𝐄𝐓𝐋𝐕 | ❝Estaremos cerca en todas las vidas. Ya sabemos que sin el otro no podemos vivir❞
Libro de pequeñas historias de cualquier serie o película.
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Aclarando que se basa en la serie animada. Aún no termino el LiveAction.
La verdad creo que es una buena idea para una historia más larga, ya que siento que pudieron existir más escenas entre estos dos, pero también hice este libro para hacer historias cortas que sé que no terminaría si las hiciera más largas o tardaría mucho más.
En fin, espero les guste esta historia ʕ·ᴥ·ʔ
3845 palabras, sin contar esta nota.
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A Sharon le habían dicho que su matrimonio ya estaba arreglado cuando ella tenía ocho años. Pasó años sin conocer a su futuro esposo, hasta que en su cumpleaños dieciocho, luego de su celebración en casa, salieron de viaje sin decirle el destino.
Tardaron dos horas en llegar. En esas dos horas, Sharon hizo la pregunta correcta, y su padre le respondió:
—Veras a quien has querido ver desde que tenías ocho años: Tu futuro esposo, Zuko.
Después de eso, Sharon había permanecido callada. Sabía poco sobre Zuko: su familia tenía más dinero e influencia que la de ella, y eso ya era mucho. Su madre llevaba enferma varios años, y su personalidad fría que contrastaba con su poder de fuego lo hacía tener pocos amigos.
Al llegar, unos sirvientes llevaron sus maletas a una habitación mientras otro los guiaba al jardín, dónde eran esperados por Iroh, un señor mayor que los recibió con una cálida sonrisa.
—Llegaron —saludó Iroh, abrazando al tenso padre de Sharon.
—Es un gusto volverte a ver, Iroh —casi suspiró cuando fue soltado—. Ella es Sharon.
—Es un placer conocerlo —Sharon hizo una reverencia, cosa que Iroh imitó.
—Tan educada como te describieron tus padres. Siéntense, acabo de hacer té.
La familia tomó asiento junto a Iroh en la pequeña mesa. Solo sobró un asiento, cosa que le inquietaba a Sharon. Su madre y Iroh comenzaron a platicar alegres sobre el té mientras su padre lo tomaba con seriedad. Siempre se preguntó cómo era que se habían casado. Había sido arreglado, claro, pero le sorprendía que siguieran juntos, le sorprendía que, en algunas ocasiones, de verdad parecía que se amaban.
—Señor, el joven Zuko ha llegado —anunció un mayordomo, haciendo sonreír a Iroh.
—¿Lista para conocer a mi sobrino, Sharon? —Iroh estaba emocionado por lo que pasaba. No había sido su idea, pero con la actitud de su sobrino, seguro ninguna mujer lo soportaría lo suficiente para conocerlo.
Sharon sintió sus manos templar mientras escuchaba los pasos acercarse. Se acercaba justo detrás de ella.
—Lamento la demora —Su voz sonaba tranquila, así que Sharon respiró—. Soy Zuko.
—Es un placer verlo —los padres de Sharon se levantaron e hicieron una reverencia.
—Sharon —llamó su padre. Fue entonces que Sharon recordó que debía moverse.
