Million Dollar Man •• KOOKV

CAPITULO 10

—Me disculpo.

Cuando su espalda se puso rígida y las palabras se deslizaron con sutileza por el largo de su garganta hasta salir, todos en la sala le prestaron atención. JiMin podía agradecer ahora mismo que su amigo estuviese ahí para enfrentarse él mismo al Sr. Jeon, proponiéndose ahora mantener la calma y dejar que éste arreglara las cosas. Porque TaeHyung haría eso; lo salvaría, de una manera descarada y totalmente deshonesta, pero lo salvaría al fin y al cabo. Y eso era lo que importaba ahora.

—Esto me concierne tanto como a él, por no haberles advertido —cuando la inquietud abandonó al pelirrojo, se retó a si mismo no reírse mientras oía la formalidad salir del castaño—. JiMin es un tanto curioso, me temo; les gusta abrir puertas como si fuese a encontrar un tesoro en alguna.

Si en cualquier otra ocasión eso fuese a ofender a JiMin, ahora no había cabida para que eso sucediera. Así que asintió con rapidez y firmeza, sintiendo como el agarre en su brazo perdía presión y finalmente quedaba en libertad; se posicionó a un lado de TaeHyung y observó como JungKook fruncía los labios con molestia. El pelinegro se alisó el traje, acarició el puente de su nariz y luego, exasperado, llevo sus dedos a su barbilla bien afeitada.

—Bien, niño explorador, ¿De dónde sacaste las llaves? —a la disputa se les unió SeokJin que, con su rostro coloreándose, palmeó sobre sus bolsillos hasta no encontrar nada.

JiMin aprovechó el gesto para hablar por primera vez desde que lo habían atrapado en la sala de mantenimiento e, ignorando la picazón que la mano caliente de Kim NamJoon había dejado alrededor de su muñeca, se apresuró a decir: —Las encontré en el piso de la cocina —por supuesto que aquello era una total y completa mentira, sin embargo, tampoco sabía cual era la verdad.

La sala había cambiado el ambiente ante las últimas palabras del pelirrojo, que relajó su cuerpo contra el de su amigo cuando la tensión recaída sobre él pasó a estar entre el dueño del condominio y su mejor amigo chef. Junto a él, TaeHyung se mantenía con expresión neutra intentando reprimir las ganas de poner sus ojos en blanco ante el descaro de todos. Bien, él había robado la llave en la recepción de la planta baja, para hacer algo más que ilegal pero, ¿Acaso creían que JiMin era un ladrón estúpido con esa cara de santo? Era una locura incluso pensarlo, así que se mantuvo en silencio y todo acabó con la decisión de que enviarían a JiMin a casa mañana por la tarde.

Y aquello era una mierda. Sabía que con JiMin aquí las cosas se habían vuelto más fácil de sobrellevar y si estaba sólo no estaba muy seguro de como sobreviviría a las estrictas ordenes de JungKook y a su novia con aquella supuesta mirada dulce. HoSeok ni siquiera lo había vuelto a llamar desde la vez que quiso escaparse, y TaeHyung podía notar su molestia incluso de lejos. ¿Quién lo enviaba a soportar esta clase de cosas? Honestamente, él no veía la hora de cumplir la mayoría de edad para poder hacer finalmente lo que quisiera.

[...]

—Eres fuerte, TaeTae —más tarde en su habitación, el castaño parecía ser el único afectado por la situación.

No entendía por qué JiMin tenía esa sonrisa tonta en su cara, cuando el plan había fracasado tan terriblemente. Se encontraba de mal humor ahora y, para colmo, HoSeok se había vuelto parte de sus pensamientos la mayor parte del día de hoy. No estaba seguro de si debía o no molestarse en llamarlo para reclamarle su ausencia.

—Jimin, detente.

El pelirrojo rió hasta convertir sus ojos en dos finas líneas y cuando terminó de hacerlo, palmeó con suavidad la espalda del menor antes de tenderle su mano empuñada. TaeHyung le miró expectante. —¿Qué?

—Extiende tu palma, torpe.

Raramente hasta para él mismo, TaeHyung acotó su orden sin titubeo y con los labios apretados. Cuando JiMin hizo lo mismo, un pequeño plástico negro cayó en su mano. Era el lápiz de datos. Sus ojos se abrieron hasta el tope y logró ponerse de pie antes de exclamarle al mayor que era el mejor amigo del mundo.

—Lo soy —JiMin acomodó su chaqueta—. Y volveré antes de lo que crees; tú ocúpate de revisar las cámaras ésta noche y contarme cada detalle.

—¿Incluso cuando ellos...? Ya sabes.

Ambos comenzaron a reír y aunque Park asintió, TaeHyung ignoró la punzada de rechazo que asaltó su pecho al imaginarlos tan íntimos. Su teléfono comenzó a sonar. Era HoSeok, casualmente.

—Uy, señor correcto hizo su aparición —acotó el pelirrojo y caminó hacia la puerta—. Te dejaré solo.

TaeHyung quiso mencionar que no hacía realmente falta, pues dudaba que hablaran algo concreto o meloso con su sonriente novio, pero sólo le vio salir antes de atender la llamada. «¡Lo siento!» fue lo que recibió como saludo y se sorprendió de haber reaccionado automáticamente a eso con una sonrisa.

—¿Dónde haz estado? —le reclamó, sin cambiar su tono de voz a uno duro.

—¡En este lugar es imposible conseguir señal! No pude llamarte, lo siento.

—No respondiste mi pregunta —la oración era corta, sin embargo, dejó flotar el alivio en su voz al notar que su novio no se había olvidado de él. Por supuesto que no, HoSeok era demasiado bueno.

—Escocia —los ojos de TaeHyung se pusieron en blanco—. No puedo explicar ahora, podría cortarse en cualquier momento... ¡Seré rápido!

—Bien, porque estoy ocupado —siendo un completo estúpido contigo, lo siento.

—¡Tengo noticias! —se hizo una pausa luego de eso, y el castaño notó la terrible interferencia —. Papá ha hablado con el tuyo; parecen haber hablado sobre nosotros con el Sr. Jeon, ¿sabes? Porque dejarán que te pase a buscar la próxima semana.

Las palabras se mezclaron entre los pensamientos de TaeHyung y hasta que logró caer en cuenta de lo que había oído, HoSeok comenzó a hablar nuevamente: —Ya tengo que irme, Tae. ¡Te quiero! —y la llamada se cortó.

Dirigió su mirada a un punto inexistente en la pared, mientras arrojaba su teléfono sobre la cama y dejaba que su cuerpo se relaje por completo ante el alivio que se intensificó. Ahora, no podía esperar para estar lejos de ese lugar y, especialmente, lejos del Sr. Jeon.

Incluso aunque sea una sola noche.