Epílogo

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Cambios. Los cambios son aterradores. Y yo realmente no quería aceptarlos en mi vida.

Cuando estás tan acostumbrado a la misma rutina resulta casi imposible familiarizarse a una nueva, aunque sea mejor. En mi caso, nunca creí merecer más de lo que tenía.

Pero llegaron mis sentimientos por él, y nada volvió a ser igual.

Él había notado el esfuerzo que por años nadie reconoció, y me sentí tan bien. No podía negar que era un gran idiota, pero ambos estábamos absolutamente solos y eso, nos volvía tan extrañamente unidos. Comencé a disfrutar de sus charlas sin sentido, de escucharle hablar toda la tarde sobre su inmenso amor hacia el rock o simplemente de sus anécdotas tontas, comencé a disfrutar su compañía. Con el tiempo me dejó conocerlo, desde sus lados más impulsivos e infantiles hasta el más deprimente y vulnerable.

Nuestra relación empezó a avanzar, entablamos una confianza increíble, incluso ya no era necesario la formalidad. Y poco a poco nos acercábamos más. Sus coqueteos constantes me abrumaban, pensaba que yo significaba lo mismo que sus otras amantes, ahora me alegro de haberme equivocado.

Jamás creí que lo que provocaba en mí era igual de recíproco de su parte, sin duda él era más expresivo al momento comunicármelo.

Sabía que su soledad lo llevó a refugiarse en encuentros carnales, algo que no fue muy efectivo.

Encontró en mí lo que no en nadie más, un amor incondicional. Nos dejamos llevar y le permití quererme de distintas maneras, sé que lo jodió un poco con sus inseguridades pero, no podía culparlo de todo si yo también tenía el mismo miedo.

Logró demostrarme que verdaderamente me ama. Ya no tenía dudas de ello.

Me frustré en algún punto, porque creí que en la confusión acerca de sus sentimientos por mí cayó en las tentaciones de su primera esposa, pero otra vez no fue así. El trato consistía en que ella podía estar en el cielo si así no seguiría empoderando a los pecadores, lo que volvía la tarea del exterminio más sencilla. Él me lo explicó, no quería que creyera ni por un segundo que todavía se encontraba enamorado de ella.

Demostró que sí quiere un futuro junto a mí, lo ha demostrado desde que renunció para pasar más tiempo conmigo. Ha cambiado, me respeta a mí y a mis límites, y también trata de no ser tan maleducado pero de cualquier manera, lo amo.

Todo mejoró y es tan aterrador, no quisiera despertar y saber que esto es un sueño, porque ahora todo es malditamente perfecto.

El tribunal angelical le dió tres años de prueba al proyecto de la princesa Morningstar, y claramente no estoy ni estaré de acuerdo pero, digamos que eso trajo beneficios. Como por ejemplo, un buen descanso para las demás exorcistas y para el líder de ellas, o sea, mi marido. También así Emily pudo arreglar las cosas con su hermana mayor, con quiénes me llevo bastante bien, bueno, nos llevamos.

— Cariño, ¿podrías decirle a Sera que se vaya a la mierda y que no quiero volver a verla, por favor?— Adam giró su “silla gamer” para verme, lucía derrotado

— No voy a decirle eso sólo porque te venció en un estúpido juego— reí, desde hace una semana había estado insistiendo en mostrarnos ese nefasto videojuego...“Fortnite”, obviamente yo me negué a participar en esa cosa pero Sera sorprendentemente se le unió, y al parecer se volvió bastante buena

— Vamos, por favor, no voy a dirigirle la palabra a esa...—

— Basta Adam, tú le enseñaste a jugar— me crucé de brazos y lo miré acusatoria

— Sí, sí. Bueno, ¿quieres jugar conmigo entonces?— sonrió

— Mmmm...— pretendí que pensaba la respuesta — No—

OUR SECRECT, HONEY! [Adam x Lute] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora