Naruto - El Libro ✔️

11

Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto

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Capítulo 11

Volando por encima de la silenciosa aldea, Deidara e Hidan observaron el horizonte. En cuanto se consumió la última brizna de luz, Deidara dejó caer de su mano la criatura de aspecto extraño. Mientras la veían caer al suelo, Hidan saltó de su propio pájaro hacia el objetivo que les habían ordenado recuperar. Deidara se limitó a observar cómo su criatura se convertía de repente en una enorme mancha blanca que parecía un pájaro increíblemente obeso. Antes incluso de que impactara, pudo oír los gritos y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Cuando su creación impactó, no hubo más que silencio. Entonces, un destello de luz le cegó momentáneamente, seguido de una estruendosa explosión que pudo sentir desde su pájaro. Sonrió al ver a los ninjas reunirse en el punto de impacto para recuperar a los supervivientes. Sacudiendo las manos hacia delante, lanzó dos creaciones más. Ambas se expandieron en criaturas diferentes que salieron disparadas hacia delante como misiles en picado directamente hacia el grueso de la gente.

Como ya no necesitaba cubrirse, se abalanzó sobre su pájaro de arcilla y empezó a lanzar criaturas más pequeñas, pero con suficiente potencia para diezmar un objetivo y algo más. Giró y se apartó de los lamentables jutsu que le lanzaban mientras seguía atacando a shinobi y civiles por igual.

Saltó de su pájaro de arcilla justo cuando dos lanzas de tierra lo atravesaban. Rápidamente, creó otra y miró hacia el origen del ataque. Vio nada menos que a la propia Yondaime Tsuchikage, Kurotsuchi. Deidara sonrió y esquivó su siguiente andanada de proyectiles de roca, contraatacando con una andanada de sus criaturas de arcilla.

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Hidan utilizó su hoz para trepar por la ladera de la montaña. Cuando llegó a la cima, se agachó entre los arbustos mientras dos chunin escoltaban a un grupo de individuos hacia un refugio alejado de la aldea. Los dos condujeron al grupo a una cueva y se prepararon para cerrarla con una roca. Antes de que pudieran hacerlo, Hidan había decapitado a uno de ellos con un golpe limpio con su hoz. Al otro sólo consiguió arrancarle un brazo. Por desgracia para el inconsciente, eso fue todo lo que necesitó. Haciendo señales con las manos, su cuerpo se volvió negro y el contorno de un aparente esqueleto apareció sobre su piel. Sacó una especie de vara negra de algún lugar de su cuerpo y se atravesó el corazón.

El hombre se aferró a la herida que se había hecho y Hidan se volvió hacia la cueva. Con su hoz arrastrando tras de sí, se paseó despreocupadamente hacia el interior. Cuando estuvo allí, pudo ver a unos cuantos civiles de aspecto adinerado, y a unos pocos que parecían haber estado afortunadamente cerca cuando comenzó el ataque. La gente jadeó al verle, pues se dieron cuenta de que era un enemigo.

"Buenas noches, pomposos". Dijo con un tono extrañamente excitado. "Vengo a buscar a alguien importante". Dijo despreocupadamente. "Como éste parece ser el búnker VIP, sé que está aquí". Chasqueó la lengua, pensativo, mientras se paseaba despreocupadamente de un lado a otro, mirando a los ojos llenos de miedo de todos los presentes. Parecía mucho más espeluznante mientras se limitaba a ignorar los estruendos y estampidos de las explosiones en la distancia.

Al sentir que la tensión se apoderaba de ellos, un hombre de mediana edad vestido con ropas de aspecto caro intentó correr hacia la salida. Al ser el más cercano a la boca de la cueva, creyó que la tenía. Antes de que diera más de dos pasos, la hoz de Hidan le atravesó la espalda. La hoja inferior le atravesó directamente el pecho y la segunda le rebanó la base del cuello, sobresaliendo por delante de su cara, dejando la hoja superior clavada en lo más alto de su cráneo.