Capitulo 🐥 35 🐥

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Pasé la mayor parte de los dos días
siguientes pensando en todo lo que
me había contado Jungkook.

Repasé nuestra conversación una y
otra vez y traté de decidir cómo me
hacía sentir todo lo que me había
confesado:

Que me había estado observando durante años.

Que no había querido acercarse a mí.

Que me lo había ocultado.

Y luego pensé en mí.

En que yo llevaba años fantaseando con él. Que había seguido su trayectoria a través de las páginas de los periódicos.

¿Habría sido peor si me hubiera
colocado en lugares donde sabía
que lo iba a ver? ¿Habría hecho yo
lo mismo si la situación hubiera
sido al revés?

Pues sí.

Y si lo pensaba bien, en realidad yo había sido la que había dado el primer paso, porque fui yo quien se puso en contacto con el señor Godwin.

Llamé a Jungkook la noche del
martes.

—Hola —contestó.

—Jungkook, soy yo.

—¡Minnie! —exclamó y en su
voz pude notar lo nervioso que
estaba.

—Hay un restaurante de sushi
en la misma calle de la biblioteca
—dije—. ¿Nos vemos allí para comer mañana?

                          ⏱️⏱️⏱️

Esta vez, yo fui el primero en llegar. Elegí un sitio y lo esperé.

Cuando entró en el restaurante, se me encogió el corazón. Sus ojos escudriñaron todas las mesas y
sonrió al verme. Y entonces, ese
glorioso hombre de más de metro
ochenta se dirigió directamente a mi
mesa ignorando por completo los
ojos de las mujeres que lo seguían.

Pensé: «Este hombre me deseaba. Me estuvo observando durante años. Justamente éste».

Le brillaron los ojos y en ese momento supe que lo había perdonado.

—Minnie —dijo cuando se sentó
y me pregunté si diría mi nombre a
menudo porque le gustaba llamarme
así.

—Jungkook.

Me encantó advertir lo fácil que me resultaba a mí también llamarlo
por su nombre.

Pedimos la comida y hablamos de cosas sin importancia. Estaba
empezando a hacer calor. Le conté
que habíamos programado una lectura de poesía en la biblioteca y
él me preguntó por Yoongi.

—Antes de que hablemos de nada más —expuso, poniéndose serio—, tengo que decirte algo.

Me pregunté qué podría decir que no me hubiera dicho ya.

—Como quieras.

—Necesito que entiendas que estoy acudiendo a terapia para trabajar mis problemas con la intimidad y mi estabilidad emocional. Esto no tiene nada que ver con mis necesidades sexuales.

Ya me imaginaba por dónde
iba.

—Soy sexualmente dominante —continuó—. Y siempre lo seré. No puedo ni quiero olvidarme de esa parte de mí. Eso no significa que no pueda disfrutar de otros... sabores. Al contrario, los demás sabores ayudan a fomentar una buena variedad. —Arqueó una ceja —. ¿Te parece bien?

—Sí —asentí y me apresuré a añadir—: Yo nunca esperaría que abandonaras esa parte de ti mismo.
Sería como negar quién eres.

—Exacto.

El Sumiso (Kookmin) [ Editando ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora