|11

29 3 31
                                    

El camino con su nuevo acompañante se extendió un par de minutos, pero antes de lo que esperaban, una gran gruta en el interior de la cueva les dio la bienvenida.

- ¿Quiénes son esos, Gabi? - Una voz firme pero al mismo tiempo melodiosa retumbó en las paredes de la gruta, pero ni Víctor ni Bailong lograron identificar a quién pertenecía o dónde se encontraba dicha persona.

- No lo sé Riccardo, pero estaban adentrándose en la cueva... Deben necesitar algo, sabes que nadie se atreve a poner un solo pie aquí por miedo a no encontrar la salida - Un silencio sepulcral siguió a las palabras del pelirrosa.

Como si se tratase de un truco de magia, solo fueron necesarios algunos segundos antes de que la fina capa de niebla que recubría la gruta empezara a disiparse, dejando a la vista a un joven de su misma edad que examinaba a conciencia a los recién llegados.

- ¿Quiénes sois vosotros y por qué os habéis adentrado en nuestros dominios con tanta seguridad? - Sin una pizca de miedo, Bailong dio un paso al frente ante la pregunta del chico de pelo ceniza.

- Estamos buscando dos elementos que necesitamos, y nos indicaron que los encontraríamos aquí, que debíamos pediros vuestro poder - Riccardo no evitó arquear una ceja ante la respuesta.

- ¿Y se puede saber quién os dio esas indicaciones? - A pesar de su tono melodioso y tranquilo, algo en la voz del joven denotaba que estaba en estado de alerta con respecto a los dos amigos.

- Njord y Bay, estoy seguro de que les conocéis - Ante la respuesta, Riccardo y Gabi no pudieron evitar cruzar una mirada.

- Si el mago del hielo y el mago de las bestias les han conducido hacia aquí, debe ser algo verdaderamente importante - La respuesta de Gabi hizo asentir a su compañero.

- El mero hecho de que conozcan sus nombres ya es suficiente, Njord y Bay jamás ha revelado su verdadero nombre a unos pueblerinos cualesquiera.

Las conversación fluyó un poco más entre los cuatro chicos, formulando y respondiendo preguntas, aclarando poco a poco todas las dudas que provocaban desconfianza en los dos magos.

- Así que necesitáis nuestra niebla y voz para salvar al rey y por consecuente al reino... ¿Cómo puedo saber que, aunque tengáis el pergamino de Catora, no vais a utilizar ese hechizo para algún acto vil? - Esta vez, fue Víctor quien tomó la palabra antes que su amigo.

- Mi mayor prioridad y preocupación en estos instantes es mi hermano, y este reino es mi hogar y aquello que debo proteger. Jamás se me pasaría la cabeza hacer algo que pudiera dañar si tan siquiera a uno de sus habitantes, preferiría ser yo quien reciba su castigo antes que ver sufrir a un inocente - Una sonrisa asomó en los labios de Gabi ante la respuesta determinada del peliazul.

- La verdad es que es una respuesta propia y digna de un verdadero príncipe - Acto seguido, el pelirrosa se volvió hacia su amigo - Yo les creo. ¿Qué piensas tú, Riccardo?

- Todavía hay algunas cosas que me desconciertan de todo este asunto. Si tu hermano es tu prioridad, ¿por qué no le buscaste o avanzaste hacia él al escuchar su voz en la niebla?

- Porque no era él, sino tú - La rápida respuesta de Bailong sorprendió a Riccardo - Supe al momento que estabas sometiéndonos a una prueba: querías comprobar nuestra fuerza de voluntad, ver si seríamos capaces de ceder a tu engaño al emplear voces de seres queridos o si sabríamos mantener la cabeza fría y no ceder a ella. Por eso cuando no nos movimos la niebla se disipó, porque ya habíamos pasado la prueba.

- Chico listo, la verdad - De nuevo el silencio se instauró entre los cuatro - Está bien, confiaré en vosotros y os cederé mi poder. Debéis seguir vuestro camino y volver lo antes posible a casa si queréis evitar que la salud de su alteza empeore.

- Muchas gracias, de verdad - El sincero agradecimiento de Víctor hizo sonreír por primera vez al mago.

- No sé cuál será vuestro próximo destino, pero debéis tener mucho cuidado. Últimamente, algo oscuro acecha al reino, pero nadie sabe de qué se trata - El aviso de Gabi fue secundado con un asentimiento por parte de Riccardo.

- Por más que hemos investigado, no sabemos con certeza qué es esa bestia, de dónde procede o cuáles son sus intenciones... Siendo de la realeza, será mejor que vayáis con cuidado, quién sabe si esa criatura va a por la familia real.

- Por descontado, iremos con el máximo cuidado posible - La afirmación firme de Bailong puso fin a aquella conversación antes de que los dos amigos siguieran el camino trazado por Gabi que les llevaría de vuelta a la salida.

Con el sol a sus espaldas y el inicio del atardecer, ambos chicos montaron sobre Guiverno y Lancelot y se reincorporaron de nuevo al camino, dejando que los animales trotaran tranquilamente.

- Bailong, hay algo que quiero preguntarte desde hace un rato - La mirada rojiza del mencionado se clavó en su mejor amigo al escucharle.

- ¿Es que algo te inquieta? - Por su parte, Víctor se mantuvo en silencio durante algunos segundos.

- ¿Por qué supiste que era una trampa? - La mirada del bicolor se mostró confusa por la pregunta - ¿Qué te hizo notar que no era mi hermano de verdad, sino una ilusión?

- Simplemente intentaron el mismo truco barato conmigo, y yo ya sabía a la perfección que esa persona no podía estar llamándome - La respuesta dibujó duda en la expresión del príncipe.

- ¿Que voz han empleado contigo? ¿Tus padres? Nunca me has hablado demasiado de tu propia vida Bailong, no puedo hacerme ni una mínima idea de qué han podido hacer.

- Es mejor así - La respuesta cortante del mayor sorprendió a su mejor amigo.

- ¿Por qué siempre eres tan callado con tu propia vida, Bailong? Se supone que somos amigos, y mientras tú conoces al detalle mi vida, yo apenas sé cosas sobre ti.

- Ya he tenido suficiente de esta conversación - La manera en que Bailong espoleó a Guiverno sorprendió de gran manera al peliazul.

Sin embargo, Víctor no tardó en hacer lo mismo con Lancelot, avanzando tras su amigo en un intento de poder llegar a su vera y seguir avanzando con tranquilidad.

Pero a pesar de todo, la manera en que la sombra de Bailong se extendía, al igual que en las Montañas de Sangre, provocó escalofríos en el joven heredero a la corona.

PROFECÍA ;; Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora