CAPÍTULO 2. Traumatismo

213 27 1
                                    

Picó con desgano algo de su ensalada para llevárselo a la boca y suspirar molesto por la falta de sabor.

—Te dije que una ensalada como comida después de un turno de treinta horas era un error, por eso yo elegí una hamburguesa.

Law miró con envidia a Bonney, su compañera de esa noche, quien daba un gran mordisco a su segunda hamburguesa y volvió a suspirar.

—Te daré la razón está vez— le contestó de vuelta y rechazó la hamburguesa extra que la chica le extendía —odio el pan— explicó, tendiendole la ensalada a la chica, que la aceptaba sin protesta.

Ambos estaban a cargo de urgencias hasta el amanecer y para su buena suerte no había casos que requirieran la presencia de alguno de los dos, por lo que no les importó delegar sus responsabilidades y dejar todo el trabajo a los nuevos internos del hospital.

—Hace tiempo que no te veía en urgencias— habló la chica después de un rato, siguiendo con desgano la conversación.

—Monet me pidió que cubriera sus turnos este mes.

—Que inusual que aceptaras, ¿que le pediste a cambio?

Law sonrió cómplice ante la pregunta —Su paciente con la enfermedad de Von Hippel-Lindaupor.

La fémina dejó caer los restos de ensalada sobre el escritorio donde ambos comían y miró con sorpresa al otro —Ya había escuchado que era malo pedirte favores, pero ¡eres peor de lo que creí!— recriminó en un tono de voz que llamó la atención de los de su alrededor.

Law movió sus hombros restándole importancia —debería estar en el quirófano, y no aquí atendiendo borrachos que se meten en peleas.

Un furioso golpe cayó en el escritorio y ambos doctores miraron con asombro al responsable, ante ellos apareció un hombre alto, musculoso y con un salvaje cabello rojo sangre.

—Bastardo...— habló bajo, con su voz llena de furia —hiciste que te buscara por 4 putos hospitales, porque nadie conocía a un doctor de cabello negro, ojos plata, con apariencia de alguien salido de rehabilitación con cara de muerto y sexis tatuajes en sus manos.

Law no daba crédito de nada lo que había dicho el otro, y lo único que lo sacó de su trance y sorpresa fue la escandalosa risa de la fémina sentada a su lado, tal parecía que le había hecho gracia la descripción de su persona.

—¿Estás ebrio?— preguntó aunque fue más una afirmación dada la vista perdida del otro así como la fuerza con la que se sostenía del escritorio y el tropiezo de palabras cuando había hablado.

—No— dijo seguro, aunque la vocal la alargó más tiempo de lo necesario —oye... ¿crees que sea grave?— dijo para levantar su camiseta, que ahora notaba estaba manchada de sangre, y dejaba a la vista un arma corto-punzante enclavada en su costado izquierdo.

Boney abrió los ojos con sorpresa a diferencia de Law que solo hizo sonidos como si estuviera pensando en una respuesta que darle.

—No, no creo que sea grave — dijo con sarcasmo, aunque el otro entendió algo completamente diferente.

—¡Lo sabía!, le dije a Killer y Heat que estaba bien, pero ellos insistieron en que tenía que ir a urgencias, ¡idiotas!

Ahora el pelirrojo estaba divagando en cosas que Law no prestó atención, tan solo se levantó de su lugar y ahora comenzaba a conducir al hombre a un consultorio dónde pudiera tratarlo, porque, a pesar de estar seguro de que era una herida superficial, sabía que con la cantidad de sangre que había perdido, y el alcohol que había tomado, lo harían dormir en cualquier momento.

CEDER EL CONTROL -KIDLAW-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora