Para una adolescente como Novalie Montage es un sueño conocer al idolo del que está enamorada, pero no contaba con que su enamoramiento platónico por Tom Kaulitz llegara a ser una realidad, una cruda realidad que le hizo cambiar de opinión de todas...
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—¿Te puedo acompañar? —escuche una voz detrás de mi.
Gire y ví al chico que me ha gustado casi toda mi adolescencia.
—No-¡digo! si, claro siéntate. —nerviosa me hice a un lado y pose mis manos en mis piernas mientras las veía ¿Cómo lo vería a los ojos sin sonrojarme y que no se diera cuenta? Esto era un completo fiasco.
El se sentó a mi lado y saco un cigarrillo, de inmediato voltee hacia él y él hacia mi.
—¿Fumas? —me ofreció la caja.
Yo negué rápidamente con la cabeza.— No... Claro que no. —una risita estupida se escapó de mi boca y el quitó los cigarros de mi vista mientras lo escuchaba encender un fósforo y prender uno.
Yo voltee mi cabeza al lado opuesto a él un poco nerviosa.
—Y... ¿Cuántos años tienes? —pregunto con el cigarro en la boca mientras guardaba la cajetilla y los fósforos.
Que inteligente, me ofrecía cigarros y luego preguntaba mi edad.
La verdad tenía miedo de esa pregunta ¿Y si por mi edad se alejaba de mi y ni siquiera podíamos ser amigos?
—Amm dieciséis...—me limpie el sudor de mis manos en mi vestido.
No dijo nada y soltó el humo.
—Hmm... dicen que los dieciséis es la mejor edad de un adolescente ¿No? —solto una risa nasal.
—¿Lo fue para ti? —le pregunte repentinamente interesada.
El volvió a reír.— No. —dijo en un tono seco y le dió una calada a su cigarro.
Me arrepentí de haberle preguntado eso, tal vez era un tema que no debía tocar y yo fui como si nada a decirle que me cuente toda su vida de paso.
—Pero no significa que para ti sea igual. —me dijo volteando a verme.— ¿Cómo han sido los dieciséis para ti?
—Bien... Supongo, no lo se, no ha sido algo interesante. —el frío empezó a quemarme la piel y coloque mis manos sobre mis brazos dándome calor.
—¿No ha sido interesante? ¿Que pasa con las fiestas o las salidas? ¿Amigos? ¿Novios?
—No he ido a una fiesta a menos que sea de cumpleaños de mi familia, las salidas siempre son con mis hermanos o parientes y tres guardias escoltandonos, no tengo amigos ya que siempre nos hemos mudado y siempre he tratado de no crear vínculos con las personas y bueno... Creo que eso responde lo de los novios ¿no? —me rei un poco.
El se quitó la chaqueta negra que traía y me la puso sobre los hombros.
—Que amable. —le sonreí.
—No hay de qué. —volvio a sentarse— Entonces... bonita y sin novio, una verdadera bomba. —sus ojos me intimidaban pero su sonrisa me invitaba a mirarlo.
