor.-¿A quién estás mirando?
El tiempo parece dar una zancada, porque de pronto me doy cuenta de que Miyeon no solo está sentada enfrente de mí, sino que se ha comido ya un tercio de la barra y no me he enterado de nada. Intento recomponerme lo mejor posible.
-¿Eh? A nadie.
-Lo que tú digas. Oye, Jimin, ¿a ti te sabe bien esto? -pregunta señalando su café-. Porque creo que voy a empezar a cambiarlo por el de las máquinas de afuera. Además, aquí si pides un capuchino te miran con mala cara y terminan poniéndote café con leche. Ni se molestan en fingir que lo intentan.
-Ajá -respondo sin prestarle atención, porque en realidad vuelvo a mirar a Jungkook. Uno de sus colmillos se marca en la comisura cuando se muerde el labio inferior. Su sonrisa se hace más grande y le oigo soltar una carcajada. Bueno, no la oigo porque hay mucho alboroto, pero ya sé cómo suena.
Es una de esas risas que te deja desarmado, incitándote a cerrar los ojos y abrir la boca.
Jungkook acaba de sacar un plátano de uno de los bolsillos de su mochila. Lo mira con recelo antes pellizcar la punta y tirar hacia abajo, desnudándolo. La fruta se abre como una flor en primavera. Sus labios se separan y los dientes relucen mientras se lo introduce en la boca. Mi imaginación se chupa los dedos.
Joder. Se lo está metiendo entero.
-¿Otra vez? -protesta Miyeon-. En serio, ¿a quién miras todo el rato?
-A nadie, a nadie.
-Jimin, siento decirte que todo eso de disimular... no es precisamente tu
fuerte.
-¿Por qué dices eso?Ya les subí la otra parte. Si les gusta porfi háganmenlo saber. Me motivan sus mensajes 💗
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Los cuerpos de la habitación roja| Kookmin au ☆
RomanceMe llamo Jimin y tengo tres normas: Nadie puede descubrir mi secreto. Solo podemos 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳 dentro de la habitación roja. Y la más importante, no voy a enamorarme de él. ☆ ADAP del libro "los cuerpos de la habitación roja" de...