Li Shang | Mulán

65 6 0
                                    

La guerra había terminado. China habían vencido, y todo gracias a una mujer.

Xiang, sobrina del emperador, había estado ahí cuando ocurrió. Había visto con sus propios ojos a la heroína de China: Fa Mulán.

Xiang apenas había tenido oportunidad de hablarle, de agradecerle por haberla salvado. Si, el emperador le había dado el más altos de los honores: le había dado su medallón y se había inclinado ante ella, pero a Xiang siempre le había gustado dar regalos, mostrar sus emociones mediante objetos porque le habían dicho que calladita se veía más bonita.

Había conseguido la dirección de Fa Mulán y convenció a su padre para que solo un guardia la acompañara.

Llegó a la casa unas cuantas horas antes del anochecer. Si tenía suerte, la familia estaría dentro y no fuera en alguna celebración.

Una mujer anciana que caminaba sonriente por la entrada la vió.

—Disculpe, ¿Fa Mulán vive aquí? —La mujer asintió, algo sorprendida— Quisiera verla... Yo... soy Xiang. Solo quiero agradecerle.

—¿Xiang? ¿Cómo...? —Entonces, los ojos de la mujer se abrieron con sorpresa— Eres la sobrina del emperador.

—Por favor, solo quiero dar unos obsequios a Mulán... Sé que el emperador ya le agradeció, pero...

—No hay problema —calmó la anciana, notando el nerviosismo de la menor—. Tranquila, niña. Puedes pasar.

—Muchas gracias.

Caminaron por el jardín hasta la entrada de la casa, dónde Xiang le indicó a su guardia que esperara fuera.

—Yo tengo que comprar algunas cosas —dijo la anciana—. Mulán está en la cocina, puedes ir con ella.

Xiang trató de detener a la mujer, pero la anciana se marchó antes de que dijera algo. Ella solo quería agradecerle a Mulán, conocer a la mujer que había salvado a China al decidir sus acciones por ella misma.

—¿Quien eres tú? —La voz de Mulán sorprendió un poco a Xiang.

—Yo soy...

—Xiang.

—¿Shang?

Los tres se quedaron en silencio, analizando lo que estaba pasando.

Xiang reaccionó. Estaba ahí por Mulán, estaba ahí porque admiraba a esa mujer. Shang también estaba ahí... ¿Eso que significaba?

—Yo soy Xiang —dijo, e hizo una reverencia—. Estoy aquí para ver a Fa Mulán.

—¿A mí...? —dudó Mulán.

—Si. Quisiera agradecerte, Fa Mulán. Salvaste a China, eres una mujer muy valiente y quisiera darte unos obsequios...

—Yo... No... Por favor, no es necesaria tanta formalidad —Mulán se acercó a Xiang, sosteniendola para que dejara de reverenciar.

—Te admiro mucho, Fa Mulán.

—Solo dime Mulán, Xiang... Recuerdo quien eres, y sé porque me quieres agradecer, pero no es necesario.

—Lo es... Mulán. Por favor, aceptalo —Xiang sacó una bolsa de tela dorada de sus mangas y la entregó a Mulán—. Sé que no se compara con los obsequios del emperador, pero, acéptalo.

—Muchas gracias, Xiang —Mulán tomó la bolsa con una sonrisa y se inclinó levemente.

—Creo que ustedes están... ocupados. Me iré ahora.

—¿Volverás al palacio? —preguntó Shang, antes de que Xiang se moviera.

—Así es.

—Es tarde. —dijo Mulán—Tardarás mucho en volver... Al menos, quédate a cenar.

En todas las vidas | OneShots MultifandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora