Sergio y Max se reencuentran después de años en una situación inesperada. Tras ser penalizado, Checo extiende su visita en Mónaco. Esto causa que sus encuentros con Max se vuelvan mucho más recurrentes y cómodo para los dos. Los dos deciden comenzar...
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Checo vio partir el taxi en el que Max se fue rumbo a su casa. Se sentía triste, apenado, pero sobre todo desanimado por las palabras de Verstappen.
Estaba preocupado. Luego de terminar la charla, Max se desplomó en el sofá y no despertó minutos más tardes confundido por lo sucedido. Le pidió se quedará recibiendo la negativa del neerlandés reiteradas veces, logrando obtener su número telefónico con la esperanza de saber que tal había llegado a su próximo destino.
Se acomodó en el sofá mientras bebía el poco vino que aún quedaba en la botella. Miraba su celular impaciente por una señal.
Por su parte mas no lograba calamar las lágrimas de sus ojos, sentía mucha tristeza en todos los sentidos. Su cabeza apoyada sobre el frio cristal del auto le dio la tranquilidad, sus manos temblaban por la acumulación de sentimientos dentro de su ser. Con movimientos erráticos logro marcar el número de su mejor amigo y confidente, Charles.
El taxi se estacionó frente a la casa del monegasco, quien lo esperaba frente a la entrada de su hogar. Max bajo rápido y se aferró a los agradables brazos de su amigo. Este mismo lo abrazó con fuerza dando pequeñas caricias en su espalda hasta guiarlo dentro de su casa,
La noche se había vuelto fría.
Sergio no recibió ningún mensaje esa noche, solo se quedó en la espera de que un nuevo día comenzara.
Casi a medio día la puerta fue golpeada con ímpetu, se levantó atontado por el dolor de cabeza que le estaba dando por la borrachera de la noche anterior. Por un momento se imaginó a Max detrás de la puerta, dispuesta a resolver las cosas entre ellos, pero no se decepcionó cuando vio a su hermano en su lugar.
—¡Cabrón me asustaste, llevo toda la pinche mañana marcando a tu celular y no lo cojes! —Antonio se veía preocupado.
—No grites, estoy bien —se dio la vuelta irritado. Se tiro al sofá nuevamente.
—¿Estuviste bebiendo? —Toño observaba las copas y botella de vino en el suelo.
—Ayer vino Max... lo arruiné de nuevo —murmuró desde su lugar, ocultaba sus ojos de la luz y de su hermano. El mayor solamente lo observo. —Max nunca logrará perdonarme.
—No digas eso cabron le dio ánimos. —Tienes que entender que no es tan fácil decir lo siento y ya, hay mucho entre ustedes que son imperdonables, pero eso no quita que puedan ser amigos de nuevo.
—¡¿Amigos?!
—Acaso de olvida que antes de novios fueron amigos —
Checo se incorporó, apozo sus codos sobre sus piernas z caras en sus manos. —Yo no lo puedo ver de esa manera, amo a Max.
—Tu no amas a Verstappen, Sergio Antonio estaba cabreado de la actitud de su hermano. —Si lo amaras no lo hubieras dejado solo encaro.
—¡Has venido a joderme el puto día! —empujo al mayor con rabia. No estaba soportando.
