CAPÍTULO 2

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En su sueño se mostraba feliz, con una sonrisa amplia y brillante, mientras hacía lo que le apasionaba. La fotografía había sido algo que atrapó la atención de TaeHyung cuando tenía apenas diez años y ahora, mientras trabajaba siendo uno de los fotógrafos más reconocidos en la industria artística del modelaje, se preguntó cómo es que lo había logrado.

Tomó un par de fotografías más y admiró su propio trabajo lleno de orgullo, hasta que sintió aquél aroma. Era tal cuál, al que había sentido aquella vez, en aquella cama; pero ahora se sentía más vivaz, tan cercano, como si...

Sus ojos se abrieron. Su estado de somnolencia no le permitió reaccionar cuando su vista chocó directamente con la suya; él se encontraba ahí de pie, siendo todo lo contrario a lo que TaeHyung realmente esperaba y además, siendo el proveedor de aquel increíble aroma que había encantado al menor.

—¿Por qué estás en mi habitación?

Su postura era intimidante y las manos en sus bolsillos le daban un aire indiferente pero autoritario al mismo tiempo, era extraño mirarle.
El color de sus ojos era demasiado oscuro y profundo, su mandíbula estaba bien marcada.

—Es la más grande, creí que era para mí... debería ser para mí —habló bajo y bostezó.

—Pero no lo es y no lo será, ahora levántate.

—Quiero seguir durmiendo.

El ceño de TaeHyung se frunció e inconscientemente abrazó el cuadro que tomó anoche y aún mantenía en sus brazos.

—Devuelve eso.

El menor hizo caso y lo tendió sin molestarse en observarlo, para posteriormente acurrucarse entre las sábanas, olfateando secretamente. Pudo oír el sonido sordo de la foto siendo dejada sobre la mesita de noche.

—Eres el niño —Taehyung soltó su afirmación.

—¿Debo suponer que pasó por una observación bastante minuciosa, señor TaeHyung? —Jeon observó su asentimiento—. Bien, váyase a lavar y luego vaya a desayunar.

El mayor se retiró luego de sus palabras y TaeHyung se levantó abruptamente. ¿Ese realmente era el señor Jeon? No podía aceptarlo y es qué, siendo prejuicioso y todo, lo mejor que esperaba era encontrarse con un anciano de unos cincuenta y tantos que oliera a licor fino y a humo de habano. Precisamente como su padre.

Rascó su cabello dejándolo más desordenado aún y salió de la cama recibiendo con sus pies descalzos la cerámica fría del suelo. Caminó recto cuando salió de la habitación, ignorando las palabras de su mayor sobre darse un baño y ni siquiera pensando en que al menos podría lavarse la cara, entró la cocina.

El rubio de ayer se encontraba allí, preparando algo TaeHyung no pudo descifrar y el señor Jeon estaba sentado en una de las sillas al final de la mesa grande de madera, con el teléfono en una mano y una taza de quién sabe qué en la otra.

—Buenos días —saludó TaeHyung y se sentó de una vez.

—Dije que te lavaras.

El menor no pudo prestar atención a su regaño, pues sus ojos se posaron pesadamente sobre lo que se encontraba sobre la mesa y frente a él; su ceño se frunció con demasía y un leve gesto de desagrado se formó en sus labios finos.

—¿Qué diablos se supone que es esto? —una de sus cejas se alzó ahora y miró en dirección al cocinero—. Sin ofender.

—Tu desayuno —TaeHyung miró desconcertado a JungKook.

—¿Acaso crees que tengo complejo de vaca? ¡No comeré pasto!

En una esquina de la cocina el rubio sonreía burlón ante la escena de TaeHyung exaltado y sin poder creer que le esté hablando así al señor Jeon; observó de paso la reacción de éste, apreciando su mandíbula tensa y como empujaba el interior de una de sus mejillas con su lengua, sin dejar de ver en ningún momento la pantalla de tu teléfono.

—¿No hay algo con azúcar aquí? ¿Un batido? Tal vez un pastelillo o un jugo de frutas, mínimo —el castaño miró incrédulo al otro Kim.

—No es sano —oyó el murmullo del mayor y aleteó sus párpados irritado. 

—Veré que puedo prepararle si el señor Jeon me lo...

—No, SeokJin -el pelinegro cortó su oración —. Come, Taehyung.

—Oh, no, no comeré eso —no temió mirarlo directamente cuando su vista por fin se alejó del teléfono —. Primero la habitación y ahora esto, ¿es enserio? ¿Quién se creen que soy?

Ambos mayores observaron a TaeHyung ponerse de pie abruptamente y luego salir de la cocina sin importarle el estruendo que hizo en el proceso. JungKook pasó una de sus manos por su rostro ofuscado y la detuvo sobre sus labios para posteriormente negar y suspirar rendido.

—Dile a NamJoon que se ocupe de las habitaciones.

El rubio asintió reprimiendo una sonrisa. —Sí, señor —y continuó haciendo lo suyo.

Cuando cayó la noche TaeHyung se observó en el grande espejo, sonrió altanero cuando observó rápidamente la enorme habitación que ahora ocuparía. ¿Cómo era que siempre conseguía lo que quería? Bueno, dejando de lado que su estómago rugía con desesperación rogando por algo de comida y es que, el menor simplemente no se habría rebajado en todo el día a aceptar la comida que el servicio del maldito señor Jeon le ofrecía.
Pero aquello no sería problema por mucho tiempo, pues observando y alisando su camisa Gucci observó la hora sabiendo que HoSeok no tardaría demasiado en llegar por él. Su humor era por primera vez desde que llegó, aceptable, ya que irse con su novio de éste infierno por unas horas, era la mejor parte del día.

Tomó su chaqueta y salió de su habitación dando un portazo, regalándose a sí mismo cuando esto hizo que el señor Jeon salga de sueva habitación; vestía igual que ésta mañana y traía unas gafas de lectura puestas.

Lo examinó de arriba abajo y TaeHyung sintió repentinamente el calor en sus mejillas, frunció su ceño.

—¿Piensas dormir con esa ropa? —el pelinegro observó el reloj en su muñeca.

—Saldré, ¿no es obvio?

El castaño se limitó a dar un par de pasos al frente, de manera indiferente mientras pasaba a su lado y sujetaba con más fuerza su chaqueta; sin embargo, su caminar se detuvo abruptamente cuando oyó la leve risa del contrario, llena de burla.

—Créeme, nadie te dejará salir de aquí —el menor mordió su labio inferior—. Ve a dormir, niño.

El rostro de TaeHyung terminó por calentarse, sintiéndose furioso y preguntándose de paso como es que el maldito se atrevía a ser así con él; quiso patalear, gritarle maldiciones y todo lo demás, pero se limitó a suspirar en un intento de calmarse y dirigirse nuevamente a su habitación.

Pero eso no se terminaba ahí, porque TaeHyung iría a ver a su novio y no importaba como tendría que salir de esa maldita casa.




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Han pasado 100 años... jeje

Solo me detengo a dejar infinitas gracias a esas 4 o 5 personitas hermosas que me están leyendo🌼
Por siempre agradecida con ustedes

Love u all

Million Dollar Man •• KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora