Otro golpe.

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El tiempo transcurría muy rápido, cumpliéndose 6 meses de embarazo. Ahora el hogar de los zenin estaba repleto de regalos para bebés, cunas, cochecitos, biberones, mucha ropa, juguetes costosos, de todo, comprados por el abuelo y los demás de amigos y conocidos de la familia. Cuando se anuncio lo del embarazo, hubo muchas felicitaciones junto a envió de regalos.


— No voy a comer esto. — Dijo Naoya viendo su plato servido sobre la mesa. Ya tenía una barriga notable, aunque solía usar ropa bastante holgada.

— Anda hijo, no seas quisquilloso y comételo, que la cocinera lo hizo con los mejores ingredientes. — respondió el padre.

— ¡Dije que no, no se me antoja! De hecho, lo que yo quiero es que Toji me cocine el desayuno, sería mejor que nuestro hijo se alimentara con algo hecho por su propio padre. — sonrió.

— ¿Quieres que te preparé un omelette o algo así? — hablo el pelinegro sentado también junto a la mesa, viendo a su joven esposo asentir con la cabeza. — Esta bien, te lo prepararé. — Se levanto y camino rumbo a la cocina. Hizo el omelette y luego regreso minutos después hacia la mesa, dejándole el plato listo y servido.


Naoya miraba el platillo que el pelinegro le preparo, sujeto el plato, se levanto de su silla, y dejo caer la comida sobre el suelo.


— Pensándolo bien, ya no tengo hambre... pero deberías comértelo tú, como el perro que eres. — volvió a sonreír mientras miraba la reacción de Toji, luego se alejó, saliendo de su hogar.

— Debe ser por el embarazo, no le tomes importancia. — comento Naobito despreocupado mientras terminaba de comer.


Toji empuño su mano y golpe la mesa con fuerza, haciéndolo repetidas veces, hasta que se levantó de su silla y abandono el comedor, dejando a su suegro solo. Las palabras de Naoya eran las mismas palabras que una vez Naobito le dijo cuando era más joven. ''Perro'' odiaba esa palabra cuando la usaba para insultarlo, toda su adolescencia fue tratado como un puto perro por aquella familia, y el volverse a sentir así en esos momentos, le llenaba de rabia.

Más días como esos se fueron repitiendo, Naoya seguía soltando comentarios hirientes, así como también se comportaba de forma muy mal educada con Toji, viéndolo como solo una burla, como a alguien que debería despreciar.


— ¡Si tanto te molesta mi presencia en esta casa, está bien me iré! ¡Fui un imbécil al pensar que podríamos estar bien! — grito Toji mientras tomaba las llaves de su auto.

— ¡Si, eso es lo que deberías hacer, lárgate de aquí, no te necesito, idiota! ¡Odio ser tu esposo, te odio a ti y odio el maldito día en que nos conocimos!


El pelinegro ahora atendía los asuntos de su empresa con más frecuencia, prefería quedarse más tiempo en su oficina que en la casa que compartía con su esposo, estaba harto de ser recibido y tratado con desprecio.

A altas horas de la noche, se quedo dormido en su escritorio, soñando un momento con su hijo aún no nacido, soñaba como jugaba con el pequeño de 4 años, soñó que sería un niño, era un bonito sueño, a pesar de que su vida actual fuera tan terrible.


— ¿Por qué demonios no ha llegado...? — se pregunto Naoya mientras estaba sentado en el sillón de sala de su casa, mientras se acariciaba su crecida barriga, la pequeña criatura estaba algo inquieta. — Tampoco me contesta el celular... ¿el muy maldito me está engañando con alguien más? Lo mataría en ese mismo instante, ¡¿Cómo podría hacerme eso?!


No le importo que fueran casi la 1 de la mañana, el joven tomo las llaves de su auto, y se dispuso a manejar hasta la empresa de Toji, el GPS decía que el pelinegro se encontraba hay, iba bastante rápido, que no vio un señalamiento advirtiendo que una parte de la calle estaba en reparación, quiso esquivar aquella zona, dando un volantazo hacia su izquierda, el automóvil termino estrellándose violentamente contra un árbol. El único pasajero y conductor quedo inconsciente al instante.

Al día siguiente, en el hospital del centro de la ciudad, se encontraba Naoya en una de las habitaciones de recuperación, acostado sobre la camilla. Tenía la cabeza vendada, y aún estaba dormido.


— No se preocupe, se encuentra estable, bueno, ambos están estables, el bebé y él... se despertará pronto. — El doctor le dijo al padre.

— Gracias al cielo, ¿puedo entrar a verlo? — Pregunto Naobito preocupado.

— Por el momento no creo que sea bueno que tenga visitas.

— ¡¿Qué fue lo que ocurrió, él está bien?! — Toji apenas llegaba al hospital, había sido informado hasta hace pocos minutos.

— Si, solo fue un susto, pero aún no ha abierto los ojos, necesitara un par de días más para... — Contesto Naobito, hasta que dejo de hablar porque miro que su yerno desapareció de su lado.


Sin importarle lo que dijera el doctor, el pelinegro entro rápidamente a la habitación de recuperación, quería ver a su esposo, el corazón casi se le salía del pecho. A pesar de los malos momentos que tuvieron juntos hace poco tiempo, estaba muy unido a él, sentir que su omega estuvo en una situación que pudo ser de muerte, hizo que el corazón se le apachurrara. Toji sujeto la mano inerte de Naoya, por unos segundos, quería brindarle su calor, quería que sintiera que el estaba hay para él. Duro poco el tiempo que estuvo a su lado ya que el doctor insistía que las visitas aún no estaban permitidas.

Naobito y Toji salieron del hospital, podrían regresar al día siguiente. Mientras tanto Naoya iba recobrando los sentidos poco a poco, pudo sentir la mano del pelinegro, así como también reconoció su voz. Gracias a eso varios recuerdos inundaban su cabeza, recuerdos que pensaba que estaban extintos cobraban vida en su mente. Los recuerdos de su infancia fueron recuperados, los recuerdos de la niñez que vivió junto a su primo mayor.


— Ah... — Un dolor punzante le ataco sobre un lado de la cabeza, una vez abrió los ojos lentamente, el joven solo veía una habitación blanca, con ruido y olor a hospital. Asustado se toco la barriga, soltó un suspiro de alivio cuando noto que su criatura se movía, aunque parecía estar inquieta nuevamente.


Otro pensamiento se le vino a la mente como un rayo, era Toji, recordó como lo había tratado y todo lo que le había dicho en los últimos días que estuvieron juntos, empezó a sentir culpa y remordimiento, fue cruel con la persona que le hizo feliz cuando era niño. Un par de lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, ¿Cómo es que todo en su vida se convertía en un verdadero desastre? volvió a quedarse dormido, su cabeza no podía asimilar tantas cosas, así que tomar un descanso sería lo mejor, solo quería dormir hasta la mañana de otro día.

Mi destino es estar a tu lado. ♡  | Toji x Naoya |  Jujutsu Kaisen दिलDonde viven las historias. Descúbrelo ahora