Elf (once)

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NOVALIE MONTAGE.


Querido diario...

"Esto no es una despedida" me había dicho él y al día siguiente... se había ido.

"Tokio Hotel de gira por Francia."

"Tokio Hotel en el aeropuerto francés; conoce donde serán sus próximos conciertos"

"Tom Kaulitz, recién llegado y bien recibido por la modelo Sadie Utlook" 

Noticias como esas aparecían en todos lados. Veía su rostro en la televisión, él estaba radiante, sonreía cautivando a todos y se veía totalmente despreocupado. Volví mi atención a mi diario.

Y yo... yo estaba sentada en la sala de mi casa como una mártir, cabello desordenado, ojos rojos con ojeras sombrías, labios resecos, el cuerpo helado, una rabia consumida y con el alma desesperada. Si bien mi piel era de un color blanco cálido algo bronceado ahora estaba pálida y llena de hematomas y raspaduras, probablemente se me había bajado la presión por la noticia ¿Y a quién no? mi joven corazón se había roto.

Estoy viendo las entrevistas fijamente sin emoción alguna, estoy mintiendo, mis lagrimas mojan esta hoja. Mi ilusión había sido rápida y nadie sabe que me pasa, no puedo decirle esto a nadie, nadie sabe que me muero, me quemo y me duele. Dios... sí existes como dicen mis padres, ayúdame por favor, necesito madurar.

Nova.

Cerré el diario y lo puse sobre la mesa de café frente a mi.

Veía con atención cada expresión de él mientras coqueteaba con la entrevistadora. Jalaba la piel muerta de mis labios con los dientes rompiéndola y dejándome el sabor a sangre en la boca, jugaba con mis manos y parpadeaba despejando mis ojos de las lagrimas.

Mientras yo había sido golpeada por haber sido irresponsable y mentirosa por haberme ido con Tom, él estaba sonriéndole a la entrevistadora rubia de ojos azules obviamente mayor que él.

Yo me había equivocado, yo sola me había ilusionado.

—¿Estas bien? —me preguntó mi hermana al llegar a mi lado.

—Si. —apagué la televisión.

—La profesora llegó, ve. —me palmeó la espalda y se levantó.

Si, me habían retirado del colegio para recibir clases en casa como la rebelde sin causa que piensan que soy.

Me levanté un poco mareada, un poco aturdida, un poco vacía y un poco acabada...

Caminé vistiendo una camiseta gris unas tallas más grande ya que era de mi hermano y un short de pijama del mismo color con unas sandalias, mis piernas estaban moreteadas y seguro la tutora pensaba que había tenido una riña y como estudio en casa (por rebelde sin causa) las cosas tomaban "sentido" equivocado, claramente.

—Buenos días, señorita Montage. —saludó la distinguida señora.

—Buenos días. —respondí con simpleza sentándome desanimada.

¿𝐼𝑠 𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒 𝑎𝑛 𝑎𝑔𝑒 𝑡𝑜 𝑙𝑜𝑣𝑒 ℎ𝑖𝑚?   『 ᴛⷮoͦmͫ ᴋⷦaͣuͧliͥᴛⷮz 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora