Las miradas se cruzan en un mundo que les ciega la realidad y en el que las cadenas atan el sentimiento.Al conocerse el predilecto de Calleja y un médico que por milagro salvo la vista de la mujer de brigadier español se vuelve el principio del caos...
En su último capítulo en la vida terrenal Anastasio Bustamante, comienza a desvaneserse entre el ocaso del invierno sintiendo como su cuerpo se hunde en su cama y sus pestañas bailan la última danza junto con su alma que amenaza con salir de su cuerpo y comenzar su transición a la vida eterna.Es en este momento que el misterio sin solución que perturba a la humanidad desde sus comienzos deja ver la resolución del enigma, Anastasio ha muerto, como un golpe, su corazón deja de latir y la respiración escapa de sus pulmones, sus ojos color avellana se apagan mientras su cabeza cubierta de canas cae sobre la almohada comenzando un sueño eterno.
Al poco rato entra una de las criadas con una charola de comida, al ver el cuerpo del ex-presidente sin vida tira la charola de metal generando un sonido similar a un relámpago que fue rápidamente escuchado por Calderón y Mejía que se encontraban en otra habitación ambos se vieron mutuamente antes de salir velozmente a encontrarse con escena que los palidecio,lo contemplaron un rato y entonces Calderón se acercó al cadáver y lo estecho entre sus manos soltando las lágrimas mientras tapia miraba hacia al suelo intentando consolar a José Maria dándole un cariño en sus hombros.
De pronto Anastasio abre sus ojos mirando hacia el techo de su habitación, se siente más ligero y el dolor que lo aquejaba ha desaparecido intenta cobrar sentido pero no escucha nada,ni el canto de la aves o tan sí quiera los latidos de su corazón, baja la mirada y se encuentra con José Maria Calderón quien parece llorar mientras lo abraza pero el no siente su tacto y tampoco escucha su llanto ¿Acaso había ensordecido?, asustado se levanta de la cama y camina viéndose a él mismo muerto, es entonces que el General comprende que ha dejado atrás la vida, mira a su alrededor y comienza a correr por toda su casa atemorizado y sin una ráfaga de luz que lo conduzca a la tranquilidad.Los días pasan y Anastasio contempla desde las sombras todo el proceso que llevan a cabo tras su deceso, abrumado por el silencio pasa su espíritu por los pasillos de su casa y solo a veces por las calles de San Miguel.
En algún momento, sin saber lo que el tiempo había atravesado, la percepción del oído parece regresar con un sonido que parece un látigo que se junta con el viaje del agua y el golpe de un tambor, Bustamante lo busca con la mirada hasta que a lo lejos ve una figura que tenía tiempo sin ver y que añoraba cada minuto con reencontrasela, esta de espaldas y los ojos de Bustamante arden por la sensación de las lágrimas.
—Agradezco el regalo—le dice con el acento mestizo mientras aún de espaldas extiende su mano derecha sosteniendo un corazón cual sacrificio prehispánico—Pero ya lo daba por mío.
Bustamante se escucha a sí mismo soltar una risa dulce después de que la figura se volteara hacia él y le diera una calida sonrisa.
—¡ Damian, Querido !—exclama para después abrazarlo y volverse cenizas entre el viento.
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