la 1ra tutoria

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Grace Hollow

Pasaron dos días muy rápido, leí hasta el cansancio sobre los Zombis, eran criaturas que me interesaban y me generaban curiosidad. Por eso pasé mis tardes en la biblioteca lidiando con el nuevo encargado que no hacía más que demorar el asunto. Me preguntaba cosas triviales mientras que yo solo quería un maldito libro que me explique cómo personas llegaban al estado Zombi.

Hoy es un día importante. Me vestí con el uniforme del colegio, pero cambié la falda negra por una roja pastel, lograba cubrirla con la túnica para que nadie la notara y así sentirme cómoda.

En la mañana, después de volver del desayuno tenía una lechuza esperándome en el lado de afuera de mi ventana, en su pata traía un papel pequeño enrollado. Era un pedazo de pergamino marrón viejo y olía a chocolate, por lo que no me detuve a leer el remitente.

 Era un pedazo de pergamino marrón viejo y olía a chocolate, por lo que no me detuve a leer el remitente

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Señorita Hollow;

No olvide que hoy tiene su primera tutoría conmigo. Mi última clase concluye a las doce en punto, por favor sea puntual.
Espero que su tarta del desayuno sea suficiente, va a necesitar energía para poner toda su atención y concentración.

Profesor R. J. Lupin.

Su trazo es impecable, una cursiva elegante, pero me centro en sus palabras, mi corazón se acelera ante la idea de él observándome a la distancia sin que lo haya notado

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Su trazo es impecable, una cursiva elegante, pero me centro en sus palabras, mi corazón se acelera ante la idea de él observándome a la distancia sin que lo haya notado. Quiere decir que llamé su atención. Me tomo el tiempo de releer la carta unas cuatro veces, me emociona tenerla en mis manos, me lleva a un mundo paralelo en que los amantes aún se envían cartas profesando su amor y devoción, pero mi burbuja se rompe en el momento en que leo "profesor" una y otra vez.

Intento que todo esto no me afecte, porque crearme una ilusión es la autodestrucción. Me perdería a mí misma, consumida por la fantasía del amor que siento hacia mi profesor sea correspondido.

Ahora camino directo a su despacho guarde ese trozo de pergamino bajo mi almohada, para tenerlo cerca.

Los labios me brillan por el labial, me gusta usarlo en ocasiones especiales. Me acomodo la mochila al hombro, el estómago se me encoje de los nervios y la emoción. Es confuso cada paso que doy, hay un remolino de ideas en mi cerebro.

profesor; remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora