Aparté la bandeja.
—¿Hay algún espejo por aquí?
Nunca he sido una persona muy
vanidosa, pero quería ver si mi
aspecto era tan terrible por fuera
como por dentro.—No sé... No creo — tartamudeó Jungkook y yo lo miré asombrado.
Nunca antes había parecido dudar sobre nada. Con él siempre había sido todo blanco o negro. Sí y no. Haz esto y aquello.
Era la primera vez que le oía decir
que no sabía algo.Me llevé una mano a la cara.
—¿Es muy espantoso? ¿Tan mal
aspecto tengo?Jungkook encontró un espejo junto al lavamanos y me lo trajo.
Yo lo levanté muy despacio.
«Despacio, Minnie —me dije—. Ve descubriendo una zona después
de otra.»Empecé por los ojos.
—Vaya, se me va a poner el ojo
morado. Parecerá que me hayan
pegado.Nathaniel se quedó en absoluto
silencio. Moví el espejo. Tenía un
vendaje en la parte izquierda de la
cabeza.—¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado? —pregunté, tocando el vendaje—. ¡Ay!
—Tienes una herida en la cabeza —explicó él—. Había sangre por todas partes. La herida no dejaba de sangrar y ellos ni siquiera intentaban detenerla. Estaban demasiado preocupados por si te habías roto el cuello o tenías una hemorragia interna. —En sus ojos apareció una expresión distante—. Las heridas en la cabeza sangran mucho. Aún me acuerdo.
Y en ese segundo, Jungkook dejó de ser un hombre de treinta y cuatro años para volver a ser un niño de diez atrapado en un coche.
—Pero dejó de sangrar —le dije con suavidad.
—¿Qué? —preguntó, volviendo al presente.
—Mi herida. Dejó de sangrar.
—Sí —respondió—. Cuando
decidieron que no te habías roto el
cuello, te vendaron la cabeza. —Se
levantó y cogió la bandeja—. Voy a
llevar esto fuera.Jungkook y Yoongi volvieron a discutir sobre cuál de los dos se iba
a quedar a pasar la noche conmigo.—Yo ya me he traído una bolsa con mi ropa y el cepillo de dientes— argumentó Yoongi.
—Eun Ji me va a traer una bata —replicó Jungkook.
—No creo que sea apropiado que utilices el material del hospital —le dijo Yoongi, señalándole el pecho con un dedo—. Quizá deba informar a la Dirección del centro.
Él dio un paso hacia el.
—Eun Ji forma parte de la Dirección.
Una enfermera entró en la
habitación y los esquivó. Me lanzó
una mirada como diciendo: «¿Quieres que los eche?».Yo negué con la cabeza.
—Nos quedaremos los dos — zanjó Jungkook.
La enfermera me quitó la vía
intravenosa de la mano y me puso
un vendaje en la herida.—Lo siento, señor Jeon. Sólo un acompañante por habitación. Son
las normas.Noté cómo el calor me subía a
la cara al oír la palabra «normas».Seguro que me puse como un
pimiento.Jungkook se irguió muy serio.
—De acuerdo. Yoongi, quédate tú. —Se acercó a la cama—. Será mejor que me vaya antes de que llamen a seguridad. Te veré a primera hora de la mañana. —Se inclinó y me susurró al oído—: Duerme bien.
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El Sumiso (Kookmin) [ Editando ]
RomansSe recomienda discreción SI NO TE GUSTA SOLO DEJALO Y NO SIGAS LEYENDO Cualquier comentario de odio o ofensivo será bloqueado Esto es una adaptación créditos y agradecimientos a quien corresponda