01.El Sitio de Cuautla

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❛[El sitio de Cuautla]❜

[ POV: Bustamante ]

El coche se detuvo cerca del campamento de Félix Ma. Calleja en Cuautla baje con un maletín y un soldado me dirigió a los adentros donde había tiendas de campaña, siendo más notoria la de Calleja de entre las otras, él ya me esperaba fuera de esta sentado en una silla mientras terminaba de acordar los ataques con sus inferiores.

—¡Anastasio!—me estrechó en un abrazo fraternal dando fuertes palmadas en mi espalda.

—General—dije repitiendo la acción— A sus órdenes—me cuadre ante él y me abrió paso a una tienda casi igual de grande que la de él donde estaban algunos heridos y otros cuantos cadáveres.

—Estamos perdiendo hombres oficial—me miró mientras comenzaba a acercarme a los cuerpos—Usted es de mi total confianza como médico, aun le agradezco lo mi esposa—comencé a ponerme el mandil de médico y me acerque al primer herido.

—Ni lo mencione General—comencé a limpiarlas heridas evitando así una infección por la pólvora o la tierra mientras el herido se aquejaba.

—Queda en sus manos la recuperación de estos hombres oficial—me dijo antes de partir.

Comencé con el intento de salvar a los dragones que con gemidos dolorosos e incluso gritos recibían las curaciones que les aplicaba acompañado de unas mujeres que me acercaban los utensilios. Por otro lado los cadáveres sin solución les intentaba retirar la postura del rigor mortis de la que nadie se había ocupado pasado el mediodía ya que me sentía sucio,sudado y con sangre por todas partes.

—¡Carajo!—exclamó al sentir un coágulo de sangre en el mandil—¿Más?—suspire cansado al ver que entraban soldados heridos, sin más los volví a atender de eso dependía mi misión en la milicia por el momento.

Los cañones se escuchaban a lo lejos al igual que los relinchos de los caballos o de la misma manera el galope de los militares que llegaban veloces por municiones, por mi parte apresuraba el trabajo poniendo vendas,cociendo heridas o cubriendo los huesos rotos.Al dar las cuatro de la tarde parecía haber acabado pues pude notar que todo el regimiento había llegado a descansar, limpie mis manos y camine cansado a la tienda de Calleja me dejaron pasar sin decir más.

—Ahí estás, primer día y ya tienes satisfecho a la mitad del regimiento—se acercó soltando una carcajada que hacía escapar aire de sus pulmones.

—No fue fácil, debo admitir—arrastraba las botas al encuentro.

—Siéntate,siéntate muchacho—me ofreció asiento—Traedle una copa—ordenó.

Mirando a Calleja perdí la atención del alrededor cuando al fin me senté en la silla me desplome enfrente a la mesa circular y entonces lo vi. Estaba a mi derecha sentado con una copa de vino en la mano.

—¿Así que ya tenemos doctor?—dio un sorbo de su copa y me dio una sonrisa.

—Es correcto—dijo Calleja volviendo a la mesa.

—Agustín de Iturbide—extendió su mano.

—Anastasio Bustamante—un sonrojo se extendió por mi cuerpo al estrechar su mano sintiéndome privado por sus ojos azules y la sonrisa con los labios cerrados que hacían que sus patillas cobrizas se movieran de lado.

—¡Salud por ello!—Iturbide levantó la copa una vez que la mía arribo.

—¡Salud!—respondimos Calleja y yo al unísono.

—Precisamente oficial—comentó curioso—me aqueja una pierna, pero usted comprenderá que estar en un caballo dando órdenes no es fácil—dijo elevando su propio ego mientras se acomodaba en la silla.

Damian Darlin' (Iturbide X Bustamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora