Inocencia.

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Un inquieto niño de 8 años corría por el kilométrico patio ubicado en la parte lateral de su hogar, una enorme casa con bastantes habitaciones, cumpliendo bien la función de albergar una familia numerosa. El pequeño infante con un balón entre sus manos, iba corriendo directo a sus primas, dos niñas gemelas, entretenidas en su propio juego, preparar comida imaginaria en sus diminutos platos de porcelana, y tacitas de té. Ellas no querían jugar con él, era insoportable, arruinaría el juego, eso pensaron. Eso lo puso de mal humor, odiaba ser hijo único, en el fondo deseaba tener también un hermano para compartir y pasar el rato. Se sentía tan solo, sus padres rara vez le prestaban atención, siempre estaban ocupados en el trabajo. El primo más mayor de todos, solo observaba sentado en una de las bancas de piedra, regularmente le pedían que vigilara a los más pequeños, cosa que no le entusiasmaba mucho, pero se sentía en la obligación de hacerlo, ya que, al quedar huérfano desde los 5 años, sus tíos, los padres de aquellos 3 pequeños niños le hacían un gran favor al mantenerlo y dejarle quedarse a vivir con ellos. Naoya con un gran puchero en el rostro caminaba en dirección de Toji, Toji solo jugaba con una pequeña piedra entre sus manos, algo ansioso, internamente luchaba con un par de problemas a causa de su edad.


— Ey ¿Por qué esa cara? ¿las niñas no quieren jugar contigo? — Pregunto Toji.

— ...No. — contestó molesto. — Ellas son estúpidas.

— Mmmm.... No creo que a tu corta edad debas hablar así de los demás.

— ... — Serio, se quedó en silencio observando a su primo mayor. — ¿Quieres jugar conmigo?

— ¿Yo...? Bueno, supongo que puedo jugar un rato contigo, pero solo un rato, que tengo cosas que hacer.

— ¡Si! — Ahora Naoya se miraba más animado. Camino hacia atrás, luego le arrojo el balón a su contrario con todas sus fuerzas. — ¡Vamos, atrápala!


Toji sonrió con ironía, sin ningún esfuerzo pudo atraparlo, luego de que tuvo el balón entre sus manos, se lo lanzo al pequeño niño, sin ser tan rudo, después de todo era 10 años mayor que él, no quería lastimarlo. Se levanto de la banca, para jugar con más comodidad, se estaba divirtiendo, cosa extraña en él, debió ser porque no pudo disfrutar de su infancia al quedarse sin padres a tan corta edad. Pasarón varias horas juntos, haciendo todo tipo de actividades físicas, ambos compartían ese mismo gusto. Y así fue durante varios meses, ahora que Toji conviva más con su primo menor descubrió que no era tan insoportable como todos decían, solo era un pequeño niño con falta de afecto.

Era una tarde tranquila de verano, Toji estaba en su habitación junto a Naoya, estaban jugando a las luchas, Toji levantaba al pequeño sobre el aire, luego hacia como que lo dejaba caer al suelo, obviamente siempre sosteniéndolo, reían, y luego cuando Toji se sentó sobre el suelo, Naoya se colocaba detrás de él y trataba de ahorcarlo con su brazo cosa que no le hacía ni cosquillas al más mayor, pero así se divertían. El pequeño se cansó de jugar a las peleas, así que se recostó sobre el suelo, quedando su cabeza sobre una de las piernas de Toji.


— Me gusta mucho pasar tiempo contigo, eres el mejor. — Hablo el niño.

— Tú también tienes lo tuyo, eres muy divertido. — Contesto de una manera noble, podía verlo casi como un hermanito menor.

— Cuando sea grande me quiero casar contigo. — Su voz sonaba alegre e inocente, claramente no sabía bien de lo que hablaba.

— ¿Te quieres casar conmigo? — Soltó una risa. — No creo que eso sea posible.

— Pero yo quiero que estemos juntos para siempre. — Ahora su voz sonaba triste.

— Siempre seré tú primo y eso no cambiará por nada del mundo, ¿está bien? Además, sabes que te quiero, Naoya, aunque seas un mocoso llorón. — Dijo esto último en broma, mientras le tocaba la cabeza al menor.

— No soy un mocoso llorón. — Sonrió mientras lo sujetaba del brazo, apretándolo con su poca fuerza. — Y también te quiero mucho, eres mi primo favorito.


Fue una linda época para ambos, a pesar de la condición de Toji, su naturaleza de alfa siempre le trajo problemas. Tuvo su desarrollo alfa a muy temprana edad, por ende, siempre se la pasaba medicado, era más fácil para sus parientes llenarle de pastillas antes que lidiar con su condición especial. No era un alfa cualquiera, era más agresivo que el promedio, además de tener los sentidos más desarrollados. Aunque no había peligro cuando tenía que cuidar niños, después de todo eran lo suficientemente pequeños para aún no tener definida su casta.

Un par de años después, Naoya fue enviado a un prestigioso internado para niños ricos, por otro lado, Toji había abandonado aquel lugar donde vivió por tanto tiempo, yéndose a estudiar la universidad en otro país, gracias a sus habilidades prospero bastante, creando una empresa de tecnología al graduarse, y volviéndola multinacional en poco tiempo, y por ende volviéndose bastante adinerado y poderoso por cuenta propia. 

Mi destino es estar a tu lado. ♡  | Toji x Naoya |  Jujutsu Kaisen दिलDonde viven las historias. Descúbrelo ahora