Capítulo 5.5: Cada vez menos hermanas, parte 2

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*Créditos de la imagen: @ qu_9_81 en Twitter*

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En la morgue de Natsukawa, el señor Uesugi Isanari se había presentado junto a su hija menor Raiha para reconocer el cuerpo de su hijo. Nakano Yotsuba, la cuarta hermana de las quintillizas, había acompañado a la familia doliente.

Las otras tres hermanas también llegaron tras ser notificadas por la hermana de pelo naranja. Tras unos minutos en donde Miku se desahogó por el miedo del futuro tras el hecho que llevó a la captura de Nino, apareció el padre de Fuutaro.

— ¿Qué hacen aquí...? -Isanari tenía la mirada sin brillo y sin emociones-.

— Sumimasen, Uesugi-dono. -Miku fue la primera en hablar, lo hizo mientras agachaba la cabeza y hacía la máxima reverencia con la cabeza al suelo-. Una de nuestras hermanas le arrebató una de las personas más importantes y no encontramos manera de expresar cuánto lo lamentamos. Sé que hacer esto no resolverá nada, pero somos conscientes que esto nunca debió pasar, así que...

Las demás presentes, menos Itsuki que estaba con Raiha que dormía plácidamente en los muslos de ella. Yotsuba lloraba de la molestia e Ichika solo arrugaba su rostro con molestia. Pero Miku fue interrumpida por Isanari.

— Omaetachi... -la voz de Isanari se escuchaba quebradiza-. Ustedes son las culpables que mi hijo tuviera que aceptar un trabajo que le quitó la vida. Siempre me lamenté que no pude darles lo mejor a mis hijos, en especial a Fuutaro. Él de pequeño era alguien rebelde, y más cuando perdió a su madre, pero a medida que creció fue notando que las cosas era complicadas. Así que se dedicó a estudiar para sacarnos adelante. Yo le decía en broma que era un antisocial devorador de libros, porque quería que fuera un adolescente normal, que tuviera amistades y pudiera tener sueños. Pero él se vio forzado a estudiar más de lo que un niño podría soportar para ayudarme a mí que soy un pobre diablo. Raiha veía a Fuutaro como su ejemplo a seguir, yo le decía que quería que ella fuera normal. ¿Saben qué le decía él? Que sería mejor que él. Ya perdí una parte de mí cuando se fue mi esposa, ahora ya no está mi hijo. ¿Quieren que pierda a mi hija también para sentirse mejor?

A medida que Isanari hablaba, las lágrimas caían de sus ojos. Las cuatro quintillizas sentían una horrible presión en sus corazones al oír el llanto de hombre que ya lo golpeó la vida más de una vez. Incluso por la frustración ya estaba desvariando, pero cuando terminó de hablar, Yotsuba se levantó y le tomó las manos.

— Uesugi-dono, sabemos que no tenemos derecho de opinar luego de todo lo que ha pasado. Pero quiero hacer algo que no le dije antes. En su casa le dije que quería cuidar de Raiha-chan, no fue por un momento ni cuando lo necesitara. Fuutaro-kun fue alguien que conocí en mi infancia y me hizo creer en mi propio sueño. Cuando no volví a verlo, siempre pensé en él y me decía a mí misma que quería sacar adelante a mi familia. Ayudar a mis hermanas como me lo dijo mi madre. Siempre soñé con volverlo a ver cuando hubiera logrado mi sueño, pero me enteré en el peor escenario posible y nunca pude darle las gracias por haberme motivado. Entonces, quiero quedarme con usted y con Raiha-chan. Sé que pensará que es para enmendar su pérdida y que aún así no es suficiente. Soy una chica bastante idiota que suele ser impulsiva, pero esta decisión la tomé y estoy segura de hacerlo. No podré ser como él en ninguna vida, pero quiero terminar lo que Fuutaro había empezado. Le ayudaré a salir adelante. -Yotsuba volteó a ver a Ichika y a Miku-. Me iré de mi casa, dejaré la escuela y trabajaré como sea, le ayudaré a cuidar a Raiha-chan también.

Ichika no podía creer lo que escuchaba, ella quiso intervenir pero Miku le dijo con la cabeza que no lo hiciera

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Ichika no podía creer lo que escuchaba, ella quiso intervenir pero Miku le dijo con la cabeza que no lo hiciera. La chica de los audífonos había entendido que no iba a servir de mucho persuadir a Yotsuba, más sabiendo que Fuutaro tuvo un impacto importante en ella en su momento.

— Escucha, no te lo pondré fácil y vas a sufrir para lograr lo que te propongas. Preferiría no volver a verte a ti ni a nadie de tu familia, incluso a Maruo-san. Pero, me molestaré más si te arrepientes. Y si haces sufrir a Raiha, haré que no vuelvas a acercarte a nosotros nunca más. -Isanari quiso darle la oportunidad, ya que en sus memorias estaba un pequeño recuerdo que la hacía creer que ella no era una mala persona y también quería creer que hacía esto por Fuutaro-.

Así fue pasando el tiempo, una semana después se llevó a cabo el juicio en donde Nino fue condenada e Ichika se entregó hacia la cárcel de mujeres Shin No Kibou. Luego, Yotsuba había oficialmente desocupado su habitación en el condominio ya que se había mudado con la familia Uesugi. Isanari le había asignado cuidar de Raiha mientras él trabajaba durante el día.

Yotsuba se había convertido prácticamente en una niñera durante el día y por la noche tenía dos trabajos. Luego de un mes de búsqueda pudo hacerlo. El primero era como empleada de medio tiempo en un bar como bartender, el trabajo no era complicado; solo era de servirle un trago de una botella de licor que los clientes compraban con anticipación que el bar guardaba. ¿Había problema con que fuera menor de edad? A Mamá Basue no le importaba, mientras no le dijera a los clientes su edad, todo bien.

El otro trabajo era más tranquilo, un trabajito de noche en un minisuper. Había conocido a una chica que parecía bastante confiable, se llamaba Asami Yuuki. Entre ambos trabajos, el sueldo era relativamente asequible para ayudar al guardadito.

— Yotsuba-nee. -Raiha estaba terminando su tarea por la noche antes que Yotsuba fuera a su trabajo del bar-.

— Nani, ¿Raiha-chan? -la pelinaranja estaba poniéndose una blusa semiformal junto a una falda-pantalón negro-.

— Quiero ayudarles con esto... -ella había sacado de su cuarto un pequeño frasco con unos cuantos billetes y monedas-.

— Raiha-chan, demo... -el rostro de la pequeña denotaba preocupación-. Escucha, no deberías hacerlo. Tu padre y yo hacemos esto para ti y por Fuutaro-kun. Quieres ser como él, ¿verdad? Él quería darte de comer cosas ricas, Miku me contó sobre esa promesa que él te hizo y te lo prometimos ese día. Aunque tendrás que ser paciente, quiero ayudar a tu padre y puedes ayudarlo de una forma más sencilla. -la pelinaranja, aunque haya pasado poco tiempo, parecía madurar a pasos agigantados-.

— ¿Nani?

— Sé una buena hija, estudia, juega, ríe, pasa el tiempo con tus amigos. Que tu única preocupación sea que tu papá te vea tranquila y sonriente. Tal vez no pronto, pero podrás levantar la cabeza y sonreír como cuando te conocí. -Yotsuba abrazaba a Raiha mientras caían pequeñas lágrimas-.

¿Y qué habrá pasado con Miku e Itsuki? Pues, Maruo les dio la opción de seguir viviendo en el condominio. Cuando Yotsuba le hizo saber su decisión, él en un principio se negó. Pero, cuando notó que Raiha y ella habían empezado a crear un vínculo, ya no pudo decir que no.

Pero en el juicio de Nino, Maruo había ofrecido dinero para pagar la deuda de Isanari. Sin embargo, el padre de Fuutaro se negó, pero nunca mencionó que Yotsuba le ayudaba. Aunque el padre de las Nakano sabía a simple vista que la cuarta de las quintillizas estaba aportando a la casa Uesugi.

Tras un año, la deuda de Isanari fue reduciéndose en cantidad a pagarse aún con intereses. Así que en uno de los escasos días libres de Yotsuba. Al mediodía había ido a comprar algunos víveres para cocinar el almuerzo del día. Sin embargo, lo que nunca esperó fue reencontrarse con una de sus hermanas.

— Nino... 

Agua muerta: el karma no existe (Gotoubun no Hanayome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora