Mi semblante estuvo serio toda la semana, ahora que me tocaba convivir aún más con Camila, la rabia y la impotencia que sentía por todo lo vivido se había convertido en algo más, y eso me molestaba profundamente. Lo que había ocurrido luego de aquella cena hizo que creciera algo más en mi corazón, o quizás despertar sentimientos que ya estaban allí. Se suponía que mis años en terapia me habían preparado para cuando me encontrase con ella, claro está que en mi mente parecía casi imposible ¿volver a ver su rostro? No sabía si era lo peor o mejor que me pudo haber pasado, esa dualidad en mis sentimientos me estaba matando. Mordí fuertemente mis labios con rabia y desesperación. Luego de la cena del otro día las cosas habían cambiado, Camila ya no era la mujer socialmente torpe que conocía, era una mujer firme y con ideas claras, no me mal entiendan, siempre lo fue, pero con torpeza, con miedo de que dirá el resto. Pero ahora ella era otra persona totalmente distinta, con la misma esencia, y eso lamentablemente me fascinó.
El viejo Kimmich me llamó a su oficina para que le hablara que tal había ido la cena, le reporté todo lo que consideré oportuno, el dio una palmada en mi espalda con una media sonrisa.
—¿Tienes un portátil Lauren? —yo asentí, siempre lo traía al trabajo en mi maletín aunque no lo ocupase, para vincular y actualizar documentos que podría utilizar en casa.
—Si, señor Robert —él me regaló una sonrisa afable.
—Tráelo hasta acá, trabajaremos toda la mañana juntos, quiero enseñarte algunas cosas —dijo, caminé con el semblante serio hasta salir de la oficina del señor Kimmich, justo en frente había un hombre apuesto alto y de cabello castaño claro, leyendo una revista, fijé mi mirada en Verónica quien me asintió con la cabeza en un gesto de saludo, yo hice lo mismo.
Entré a mi despacho y boté todo el aire de mis pulmones, comencé a caminar en círculos a través de mi despacho, cerrando los ojos y relajando mis articulaciones hasta tomar el mi portátil y salir de mi oficina. La hora de almuerzo se acercaba, por lo que me dediqué a pensar en que podría comer, o si el viejo me dejará salir al menos a tomar un té. Al salir de mi despacho miré el ascensor que se cerraba mostrando a Camila y al joven apuesto que la estaba esperando, no me vieron, lo agradecí profundamente. Mi mirada se oscureció y mi mandíbula se apretó ¿Por qué? Tenía una esposa e hija, joder.
El rostro del tipo me parecía absolutamente conocido, caminé hasta la oficina de Robert pensando en donde lo habré visto, de seguro que en la oficina porque era al único lugar que había ido, o al supermercado, o quizás en alguna tienda de muebles.
Caminé hasta la puerta del despacho del viejo y entré. Había hecho un espacio en su escritorio y había dejado una silla justo a su lado. Justo cuando terminé de instalarme en ese lugar el llamó por el intercomunicador a Dinah.
—Dinah, querida ¿Podrías pedir almuerzo para nosotros? Si, sí, para Lauren —el viejo me miró con las cejas alzada, esperando que le dijese que quería de almuerzo, o eso es lo que supongo.
—Ensalada César.
—Ensalada César —repitió —. Muy bien Dinah, muchas gracias —luego de cortar me miró a mi —. Deberías comer algo más contundente, ya eres delgada.
Él no sabía que había elegido aquello solo porque no sabía en donde compraría su almuerzo, en todos los jodidos restarantes venden la maldita ensalada César.
Estaba ciertamente más irritada de lo normal, aquella noche no se me borraba de la cabeza y con Camila tampoco se había dado la oportunidad de poder hablar, quizás de cerrar el ciclo o es más, de poder comenzar una relación más allá de colegas, de amigas o confidentes.
Anhelaba poder saber que Camila podría ser un apoyo. Nuestra relación surgió así, al principio era una relación de alumna profesora, pero poco a poco comenzamos a entablar una relación de amistad, hasta que finalmente pasó lo que pasó. Más allá de extrañar era ella, simplemente su humor, sus consejos ¿Eso me hacía una mala madre y esposa?
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Bad Kind of Butterflies (Camren G!P)
FanfictionLauren y Camila; alumna y profesora respectivamente, mantenían una relación clandestina mientras la última estudiaba negocios en una reconocida universidad. Todo fue increíble para ambas mujeres hasta que, Matthew, el esposo de Camila, le propina un...