Cap.9

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En su propio cuarto, todos los candelabros estaban de vuelta en sus lugares y Doyoung no apareció para retirarlos. Aunque la conclusión obvia fuese que John no vendría a verlo, aun así, Ten lo aguardó sentado en la cama, en medio de la oscuridad, deseándolo a despecho de sí mismo.

Entonces sería de esa manera, pensó amargado. Su marido había cumplido con el deber de quitarle la virginidad para demostrar su derecho de posesión y no planeaba poseerlo otra vez.

Aunque intentase convencerse de que la perspectiva le causaba alivio pues quedaría libre de las atenciones del Caballero Rojo, no conseguía pensar en otra cosa que no fuera la noche en que había experimentado esas sensaciones maravillosas, sensaciones que se había considerado incapaz de sentir. ¡Maldito fuese John Suh! El hecho era que lo quería por encima de todo...como un doncel hechizado.

Finalmente Ten se adormeció y cuando despertó no fue a causa de la presencia de su marido sino por la urgencia en la voz de Dong-hyuk.

-¡Mi lord! ¡Mi lord! -el criado susurraba aterrorizado.

-¿Qué pasa? -En el mismo instante el abrió los ojos, sus sentidos alertas. Incendio, ladrones, un ataque a Daejeon. Todas esas posibilidades le habían pasado por la cabeza antes de ponerse de pie.

-¡Escuche, mi lord! ¡Oiga! ¡Es el maldito...el Caballero Rojo...allá afuera...haciendo trabajos del diablo! Al principio creí que estaba invocando a los espíritus. Gritaba tan alto que podría despertar a los muertos. Pero cuando asomé la cabeza fuera de la ventana... - Dong-hyuk hizo la señal de la cruz, sus manos temblorosas. -Vi a otra persona también. Estoy seguro de que es un sacrificio humano, mi lord. ¡Lo juro! ¡Y ese impresentable de mi custodio no toma ninguna actitud!

-¡Sh! No puedo oír nada si continuas quejándote. -Después de ponerse una robe de prisa, Ten se aproximó a la ventana. La Luna pálida y distante iluminaba la figura viril de su marido. Para su total sorpresa, él parecía estar atacando a alguien con la espada. Ansioso, buscó algún ladrón o enemigo que justificase la actitud de John, sin embargo, no vio a nadie.

-No es nada, sólo algún tipo de entrenamiento.- habló decidido. -Basta con que mi marido practique el uso de la espada sobre un pedazo de madera para que vos juzgues que es el demonio en persona.

-¿Dong-hyuk? ¿Estás ahí? -Los dos donceles giraron en dirección al sonido de la voz masculina y Ten pronto reconoció el acento de Mark. -Sal del cuarto de mi lord ahora y deja de meterte en los asuntos del barón.

-¡Estaría agradecido si me dejaras en paz, soldado de medio pelo! Yo estaría mejor bajo la protección de uno de los muchachos de la aldea -el criado respondió desdeñoso. Girando hacia Ten, retomó la conversación. -El barón estaba gritando cosas horribles, maldiciendo y bramando.

Como para confirmar lo que el siervo había acabado de decir, la voz fuerte de John hizo eco en el silencio de la noche.

-¡Doyoung, cobarde impresentable!- Aunque las palabras sonaron altas, estaban tan mal articuladas que se tornaban casi incomprensibles. - ¿Dónde está mi vasallo? ¡Mande a buscar a Lucas, porque quiero luchar con él!

No demoró mucho hasta Ten entendió el motivo de esa palabra enojada.

-Mi marido bebió más allá de la cuenta. Es sólo eso. ¿Nunca viste hombres borrachos, inclusive mis hermanos?

-¿Estás seguro que es sólo eso, mi lord? No sé...

-Dong-hyuk, si vos no salís de este cuarto ahora mismo, voy a entrar. Con su permiso, mi lord.- Mark gritó del lado de afuera.

Por lo menos él criado tuvo el suficiente sentido común como para quedar desconcertado con su propia insistencia y se disculpó.

-Está todo bien- Ten respondió. - Está bien que me hayas despertado. Los barullos provocados por los borrachos son siempre horribles. -Lo que él no dijo era que planeaba ir al encuentro de su marido. ¿Para qué dejar al hombre preocupado respecto a su seguridad? Sacrificios humanos... ¡Qué gran tontería! -Buenas noches. Por favor, sal antes que kook tire la puerta abajo.

Married to the Devil | JohntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora