08.Tratos con Guerrero

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❛[ Tratos con Guerrero ]❜

[ POV: Bustamante ]

Esos últimos 5 meses de 1820 se fueron con el viento, continúe en mi calidad de capitán de las fuerzas militares en el Valle de Santiago, me vi en la necesidad de implementar una política estricta de supervisión militar de las propiedades rurales. La guerra había dispersado a la población, y las bandas insurgentes aprovechaban esta dispersión para sembrar el caos y el miedo y la traición entre los habitantes.

Decidí fortificar 62 posiciones estratégicas a lo largo del valle. Estas fortificaciones no sólo brindaban protección a los residentes, sino que también actuaban como puntos de control y vigilancia. Con la seguridad garantizada, los campesinos pudieron retomar sus labores agrícolas, alejándose de la influencia de los rebeldes y devolviendo una sensación de "normalidad" a la región.

Estas medidas trajeron una paz relativa y permitieron la reactivación de la labranza. Sin embargo, no todo era perfecto. Los problemas económicos persistían, y la falta de pago a los soldados se convertía en una fuente constante de tensión. Un día llegó Gómez Pedraza con nuevas del sur, nuevas sobre él.

—¿Independencia?—se extrañó Linares que estaba conmigo resolviendo el problema del pago.

—Independencia—Manuel le reafirmó sirviendo aguardiente en un vaso.

—¿Qué es lo que está haciendo exactamente Iturbide en el sur Manuel?—le pregunté frotando mis dedos sobre los papeles frente a mi mientras lo miraba directamente.

—Pactando con el mulato y su gente—dio un gran trago—va en buena unión.

—¿El virrey sabe?—preguntó Linares.

—No, ni debe—amenazó con un dedo—de hecho he venido a ofrecerle algo Capitán—giró hacia mí.

—Soy todo oídos Gómez—le dije enderezando mi postura.

—Me mandó él, dice que te necesita—dentro de mí había una chispa de ilusión que quise apagar de inmediato.

—¿A mi?—reí irónico—la última vez que lo vi no terminamos bien.

—Eso te tocará resolverlo—respondió—a mi solo me envió el recado.

—¿Y para qué me necesita el Coronel?—le dije mirando en un punto fijo.

—Quiere gente, quiere apoyo—volvió a beber de su vaso—y supongo te destinará un cargo en el ejército que formará con Guerrero,eso ya depende de él.

—¿Conspiración?—dijo Linares alzando la vista de los papeles.

—Quizá—le respondió con un guiño.

—No Manuel, no estamos en carácter de conspirar—suspiré—ya hay demasiados problemas con los ejércitos y el virrey aquí.

—Bien, no te obligaré—se levantó dejando el vaso—él lo supuso, me dijo que te recordará que trabajarías para un viejo amigo así que piénsalo—luego se retiró dejándonos solos mirando al otro mutuamente.

Sabía que estos problemas financieros podrían desestabilizar nuestra posición y, quizás, debilitar a la población e influir en el creciente movimiento de Agustín que empezaba a propagar y a ganar fuerza algo no tardó en llegar fácilmente a oídos del gobierno de la capital como ciertos rumores de conspiración que Linares se encargó de restar importancia diciendo que el Valle de Santiago parecía tranquilo. Los habitantes estaban más enfocados en sus tareas agrícolas que en la política, lo que en parte se debía a la seguridad que habíamos logrado instaurar. Sin embargo, siempre estaba consciente de que la calma podía ser temporal y que el descontento económico era una bomba de tiempo que podría explotar en cualquier momento.

[ POV: Iturbide ]

—Carta—llegó Echávarri agitando un sobre, estiró el brazo para tomarla y abrirla.

—Gracias—dije desdoblando el papel de su contenido.

—¿De verdad escribe él?—comenzó a reírse a lo cual sonreí intentando reprimir una risa apretando los labios.

—Echávarri—lo miré arqueando una ceja—¿Qué habíamos dicho del respeto a nuestro nuevo amigo, ah?.

—Perdón—dijo con una sonrisa.

Estaba convencido de que vencería a Vicente Guerrero o de que lograría que aceptara el indulto. Sin embargo, cuando la empresa resultó más complicada de lo que esperaba, decidí invitarlo a unirse a mi causa, un plan perfectamente elaborado con tres garantías religión, unión e independencia este plan era la perfecta mezcla de los intereses que se han buscado por ambos bandos desde 1808, mi retiro me había servido para investigar y reflexionar las necesidades de las diferentes capas de la población logrando así

Convencer a Guerrero de tratar con un viejo enemigo parecía más difícil que vencerlo pero con él tiempo y muchas cartas nos fuimos entendiendo que lo siguiente era pactar un encuentro.

—Tráeme tinta—ordene a Echávarri

—¿Aún no lo convence?—dijo mientras caminaba en búsqueda del tintero.

—Recuerdas lo que te dije sobre un encuentro—se giró a verme de inmediato—es hora—dije después de sacar el humo del puro que estaba fumando.

Una vez con la pluma y la tinta tarda poco en comenzar a escribir:

Estimado amigo: No dudo en darle á Ud. este título porque la firmeza y el valor son las cualidades primeras que constituyen el carácter del hombre de bien y me lisonjeo de darle á Ud. en breve un abrazo que confirme mi expresión.

Este deseo, que es vehemente, me hace sentir que no haya llegado hasta hoy á mis manos la apreciabilísima de ud. de 20 del próximo pasado, y para evitar esas morosidades como necesarias en la gran distancia y adelantar el bien con la rapidez que debe ser envío á ud. al portador para que le dé por mí las ideas que sería muy largo explicar con la pluma, y en este lugar sólo aseguraré á ud. que dirigiéndonos ud. y yo á un mismo fin nos resta únicamente acordar por un plan bien sistemado, los medios que nos deben conducir indudablemente y por el camino más corto. Cuando hablemos ud. y yo se asegurará de mis verdaderos sentimientos.

Para facilitar nuestra comunicación me dirigiré luego á Chilpancingo, donde no dudo que ud. se servirá acercarse, y que más haremos sin duda en media hora de conferencia, que en muchas cartas.

Aunque estoy seguro que ud. no dudará un momento de la firmeza de mi palabra, porque nunca di motivo para ello, pero el portador de ésta, D. Antonio Mier y Villagómez, la garantizará á satisfacción de ud. por si hubiese quien intente infundirle la menor desconfianza.

A haber recibido antes la citada de ud. y haber estado en comunicación se habría evitado el sensibilísimo encuentro que ud. tuvo con el teniente coronel D. Francisco Berdejo, el 27 de diciembre, porque la pérdida de una y otra parte lo ha sido, como ud. escribe á otro intento á dicho jefe, pérdida para nuestro país. Dios permita que haya sido la última.

Si ud. ha recibido otra carta que con fecha 16 le dirigí desde Cunacanotepec, acompañándole otra de un americano de México, cuyo testimonio no debe serle sospechoso, no debe dudar que ninguno en la Nueva España es más interesado en la felicidad de ella, ni la desea con más ardor que su muy afecto amigo que ansía comprobar con obras esta verdad , y S.M.

Agustín de Yturbide.

Ve por Miér—dije mientras firmaba.

—¿Aún es tiempo de recordarle que le está siendo desleal al excelentísimo Virrey y a su Majestad Don Fernando VII?—dijo Echávarri mientras se recargaba en el escritorio en una posición ligeramente relajada.

—Ve por Mier—le dije más firme viéndolo a los ojos mientras cerraba el sobre.

—¿Coronel?—me volvió a preguntar como intentando corroborar.

—Echávarri esto es el fin de la guerra, el fin de la insurrección—le alze la voz levantándome del escritorio—¡Ahora ve por Mier en este instante y entrégale esto!—extendí el sobre y Echávarri obedecí inmediato y salió de ahí con un aire de enojo.

Damian Darlin' (Iturbide X Bustamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora