Mello y Matt

Capítulo 5 : Búsqueda

Me quedé paralizado. ¿Qué? ¿por qué? pensé. Me tumbé, abrazado a las sábanas, añadiéndole más lágrimas de las que ya tenía.

¿Por qué Matt se había ido? ¡Y justo ahora! 

Estaba solo. No había nadie que me pudiera ayudar. Matt se había vuelto a ir, como hace tanto tiempo... Esto era un completo infierno.

De repente, se me encendió la bombilla, y pensé que si salía deprisa igual le encontraba.

No sabía exactamente qué iba a hacer, así que sólo cogí unas cuantas tabletas de chocolate y mi mochila, en la que llevaba agua, mi móvil, y alguna que otra arma...

¿Izquierda o derecha? Izquierda. ¿Calle del rey o del dragón? Dragón. Y así estuve un buen rato, haciendo decisiones lo más deprisa que podía.

Media hora, una hora, dos horas... el tiempo pasaba y Matt no había aparecido. Simplemente, me rendí. Abandoné toda idea de que lo fuera a volver a ver en un instante, como si hubiera despertado de un sueño.

Caí de rodillas contra el duro asfalto sin dejar de pensar en qué sería de mí. Las lágrimas eran incapaces de salir, pues no era tristeza lo que sentía, si no soledad. Una soledad tan profunda que no podía con ella.

No tenía a nadie, sólo me tenía a mí, pero eso tenía que bastar, tenía que...

Dejadlo, vamos a lo que importa. Pensé que el único propósito que me quedaba en la vida era encontrar a Kira y borrarle esa sonrisa de la cara.

Pero como ya he dicho, estaba sólo. Por mucha vergüenza que me diera admitirlo, el único que me podía ayudar ahora, era Near. 

(...)

Me encontraba frente a frente con Near. Bueno, lo de frente a frente es relativo. Él estaba de espaldas, jugando con sus estúpidos juguetes:

-Que extraño que me ofrezcas ayuda.

-Sólo lo hago por capturar a Kira, no te vayas a creer ahora que estoy dispuesto a ayudarte porque sí.

-Por cierto, oí lo que te pasó con la mafia. Lo siento. Eso de "perder" la masculinidad no es bueno para la reputación.

-¿Cómo que "perder" la masculinidad?

-No lo digo en serio, pero por ahora la gente de la mafia te tomará más en serio si eres hetero que si eres homo.

Cierro los puños y, aunque no lo veo, sé que se me ponen los nudillos blancos. Tiene razón, pero me da rabia que tenga razón. Me da rabia que él esté sentado ahí, como sucesor de L y yo no. Me da rabia que él no esté pasando por un infierno:

-A cambio de tu ayuda, ¿necesitas que te apoyemos en algo?

-No, no necesito a la policía para nada.

-Muy bien. Ya nos pondremos en contacto contigo.

Justo cuando iba a salir, me paré y empecé a pensar. Vale que Near no me cae nada, pero NADA bien. Sin embargo, teniendo la posibilidad de usar a la policía, así al menos no estaría años buscando a Matt... otra vez.

La decisión era obvia, y aunque me tuviera que comer mis palabras de odio, por Matt todo merecía la pena:

-Ahora que lo pienso, sí que podríais ayudarme en algo. ¿Encontraríais a Matt? Tengo la sensación de que si no, voy a estar años buscándole.

-¿Ha vuelto a huir?

-Si.

-De acuerdo, te avisaremos cuando sepamos algo.

Fruncí el ceño con tristeza, y antes de desaparecer por la puerta, me giré y, con alguna lágrima que otra, le dije:

-Gracias, de verdad, muchas gracias.

Sin esperar respuesta, me fui. No hacía falta mirarle a la cara para saber que Near estaba sonriendo.

(...)

Pasaron varios días y no sabía nada de Matt. No paro de pensar en él, pero intento centrarme en el caso.

La mesa en la que estaba trabajando estaba cubierta completamente de papeles. Tanto es así, que apenas se veía la madera de la que estaba hecha.

Oí el sonido del teléfono y sin pensármelo me lancé hacia él, pero  lo bestia:

-¿Si?-mi corazón estaba tan acelerado que me dolía el pecho.

-Le hemos encontrado. ¿Vas a venir?

-¡Si! ¡Dame un cuarto de hora!

Colgué y no me molesté en vestirme mucho, la ropa que llevaba ya puesta y mi abrigo de plumas por encima.

Llegué con los ojos prácticamente desorbitados. Abrí la puerta de un tortazo y todos se fijaron en mí. Estoy segurísimo de que en ese momento parecía un completo psicópata, pero ¡qué más da!:

-¡¿Dónde está?!

Near se giró y  le hizo un gesto a uno de los guardias. Éste desapareció tras una puerta.Yo tenía intención de seguirle, pero me detuve, y no sé muy bien por qué (supongo que por no parecer un obseso ido de la cabeza).

Me quité el abrigo y lo tiré por allí. Me senté en una silla y esperé paciente, como quien espera noticias en un hospital.

Esperé más o menos un cuarto de hora, pero a mí me parecieron cuatro (que es lo que dirán todos los enamorados, pero joder, es que es verdad).

En cuanto vi a Matt salir por la puerta, me levanté de la silla y corrí hacia él. Literalmente, me tiré a sus brazos. Él me devolvió el abrazo y nos quedamos allí, como si el resto del mundo no existiera. Yo notaba una lágrima caer por mi mejilla.

De repente, Near se levantó y se fue, junto con el resto de personas presentes. Se lo agradecí intensamente. Necesitaba hablar con Matt, y no me hacía mucha ilusión que cinco personas así estuvieran mirando.

En cuanto cerraron la puerta me lancé, le besé. Es como si hubiéramos estado separados otra vez durante años. Me aparté de él, y me cogió la cara. Con el pulgar me limpió las lágrimas y yo le cogí las manos. Nos quedamos así y empezamos a hablar:

-¿Por qué te fuiste?

-No quería serte un estorbo, lo que importa es Kira.

-No serías un estorbo ni aunque estropearas todo. Además, ahora eres lo único que me queda.

-¿Se han ido?

Me limité a asentir. Más lágrimas corrieron por mi cara. Creo que estaba desahogándome de todos aquellos años que me contuve:

-Te quiero Matt, y sólo es que no entiendo por qué... por qué todo es tan difícil. Yo sólo quiero sentarme a tu lado, estar contigo, besarte, abrazarte... pero no puede ser.

Me volvió a abrazar. No dijimos nada a partir de ese momento, porque no hacía falta. Simplemente los dos sabíamos que sólo había una manera de acabar con esto, y era matar a Kira.

Nos juntamos con los demás y empezamos a hablar sobre el golpe final, el golpe de gracia. Yo llevaba pensando  una idea desde hace días, y sólo tenía un inconveniente:

-Nos tendremos que separar una última vez, Pero por otra vez no pasa nada, ¿te apuntas?-digo extendiéndole la mano a Matt:

-Si- él me coge la mano y nos levantamos:

-Decidido, empezaremos con el plan maestro mañana.