Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto
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Capítulo 9
(1 año después)
Una casa situada en medio de los bosques que rodean Kumo era presa del pánico mientras los dos ocupantes que quedaban corrían para salvar sus vidas. Uno era un hombre de pelo castaño con un corte que le corría por un lado de la cara, goteando sangre fresca. La otra era una anciana que subía con dificultad las escaleras. Ambos estaban cubiertos de sangre que no era toda suya.
El hombre de pelo castaño empujó a la anciana para que avanzara más deprisa. Cuando estuvieron en el segundo piso, la empujó al armario del pasillo y cerró la puerta. Ambos se escabulleron hacia la pared del fondo, ocultos entre las sombras de la ropa colgada. El hombre mantenía cerrada la boca de la mujer para que dejara de gemir.
A lo lejos, podían oír el sonido de alguien que gritaba por su vida. Era un hombre, uno con el que ambos parecían estar bastante familiarizados, pues sus gritos les provocaban cada vez más lágrimas. Entonces, de repente, los gritos cesaron, y ambos supieron por qué.
Ahora, el único sonido era el débil pero claro sonido de unos pasos que subían lentamente las escaleras. Con cada paso, se oían dos golpes más que no podían distinguir. Entonces, quienquiera que fuese, llegó por fin al último escalón y se detuvo. La casa quedó en un silencio sepulcral durante unos segundos. Entonces, el asaltante empezó a andar de nuevo. Esta vez, pudieron oír claramente cómo arrastraba algo por el suelo. Sonaba afilado y metálico.
A dos puertas del armario en el que se encontraban, la puerta recibió una fuerte patada. Cuando la persona vio que no había nadie dentro, fue a la puerta de al lado y la derribó de una patada. De nuevo, nadie. A través de los postigos del armario, el hombre de pelo castaño pudo ver ahora el cuerpo de la persona que caminaba frente a la puerta. Era claramente una mujer por las curvas del cuerpo. Iba vestida con una camisa blanca entallada debajo de una chaqueta roja que sólo le llegaba por debajo de la caja torácica y que llevaba desabrochada. También llevaba unos pantalones cortos negros ajustados que no le llegaban a medio muslo. Todo el conjunto estaba empapado de salpicaduras de sangre. En sus manos había dos espadas, empuñadas al revés con las puntas tocando el suelo. Seguramente fue el sonido de arrastre que oyó. Tenía la mirada fija en la puerta.
Como ésta se abría hacia fuera, fue a agarrar el pomo de la puerta y el hombre de pelo castaño apretó con fuerza la boca de la anciana para evitar que gritara. Esperaba y rezaba a cualquier poder divino para que de algún modo salieran de ésta. Cerró los ojos esperando lo inevitable. De repente, se oyó un ruido seco en la habitación contigua a la suya. La chica soltó el pomo de la puerta y giró la cabeza. Ahora, el hombre de pelo castaño pudo ver el pelo de ella, que era rojo sangre en la parte inferior, pero se desvanecía en un rubio brillante.
Ella se alejó para investigar qué era el sonido y el hombre de pelo castaño respiró aliviado tan silenciosamente como pudo. Aflojó un poco el agarre de la anciana y le susurró que se callara. Lenta y suavemente, se arrastró hasta la puerta. Ella ya la había abierto parcialmente, así que él la empujó un poco más. Crujió ligeramente y maldijo su suerte. Miró por el pasillo en la dirección que ella había tomado, pero no pudo verla. Tampoco podía oírla.
Viendo la posibilidad de escapar por la ventana del fondo del pasillo, se arrastró hasta la anciana. En voz muy baja le susurró su plan. "Vale... la ventana del final del pasillo está abierta de par en par... Si podemos llegar a ella, entonces podemos huir". La anciana sacudió la cabeza con vehemencia, sin que le gustara la idea. "Tenemos que hacerlo. Tenemos que hacerlo!", dijo con más dureza. "Si nos quedamos aquí moriremos".
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Naruto - El Libro ✔️
RandomApartado por el bien de sus hermanos, Naruto adquiere conocimiento de este mundo de locos a través de la literatura. Para un niño que aún está aprendiendo de las luchas de la vida, eso puede ser algo perjudicial. El mundo se apresura a llamar loco a...