4. Besos de ángel 💋

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Ese día había resultado ser muy largo, después de las miradas extrañas entre Kanao e Inosuke y la conversación con Zenitsu que le había hecho aceptar lo que realmente sentía no había pasado mucho, el azabache no se había presentado el resto del día y eso por sí solo ya era bastante extraño pues solía estar ahí la mayor parte del día. Tanjiro llegó a pensar que tal vez era mejor así, después de aceptar que estaba interesado en el de forma romántica le asustaba lo que pudiera pasar, que tal vez no sintiera lo mismo y fuera rechazado o que de hecho lo aceptara solo para separarse durante las misiones y no volver a verlo, le aterraba la idea de comenzar algo hermoso y verlo desaparecer a manos de un demonio otra vez, recobrar algo de esperanza en su vida solo para ver cómo se le escurría de las manos sin poder hacer nada para salvarlo. Necesitaba pensar qué haría o cómo se comportaría cuando volviera a entrar corriendo con esa estruendosa y adorable risa y una historia extraña sobre lo que había estado haciendo en su día, igual que hacía desde que despertó, pensaba en si sería bueno decirle o simplemente guardarselo y esperar lo mejor. Sus pensamientos estaban tan revueltos que no se dió cuenta cuando Naho, una de las niñas que ayudan en la finca de la señorita Shinobu le llamó en tres ocasiones preguntando por Inosuke, al parecer llevaban varias horas buscándolo y nadie sabía nada de él, incluso pidieron la ayuda de Zenitsu y su gran oído para tratar de ubicarlo pero había sido en vano, simplemente no aparecía por ninguna parte. <<Escuché que a veces se escapa al pueblo, no debe tardar en volver.>> Contestó intentando sonar tranquilo para calmar a la pequeña, pero incluso él sabía que no solía desaparecer por tanto tiempo, a pesar de odiar los medicamentos siempre los bebía para evitar ser regañado por la pilar del insecto que transmitía vibras muy fuertes y pesadas a pesar de estar siempre sonriendo. No lo dijo, pero aún cuando su amigo de ojos color avellana se comprometió a encontrarlo sano y salvo no pudo estar tranquilo, más aún cuando la noche cayó y el salvaje no aparecía. Estuvo despierto hasta tarde, sentado en su cama sin poder hacer nada, impotente y con el pecho apretujado mientras esperaba que la luz de la vela que había encendido para el lo guiara hasta su habitación en cuanto decidiera volver.

- ¿Por qué sigues despierto Enfermanchiro? - miró hacia la ventana en cuanto escuchó esa rasposa voz que ya conocía, encontrando a Inosuke deslizándose a través de ella para entrar de manera sigilosa.

- ¿Dónde habías estado? Todos están muy preocupados buscándote - se rió algo cínico mientras admitía que se quedó dormido en el bosque de camino de regreso, el día era muy agradable para el y solo quiso recostarse en la hierba, terminando por despertarse ya cuando el cielo estaba oscuro. No le tomó demasiada importancia hasta que vió como el pelirrojo soltaba algunas lágrimas - que alivio que estés bien, creí que podría haberte pasado algo, sé que eres fuerte pero aún estas herido y me tenías preocupado - Tanjiro había sentido ese día lo que tanto temía, temor de volver a perder a alguien importante en su vida. Por otra parte, Inosuke sintió culpa por preocuparlo, sabía que no podía levantarse aún y conociendo el sentimiento de la impotencia pensó en algo para disculparse.

- Ven, súbete a mi espalda - dijo dándose la vuelta - encontré un lugar que quiero que veas -

- Pero no puedo... - el salvaje lo tomó por el brazo y lo estiró hasta subirlo, sujetando sus piernas y saliendo de la habitación de forma sigilosa, mirando en cada esquina del lugar para poder llevarse al tipo herido sin que nadie se diera cuenta, pues si lo atrapaban sería reprendido severamente. Logró salir de la finca y corrió con el en su espalda por unos minutos, agradeciendo el suave roce de su piel que se calentaba rápidamente al mismo tiempo que rogaba por llegar pronto, pues se sentía cada vez más nervioso al sentir su respiración cerca de su oído - ¿En dónde estamos? ¿Qué querías que viera? - miró cómo el salvaje se alejaba un poco después de sentarlo en una roca grande y entonces de un gran brinco se dejó caer entre la hierba, espantando muchos insectos que al alejarse comenzaron a brillar por todas partes, brindándoles un privado espectáculo de luces increíbles - esto es hermoso Inosuke -

- ¡Solo lo mejor de parte del rey de la montaña! - gritó corriendo de un lado a otro espantando más insectos y llenando de más luz el lugar ante la sonrisa del pelirrojo que cada vez era más grande y hermosa. Se acercó lentamente a el con las manos juntas, haciéndole una seña para que se acercara y mirara, y en cuanto las separó frente a el, sopló suavemente liberado un par de estos insectos que comenzaron a brillar y se posaron en la cabeza rojiza de Tanjiro para luego salir volando mientras este no dejaba de sonreír - pareces un ángel... me refiero a con toda esa luz en tu cabeza... es que todos esos bichos se paran en tu cabeza y... - no paraba de decir cosas raras, quería arreglarlo y dejar de decir cosas que solo sonaban peor cada vez, no encontraba un lugar fijo al cual mirar sin sentir que su rostro explotaría por lo caliente que se sentía en ese momento. Fijó sus ojos en el rostro de su compañero, sus ojos rojizos estaban fijos en el, tan brillantes y con un brillo inexplicable que a la luz de la luna parecían resplandecer como esos bichos desafiando cualquier lógica y clavándose directo en su corazón. El pelirrojo estiró su mano hasta alcanzar su mejilla para tomarla y acercarlo a su rostro, cerró los ojos y le dió un par de besitos en los párpados antes de alejarse. Ya era inútil seguir negando lo que sentía por ese salvaje chico de carácter extraño.

- Creo que a mí me gusta mucho Inosuke - dijo sonriendo y sin vacilar. Aunque el momento que habían creado era perfecto no había respuesta por parte del azabache quien no había entendido del todo lo que había querido decir, naturalmente debía gustarle pues al ser buenos amigos debía de ser así, pero las vibras que había del ambiente y lo que había sentido al escuchar eso eran algo completamente único, algo que no podía explicar con palabras y que jamás había sentido, algo que definitivamente no sentía con nadie más. Terminó por sonreír ampliamente mientras jugaba con su cabello, alborotandolo y diciendo lo tonto que era, lo cargó en su espalda de nuevo y corrió con el por todos lados persiguiendo esas pequeñas lucecitas y creando más a su paso a través de la hierba alta, con el corazón agitado mas por sus palabras que por el ejercicio. Por alguna razón, lo que había escuchado le había hecho feliz y terminó por quitarles el sueño a ambos que perdiendo la noción del tiempo se quedaron casi hasta el amanecer cuando la luz de aquellos insectos era ya casi imperceptible y volviendo a la finca completamente exhaustos, siendo casi imposible el volver a entrar sin ser vistos pues a la entrada, Zenitsu estaba cruzado se brazos, el aura que irradiaba decía que era mejor no meterse con el y terminaron disculpándose y agradeciendo que su fino oído hubiera captado su conversación antes de irse y así pudiera calmar a las chicas en cuanto notaron que Tanjiro no estaba, volviéndose histéricas sobre su estado de salud y preocupadas pensando que había salido por su cuenta a buscar al azabache que en ese momento creían que seguía perdido. Ayudó al salvaje a llevar a su amigo de vuelta a su cama y se retiraron para dejarlo descansar, agradeció el enorme respiro que le había dado por estar tanto tiempo encerrado en esa pequeña habitación y antes de volver cada quien a su cama, Inosuke se detuvo para preguntarle algo a Zenitsu, por alguna razón le daba pena cuestionar al Kamado y Zenitsu era una buena opción, pues siendo su amigo también debía ayudarlo. Jaló su pijama desde la manga de su brazo, usando solo dos de sus dedos y sin mirarlo quiso preguntar qué significaba que alguien te gustara, si era normal no entenderte a ti mismo al estar con esa persona y si todas esas cosas que estaba sintiendo significaban que estaba enfermo. Zenitsu se rió un poco al escuchar sus tontos cuestionamientos pero se detuvo al caer en cuenta de que realmente no entendía lo que estaba sintiendo, para alguien como el que no había sentido antes lo que era la amabilidad de las personas, que su primer contacto humano fué para pelear y que solo conoció el calor de los animales desde pequeño, era normal que cayera enamorado de la persona más amable de todas. Lo que le resultaba extraño era que fuera correspondido y no estuviera consciente de eso, sintiendo algo de ternura al intentar explicar lo que era el amor -desde su punto de vista- y el suyo era uno de los más puros e inocentes que vería, la gran pregunta era cómo hacérselo entender al salvaje frente a el. Fué una larga charla, tanto que ni siquiera durmieron como habían planeado, pero al menos uno de ellos descansaba plácidamente acurrucado en su cama, con pequeñas luciérnagas colandose en sus sueños.

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No sé ustedes pero a mí me está encantado escribir esta historia ❤️ espero que también la disfruten y sean capaces de imaginar cada detalle que llegó a mi cabeza ❣️

Besos 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora