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2. Carámbano eterno para conocer la frialdad de la muerte y el dolor.

- Así que nuestra siguiente parada son los Picos Gélidos que mencionó Sol... ¿Sabes algo acerca de ese lugar, Bailong? - El trote calmado de los dos caballos permitía a los dos amigos tener una conversación tranquila mientras comían algo para poder reponer fuerzas, tenían mucho tiempo hasta llegar a su destino.

- Nunca he estado en ellos, pero si sé cómo llegar. Dicen que es un lugar peligroso, donde solo unos pocos de los muchos que van logran regresar con vida a sus poblados... Todo debido a la Guardiana.

- Recuerdo que Sol mencionó algo similar cuando nos advirtió sobre este lugar... ¿Tienes alguna idea de qué es esa Guardiana o de qué tan peligrosa es? - El bicolor mantuvo el silencio, haciendo memoria.

- No he tenido la suerte o la desgracia de verla, pero sí he escuchado a algunos caballeros hablar de ella, además de las viejas historias que los adultos cuentan a los niños para mantenerles alejados de los Picos... Dicen que la Guardiana es una mujer enorme, con una fuerza sobrenatural, que podría matar a cualquier mortal con tan solo un mísero movimiento... Sin duda, debe tener un gran poder.

- Si es una Guardiana, estará protegiendo a alguien, ¿me equivoco? - Bailong asintió ante la inteligente deducción de su amigo.

- Supongo que la Guardiana será quien protege al mago menor de esas montañas. Sol también tiene su propio guardián, pero no suele emplearlo, las Montañas de Sangre se ven pocas veces amenazadas.

- ¿Y también conoces a ese mago menor? El de los Picos Gélidos, quiero decir.

- Tuve la suerte de compartir terreno de combate con él durante un par de enfrentamientos, pero no tengo tanta cercanía como con Sol - Aquellas palabras parecieron despertar algo dentro de Víctor.

- Hablando de combates... ¿A qué se refería Sol antes, Bailong? ¿Qué revueltas han perturbado el reino sin que yo tuviese consciencia de ellas? - La pregunta creó un tenso silencio entre los dos adolescentes - Bailong, contesta.

- Si tu hermano no te ha querido contar nada acerca de ello, no seré yo quien lo haga. No puedo imponerme por encima del rey, Vladimir tendrá sus propios motivos para mantener el silencio en torno a ese tema.

- Pero hay demasiados misterios que giran en torno a todo este asunto, Bailong. Incluso en torno a ti - Aquella última declaración hizo que el bicolor espolease con fiereza a Guiverno, buscando dejar atrás lo antes posible a su compañero - ¡Bailong!

Cuando tuvo capacidad de reacción, Víctor no tardó en espolear a Lancelot, buscando poder ponerse a la altura de su compañero lo antes posible. Todo aquel secretismo le molestaba, no lograba entender cómo podían ser tan buenos amigos si Bailong lo sabía todo de él, pero la información acerca de su amigo era escasa. 

Las dudas comenzaron a asaltar su mente, y de nuevo, la imagen de aquella sombra reflejada en las Montañas de Sangre ocupó su imaginación. ¿Qué estaba ocultando Bailong?

Un suspiro de alivio abandonó sus labios al ver que los pasos de Guiverno volvían a convertirse en un trote tranquilo, y permitió que Lancelot relajase su galope cuando estuvo de nuevo junto a Bailong.

- No vuelvas a cuestionarme - Aquella amenaza fue todo cuando dijo el bicolor, pero aquellas cuatro palabras fueron más que suficientes para Víctor.

- Tranquilo, no lo haré.

* * * * *

El día avanzó sin que ninguno de los dos chicos pudiera definir qué tantas hora habían pasado, pero antes de que alguno pudiera tener esa preocupación en mente, el descenso progresivo de la temperatura fue un claro indicio de que estaban llegando a su destino.

- Así que estos son los Picos Gélidos... - Las pequeñas nubes de vaho que abandonaban los labios de Víctor cada vez que hablaba eran otra marca de las bajas temperaturas que envolvían aquella parte del reino - Apenas logro ver qué hay delante con esta capa de nieve, es como si todo fuera una hoja en blanco.

- Lo sé, yo tampoco logro ubicarme muy bien... 

Antes de que alguno de los dos adolescentes pudiera continuar la conversación, una fuerte ventisca estalló de repente, empujándoles hacia atrás y embraveciendo a Guiverno y Lancelot, los caballos estaban asustados.

- ¡Retiraos, intrusos! - Una potente voz femenina resonaba con dureza entre el eco de las montañas, haciendo que los recién llegados no lograsen ubicar de dónde provenía.

- ¡Debemos hablar con el mago, Guardiana! - La breve explicación de Bailong no pareció tener efecto alguno en la poderosa mujer, quien seguía impulsándoles hacia atrás empleando la fuerza de la ventisca.

Poco a poco, aquel viento se hacía cada vez más fuerte; y antes de siquiera poder ubicarse, Víctor ya había perdido de vista a su acompañante, incapaz de encontrarle a simple vista.

- ¡Bailong! - A pesar de llamar su nombre, el bicolor no acudió a su llamado.

Pero antes de poder llamarle de nuevo, un fuerte ruido detuvo los movimientos del joven príncipe, cuya piel estaba ahora completamente erizada. Estaba seguro de que había logrado escuchar un rugido, pero ¿qué tipo de bestia sería tan grande y poderosa como para emitir un sonido de aquel calibre?

No tuvo tiempo de seguir encerrado en sus interrogantes, ya que a los pocos minutos, la ventisca se detuvo y logró encontrar de nuevo a su mejor amigo, poniéndose a la par de Guiverno y siguiendo su mirada hasta clavarla en el mismo lugar que él.

La figura que se presentaba ante ellos era impresionante. Víctor pudo observar cómo los gélidos ojos de una mujer de varios metros de altura, con mechones azulados y lilas, les observaban a la defensiva, con las manos cerradas con firmeza alrededor de su lanza. 

- Chione, detente - Aquella voz calmada hizo que la Guardiana detuviese aquella postura amenazante, bajando su lanza y quedándose a un margen.

Frente a víctor y Bailong, un chico que aparentaba su misma edad se acercaba lentamente, dejando que los diferentes carámbanos que obstaculizaban el camino se fueran apartando a su paso.

- Cuanto tiempo sin vernos, Bailong - Los ojos del príncipe observaban cómo su amigo sostenía la intimidante mirada azul del recién llegado.

- Lo mismo puedo decirte, Njord - El peliazul se apoyó en una de las estalagmitas de hielo cercanas, cruzando los brazos.

- Espero que vuestra visita tenga una buena explicación...

PROFECÍA ;; Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora