33. Legends Never Die

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Tome las armas salpicadas de sangre de los cadáveres, compruebo que estaban cargadas y ambos miramos a la pequeña que seguía dormida en una cama improvisada que logramos crear con la ropa de Sebastián

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Tome las armas salpicadas de sangre de los cadáveres, compruebo que estaban cargadas y ambos miramos a la pequeña que seguía dormida en una cama improvisada que logramos crear con la ropa de Sebastián.

Bullfrog: Ahora sé lo que sintieron mis hermanos con tener un niño pequeño en un lugar peligroso.

Ramón: Ni que lo digas —La pequeña respiraba con calma mientras abrazaba una de las prendas—. Debemos dejarla aquí y luego volver por ella.

Bullfrog se agachó para mirar con más atención a la pequeña coneja. Tenía una mirada algo vacía mientras intentaba mostrar una sonrisa forzada.

Bullfrog: Esta niña fue creada a base de partes de Christopher... ¿Por qué? ¿Para qué?

Reposo mi mano en su hombro.

Ramón: No tengo la menor idea, pero si te algo estoy seguro es que esa pequeña saldrá con nosotros sin ningún rasguño.

Soltó un suave suspiro.

Bullfrog: Pues, mon Amour, debes estar muy confiado si crees que saldremos ilesos.

Ramón: Es la verdad, no dejaré que nada más te pase, ya sufriste demasiado.

Bullfrog: Tú también viviste demasiado por una noche.

Ramón: Entonces ambos peleamos contra nuestros demonios —Entrelaza mis manos con las suyas—, juntos somos invencibles.

Bese la zona del ojo hinchado de Bullfrog mientras este sonreía y correspondía algunos besos en todo mi rostro. Extrañaba sus labios recorriendo mi piel.

Bullfrog: Allons-y

Dejamos cerrada la celda para aproximarnos a la gran puerta de acero cerrada, o lo estaba antes de mostrar la tarjeta de acceso y varios mecanismos se separaban para dejar la puerta abierta.

Entramos a una sala completamente oscura que la única luz que dejaba a la vista era un letrero luminoso con la letra X en tonos morados. Caminamos hasta escuchar un quejido, casi de dolor proveniente de la derecha, saco mi celular para encender la linterna y cuando apuntó a los gritos, casi suelto el celular por ver un monstruo encerrado en un gran contenedor. Tenía apariencia de conejo en cuanto a la piel y las orejas, pero tenía el triple de su tamaño, unos dientes gigantes y ojos casi salvajes que carecían de raciocinio.

Ramón: ¿Qué mierda es eso?

Lo apunté con más intensidad y vi como tenía clavada varias jeringas en todo su cuerpo.

Bullfrog: Ramón... apunta al otro lado.

Hice caso y mis ojos se abrieron como platos al ver como ese conejo mutante no era el único, había por lo menos unos veinte más esparcidos por el lugar. Comenzaron a chillar cuando la luz del celular le deba directo en los ojos. Golpeaban su cabeza contra el cristal consiguiendo como una reacción que sus frentes sangraran y sufrieran.

Tan baja es la vida (Rayman x Bullfrog) [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora