Tomé un taxi afuera del establecimiento al apartamento de Nino, ya había anochecido y no recordaba bien el camino, además estaba algo incómodo como para que me vieran así todo el camino.
-Hey, eres Adrien Agreste ¿No es cierto?- me miró por el retrovisor el conductor.
-¿Eh? No...
-Claro que sí, soy Nathaniel, ¿No me recuerdas?- el chico se veía un tanto mayor y su aspecto descuidado lo hacía lucir un poco desagradable.
-Oh, sí.. Nathaniel, lo siento venía algo distraído-
-Emocionado más bien- intentó bromear sobre mi notable erección, lo miré mal- Vamos, no te culpo, el lugar es bueno y las chicas son muy lindas- agregó conduciendo un poco más de prisa.
-Sí- intenté qué con aquél monosílabo la conversación acabará pero no tuve suerte.
-¿Qué te trae a París?-
-Trabajo- respondí moviendo la pierna arriba y abajo, empezaba a inquietarme, no podía dejar de pensar en Marinette y eso solo hacía qué mi miembro doliera más.
-Escuché que estabas en Estados Unidos-
-Sí, Nathaniel lo siento debo bajar aquí, yo... olvidé algo- me bajé de prisa y le pague la carrera completa estaba solo a una cuadra del edificio, no me importaba tenía que salir de ahí y correr, huir de mis malditos pensamientos que solo me llevaban a ella, tal y como me pasaba en mi adolescencia.
-¡Claro, espero verte luego!- me gritó cuando salí corriendo de ahí.
Cuando entré al apartamento esa sensación y los pensamientos que tenía con Marinette no desaparecieron, por suerte Nino aún no llegaba, tenía que encontrar la forma de aliviar este dolor, tenía que masturbame.
Me encerré en el cuarto de invitados y me quité los zapatos el pantalón y el bóxer, no tenía tanta urgencia de hacer esto desde la secundaria cuando vi a Marinette agacharse a recoger su lápiz, ese día llevaba un lindo vestido rosa y al agacharse pude ver su hermoso trasero y su ropa interior, fue la primera vez que tuve una erección.
Mi dulce Marinette. Desde ese día fantasee con ella por meses, quería hacerla mía, creí que ese deseo había desaparecido, lo intenté sepultar pero al parecer no lo logré del todo.
Aprisioné mi miembro entre mis manos y empecé bombeando de arriba a abajo imaginando que eran las pequeñas manos de Marinette las qué lo hacían, cerré los ojos y eche la cabeza hacia atrás recordando como metió mi mano bajo su falda, me habría encantado meterme en su ropa interior y hacerla retorcerse de placer con mis dedos.
La imagen de Marinette me hacía estar cada vez más excitado, había olvidado lo mucho que me ponía, aumenté la velocidad soltando algunos gruñidos, mi respiración se aceleró y el imaginarla succionando mi miembro fue lo que me hizo venirme por completo soltando un fuerte gemido.
-Adrien ya llegué y traje la cena- escuché a Nino del otro lado de la puerta, mi respiración estaba agitada intenté regularla para responder, Nino giró la perilla pero por suerte puse seguro -¿Estás?-
-Tomaré una ducha, ya salgo- le grité un poco más tranquilo arreglando el desastre.
Después de aquello y de una ducha fría Nino y yo empezamos a cenar o más bien empecé a devorar lo que había traído.
-Hermano ¿no te alimentaron bien en Estados Unidos?- bromeó mientras reía.
-Ay cállate, tengo hambre- le dije mientras bebía un poco de vino.
-Parece que no comías en años, ¿Qué hiciste todo el día? ¿Acaso te acostaste con una chica y no me enteré? Tal vez eso explica el hambre que tienes- empecé a toser escupiendo un poco de vino.
-De qué hablas- intenté sonar normal, Nino rió.
-Hablo de que tienes la misma mirada qué ponías cada que veías a Marinette en la secundaria, la mirada de quiero cojermela hasta que me pida que pare- actuaba como si nada mientras mordía un croissant yo reí nervioso.
-La verdad es que... la vi hoy-
-Ah sí? En dond-
-En The maid club-
-Oh... así que ya te enteraste-
-¿Enterarme de qué? ¿Tu sabes que hace ahí?-
-Pues no hay que ser un genio para saber que hace ahí-
-Sí pero ella era tan... tan tímida e inocente en la secundaria y ahora...¿Qué le pasó?
-Adrien, después de que te fuiste estuvimos en la preparatoria separados y luego la Universidad, yo no sé qué pasó con ella, no la he visto desde hace 4 años en una cena con... Alya.
-¿Qué? Pero es la mejor amiga de tu novia deberías al menos haberla visto antes- suspiró.
-Creí que lo de hace un momento era una broma tuya, o tal vez un lapsus, pensé que solo buscabas molestarme, pero veo que no es así. Te dije que Alya y yo terminamos hace dos años...- habló Nino cansado.
-¿Qué? pero ¿Por qué?
-Adrien no quiero volver a decírtelo, entiendo que tengas una vida ocupada con tu trabajo, pero deberías darle un poco de importancia a tus amistades y sus vidas personales-
-Lo hago-
-Sí, como digas. Iré a dormir- recogió los platos y salió de la cocina.
-Buenas noches Nino
-Hasta mañana Adrien
Me quedé despierto hasta tarde pensando en la azabache, me siento patético, en el fondo esperaba su llamada la cual nunca llegó, después de unas horas caí rendido.
A la mañana siguiente salí de la habitación de invitados le preparé algo de desayunar a Nino y me fui con todo y maletas a mi nuevo empleo, mi asistente las mandaría al nuevo departamento, me habían mandado algunas fotos ya no era necesario ir a verlo, lo arrendaría así, se veía bastante bien.
La empresa para la qué ahora trabaja estaba en el otro extremo de la ciudad, tendría que conseguir un auto si es que quería poder ir a ver a...
Alto. ¿Estoy pensando en ver de nuevo a la pequeña azabache?
No me llamó, tal vez lo haga hoy al menos eso espero.
-Señor Agreste, hay un cambio de planes– entró mi nueva asistente Marie, a la oficina qué me acababan de asignar.
–¿Qué sucede?- me levanté mirando a la mujer mayor.
–El señor Gerard dice que lo necesita en las oficinas de Ipsilion, el auto de la empresa lo llevará–
–¿Qué? Está bromeando ¿cierto?- me miró sin ninguna expresión. Suspiré rendido.
–Bien, ¿cuando necesita que me vaya?–
–Ahora mismo señor, me pidió que le dijera que lo disculpara por el cambio de planes pero que se lo agradece mucho–
Es un idiota, ¿Porqué me manda al rincón más apartado de la ciudad? Bueno al menos podría ir a ver a Marinette... basta Adrien, no pienses en ella, no ahora.
–Para agradecerle, me dijo que podía quedarse en el edificio cerca de las oficinas– Marie me extendió unas llaves y las tomé resignado.
–Gracias Marie, ¿Vendrás conmigo?–
–En un par de días señor Agreste, el señor Gerard quiere que arregle unos pendientes– asentí.
Espero comenten que les va pareciendo la historia.
-v
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𝙏𝙝𝙚 𝙢𝙖𝙞𝙙 𝙘𝙡𝙪𝙗 [𝘼𝙙𝙧𝙞𝙚𝙣 𝘼𝙜𝙧𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙮 𝙈𝙖𝙧𝙞𝙣𝙚𝙩𝙩𝙚]
FanfictionDespués de muchos años nos volvimos a encontrar en la misma ciudad en que nos conocimos, viejos sentimientos y pasiones fueron revividos, todo sucedió en aquel misterioso lugar, El Club Maid.