III

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Los días y semanas pasaron, hubieron días calurosos, la gran mayoría.

Pero habían días, donde la arena se levantaba bruscamente y azotaba a los pueblos.

Hoy era un día de esos, dónde Tzuyu se refugiaba en la seguridad de su casa.

Usualmente no tendría miedo, pero desde que apareció cierta chica de tez pálida cambiaron muchas cosas.

Y ahora estaba preocupada, porque la mayor había salido y la tormenta empezo justo.

Claramente, no había vuelto.

Y Tzuyu ya estaba que salía ella misma a buscarla.

Aunque saliera volando posiblemente.

¿Será que la tormenta se la llevó? Pensó.

Con lo pequeña que es.. no me sorprendería.

La imagen de una Dahyun volando paso por su cabeza, haciendo que su preocupación creciera.

Mientras tanto, por el lado de Dahyun.

-¿Entonces te enojaste porque esos mortales de alta clase quisieron con Soojin?- Pregunto tras escuchar la historia de lo que algún momento fue, su otro aspecto, ShuHua-.

-¡Si los hubieras visto!- Grito enojada, haciendo que la tormenta que estaba debajo de ellas, creciera-.

Porque claro, ShuHua, quien en algún momento compartió cuerpo con Dahyun, ahora eran diosas distintas.

ShuHua, una diosa con una ira poderosa, protegia a los faraones, y a quienes lastimaba con su furia, los sanaba.

Aquellos que solo veía dignos.

-Pero sabes que los mortales necesitan reproducirse para continuar existiendo- dijo obvio Dahyun-.

-Tus "mortales" esos, existen en cantidad..- murmuró con odio-.

A comparación de Dahyun, ShuHua no le agradaba mucho los humanos.

Eran toscos y sucios.

O al menos pensaba así de casi todos, hasta que conoció a los faraones.

Sobre todo, a una faraona.

-"Esos" tienen nombres, y te recuerdo que a la que proteges es igual-.

-JinJin no es como ellos, ella es más linda y refinada, no como los demás-.

-Solo lo dices porque te gusta- Sonrío viendo ahora a una ShuHua colorada-.

-Y tenía que ser hermana de la diosa del amor- miro a otro lado, aún con algo de irá-.

-Si sigues enojada la tormenta no parara, ¿y sabes a quien le está afectando?-.

Y la tormenta empezo a pasar.

De a poco, porque inevitablemente ShuHua seguía enojada.

-Estupidos humanos, ojala Soojin se diera cuenta que ellos no valen la pena- Continuo aún la menor de ambas diosas-.

-Yo creo que tú no ves a los humanos como ella-.

-Callate que tú eres la menos indicada para hablarlo- la apunto con el dedo-.

Dahyun solo levanto las manos riendo.

No negaría que ver a ShuHua enojada era algo divertido la gran mayoría de tiempo.

-Ahora que lo pienso, tu bajaste devuelta por esa humana ¿no? Con esto de la tormenta no debería de estar preocupada- pregunto ahora cambiando de tema-.

-¡Mierda que yo tenía que volver!- grito recordando a Tzuyu esperándola en casa-.

Rápidamente, empezó a correr por las nubes nerviosa, y fue en ese descuido en el cual cayo por un pequeño hueco.

-Sip, nunca cambia- Se levantó ShuHua, antes de bajar ella también pero en dirección ahora hacia el palacio de Soojin-.

Dahyun quien cayó desde lo alto, golpeándose duro y recuperándose casi al instante.

Se volvió a parar antes de correr a la casa, esperando que Tzuyu estuviera dormida o algo que la ayudará a zafar del regaño por su ausencia.

Bajo la luz de la luna, Dahyun despacio, abrió la puerta.

Asomando primero la cabeza para verificar que no estuviera cerca la posible causa de su muerte.

Viendo que no había nadie, entro por completo.

Cerro la puerta detrás de ella, antes de sacar un suspiro, uno que fue interrumpido cuando miro un poco más por la derecha, al cuarto de ambas.

Que salía una rápida Tzuyu, que la miraba con preocupación y odio.

-Hola- saludo, tratándose que no se note los nervios-.

-¿¡Dónde mierda estabas!?- grito, acercándose para agarrarla de los hombros y zarandear fuertemente a Dahyun-.

Así, esa noche donde aún el viento estaba presente.

Ambas compartiendo de golpes y algunas risas.

No negarian que cada una por su parte, se preocupo por la otra.

Una diosa que se acordó que tenía una mortal esperándola.

Y la otra que una chica de estatura baja salió y posiblemente se la había llevado volando hasta quien sabrá dónde.

Pero ambas compartían la preocupación y el amor por ambas.

¿Aún que quién dijo que de una manera convencional?

-A VER SI ASI APRENDES A NO SALIR MÁS CUANDO HAY TORMENTA- Retumbó el grito de Tzuyu por la casa, lanzandole una pequeña escultura de piedra-.

-¡Ya te pedí perdón!- y se escuchó un grito de dolor por parte de la más baja cuando dicho objeto de piedra le impactó por la espalda-.




Palabras: 772.

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