Salir del infierno

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Autora: avellanagallina

Resumen:
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No se me ocurrió ningún buen título, así que espero que este sea suficiente.

Una especie de continuación de la compilación RadioDust Flashfic pt. 8: 'Beso'.

Notas
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Inspirado en RadioDust Flashfics de HazelHen
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                        Capítulo 1

Durante diez meses al año, Alastor era un demonio venado sonriente, todopoderoso y sereno. Gozó de sus poderes supremos con gracia; disfrutaba de tranquilidad.

No así en octubre y noviembre.

Cada otoño, sin excepción, los síntomas regresaban: agresión, mayor conciencia, dolor en las astas y una necesidad desesperada de fornicar. Su cabeza estaba llena de fantasías de atravesar demonios contra las paredes, hasta que su sangre corría en riachuelos. Sus nervios estaban tensos por respirar un ramo mezclado de feromonas. La visión de un hombro desnudo o un tobillo expuesto le daba ganas de llorar.

Alastor no podía relajarse.

Fue un tormento único, para alguien con tan pocas inclinaciones sexuales como él. Supuso que ese era el punto.

Cada año sucedía, y cada año intentaba esconderlo bajo la superficie. Hubo un tiempo en que Alastor podía encerrarse de forma segura: leer libros, destrozar el papel tapiz y tomar duchas heladas. En el hotel esto no era posible: su supervisión gerencial era casi constante. Peor aún, los invitados eran inevitables. Los pasillos que ocupaban se convirtieron en una niebla hormonal de sabores y olores provocativos.

Al menos se podía contar con Niffty. Como la primera de los amigos de Alastor en reconocer su problema, ella conocía bastante bien el procedimiento.

“¿Oh, Alastor?” ella lo llamaría cuando él tuviera dificultades. “¡Alguien te llama por teléfono! ¿Quieres llevarlo a la oficina?

O:

"¿Alabama? Escuché un ruido en el ático. ¿Puedes ir a comprobarlo por si es esa cosa la que intenta hacer otro nido?

Esa fue la señal de Alastor para escapar, a algún lugar apartado, y pasar un paño húmedo y fresco por su frente. Estaba eternamente agradecido por las intervenciones de Niffty. Gracias a Dios ella lo entendió. En cuanto a Husk, parecía totalmente ajeno, o no le importaba lo suficiente como para preguntar, y eso estaba bien para Alastor.

Esta autorregulación podría haber continuado sin cesar... si no fuera por Angel Dust.

Al principio, Ángel era una amenaza: coqueteaba muchísimo con Alastor, se burlaba y se pavoneaba con ropa que apenas cubría los puntos de entrada a su cuerpo. Alastor asumió que tenía malas intenciones. ¿Por qué no debería hacerlo? Angel era el demonio más molesto que jamás había conocido. Tenía que ser una broma o algún tipo de broma.

Pero ante su inevitable altercado, Ángel se suavizó. Entendía la tensión entre ellos, los sentimientos que Alastor mantenía a raya. Con una larga mirada, Ángel lo invitó a intentarlo. El beso que siguió fue una llamada de atención. No lo suficiente como para saciar a Alastor, pero ciertamente provocó sus deseos más oscuros.

"Dejando de lado las bromas", confesó Ángel, "he querido esto desde el día que te vi".

Los dos se llevaban bien, de forma regular y discreta, desde hacía aproximadamente una semana. Alastor iba hacia él por las noches, lo tiraba al suelo y follaban vigorosamente. Como trabajadora sexual durante setenta años, Ángel era el más hábil de los dos, pero apenas había lugar para la habilidad. Por su parte, Alastor se perdería en el momento. En su forma demoníaca, era contundente, impulsado por la lujuria bruta, pero aún torpe por su inexperiencia.

Historias (traductor) RadioHusk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora