Habrían pasado el resto del día acurrucados debajo del árbol en el patio de la finca, casi sin hablar, solo mirándose mientras acariciaban sus cabellos, tomados de las manos o abrazados soltando largos y placenteros suspiros que venían desde lo más profundo del corazón, dejando escapar por fin sus sentimientos que parecían haber estado encerrados en sus pechos durante el suficiente tiempo como para hacer ecos que no paraban de resonar dentro de ellos, ecos que al fin eran libres de salir y hacerse escuchar en todas direcciones. Mientras pasaba sus dedos por las claras mejillas enrojecidas frente a el llegó un pensamiento a la cabeza de Tanjiro, uno que no se había detenido a analizar, y es que ahora que sabía que era correspondido entonces ahora podía besar libremente a Inosuke. Quería intentarlo, acercarse a el, abrazarlo, acariciarlo y besarlo hasta que sus labios dolieran, volver a tocar esos rosados y carnosos puentes de felicidad que había alcanzado a tocar alguna vez y que ahora le hacía sentir deseoso, lleno de ansias por profundizar ese beso y llenarlo de amor y pasión desesperante. Sus labios comenzaban a hormiguear mientras imaginaba como se les cortaba la respiración y se separaban con sus rostros enrojecidos y sus pechos danzando al mismo compás, mirándose fijamente a los ojos para terminar envueltos en el calor de sus brazos.
- ¿En qué piensas? - la áspera voz frente a el lo había sacado de sus pensamientos, haciéndolo recordar el rasgo más peculiar de Inosuke, su sensibilidad - estás muy nervioso -
- Yo solo me preguntaba si ahora tu y yo, si ahora somos una pareja -
- Pensé que si ¿No es así como funciona? -
- Bueno sí, pero ninguno de nosotros a hecho la pregunta - el rostro frente a el era el de una completa confusión, y es que a pesar de haber espiado ya a varias parejas, Inosuke aún no había visto cómo se formaba una, algo que no había pasado por la cabeza de ese amable chico pelirrojo. Estaba claro quién debía hacerlo así que se colocó de frente a el, mirándolo directamente a esas hermosas esmeraldas que adornaban su bonito rostro, tomó su mano y le dió un pequeño beso antes de continuar hablando. Estaba intentando contener sus nervios mientras se arrodillaba ante la extrañada mirada del azabache que parecía no pestañear para no perder ningún detalle de lo que estaba sucediendo - Inosuke Hashibira, estos días que estuvimos separados me hicieron darme cuenta de algo muy importante, yo he estado enamorado de ti desde hace tiempo, pero tenía miedo de aceptarlo, miedo de perderte y no poder volver a verte - agachó la mirada por inercia pensando en todas esas veces en que terminaron heridos, en lo que sentiría si lo perdiera, pero más doloroso era el pensamiento de que pasara y perdiera para siempre la oportunidad de decirle lo que sentía por el, dejarlo ir sin nunca haber sentido su calor, justo como pensó que pasaría en esos días - te amo y quiero estar siempre contigo, si es que estás dispuesto a aceptarme como tu pareja - pasó un poco de saliva y levantó la mirada, intentando mantener la compostura - Inosuke ¿me dejarías comprometerme contigo? Te daría todo lo que soy y te amaría por el resto de mi vida si tan solo me dijeras que si - no había planeado arrodillarse en un principio, pero los nervios y el arduo entrenamiento al que aún estaba volviendo a acostumbrarse le habían robado todas las fuerzas de las piernas. El azabache lo miró extrañado, para el ya eran pareja pero si este era otro ritual innecesariamente complicado que los humanos solían hacer entonces lo haría por el, le seguiría el juego y lo haría feliz como lo hacía con el, todo por ese estúpido pelirrojo que hacía saltar su corazón de alegría.
- ¿Solo debo decir que si? - se agachó imitando su posición y se acercó para poner su mano libre en su mejilla enrojecida, se sentía tan caliente que parecía arder - entonces sí, tienes permiso para ser pareja del grandioso rey de la montaña, Gompanchiro Kamaboko - esa sonrisa resplandeciente característica de Tanjiro era tan linda que no pudo evitar terminar de acercarse para darle un beso en los labios, un pequeño beso de piquito que causó algo de ternura a Tanjiro y sacándoles una risita a ambos - ¿ya podemos darnos otros tipos de besos? - nuevamente las risas, pero esta vez culminando con un beso, uno diferente que obligó al azabache a separar sus labios imitando al pelirrojo y dejando el paso libre a su lengua, algo extraño pero al mismo tiempo placentero. Fué siguiendo el ritmo y demostrando lo rápido que aprendía. Sintió una mano áspera acariciarle la espalda mientras la otra entrelazaba sus dedos en sus cabellos despeinados, obligándolo a acercarse más y sentir el calor que emanaban sus cuerpos al estar tan cerca el uno del otro gracias a lo rápido que sus corazones latían y la fuerza que parecían tener. Recordó algo más que vió en el pueblo, esos besos de pareja que se daban a menudo llevaban abrazos y caricias, lo había visto muchas veces antes incluso en el distrito rojo, pero no sabía si podía hacerlo con Tanjiro, pues la mayoría de las veces que lo vió fué en ese lugar en el que se vivía de noche, pensando que era parte del ritual de apareamiento hasta que esas parejas que espiaba también lo hicieron, aunque un poco más tranquilos. Trató de solo darle un abrazo pero no podía dejar de temblar por los nervios, necesitando que Tanjiro lo guiara en sus movimientos, llevando sus brazos al rededor de su cuello y terminando con la distancia que quedaba entre sus cuerpos, abrazandolo de vuelta por la cintura, tirandolo en el pasto y quedando recostados uno al lado del otro para susurrarle al oído que así son los besos que se dan las parejas. Siguió besándolo hasta que en un punto Inosuke sintió como se quedaba sin aliento, mordiendole levemente el labio y sacando un poco de sangre que lamió después, imitando a una de las parejas que vió antes y sonriendo de forma pícara.
Ya todo estaba bien, ahora parecía perfecto, Tanjiro casi se recuperaba por completo y ahora que eran pareja oficial podían estar juntos más tiempo y algunas veces incluso dormían en la misma cama. Al principio Tanjiro se escabullía en medio de la noche para evitar la pena de explicar lo que hacía, otras veces el azabache lo hacía sin pena alguna llevando incluso su almohada frente a los demás pero ahora que parecía ser algo recurrente las chicas ya no les prestaban atención, incluso se esforzaban por darles algo de privacidad, encargando la toma de medicamentos al pelirrojo que era el más responsable de los dos y así evitar posibles situaciones incómodas. El salvaje le había dicho que pronto partiría a una misión en solitario, había pasado el suficiente tiempo para recuperarse por completo y había concluído su entrenamiento exitosamente, su deber como cazador lo llamaba y debía responder de inmediato, dejando una pequeña amargura en el pecho de ambos que parecía presionarlo un poco más con cada segundo que pasaban en silencio, recostados en medio de la oscuridad con la luna como única fuente de luz. Tanjiro sentía como todos sus miedos comenzaban a materializarse al mismo tiempo que el sueño se desvanecía y se abría paso el insomnio que parecía adueñarse de sus noches desde que recibieron la noticia. El salvaje -que ya no era tan salvaje con su novio- se había percatado del miedo que este sentía, sabía lo que debía pasar por su cabeza pero no sabía cómo reaccionar a ello, talvez no confiaba en su fuerza o quizás era por lo que le había sucedido a su familia, de cualquier modo el miedo estaba ahí y amenazaba con infectarlo también con esa duda. No se le ocurrió nada más que abrazarlo y hacer lo mismo que hacía Tanjiro cuando su hermanita se descontrolaba.
- Lindo conejo de la gran montaña, rojizos tus ojos son, ven, dime por qué...- recostado sobre las piernas de Inosuke, Tanjiro reaccionó a esto, era una canción conocida para el - ... porque mi mamá de un gran árbol, conmigo en su barriga frutos rojos probó... - la melodía no se acoplaba bien a lo áspera que era su voz, su oído no era tan bueno y no manejaba bien los campaces, pero por un momento pudo incluso recordar a su madre, acariciando su cabeza justo como lo estaba haciendo ahora ese lindo chico que le habia robado el corazón - ...desde aquel día mis ojos rojizos ya son -
- ¿Conocías las canción? -
- Se la cantas a la enana todos los días, iba a terminar aprendiendola de todas formas - eso quería decir que la estuvo practicando antes - creí que sería buena idea cantarla para ti al menos una vez -
- Gracias Inosuke, me gustó mucho - contestó con una pequeña sonrisa y dándole un pequeño beso en la mano.
- Todo estará bien Tanjiro, he estado entrenando mucho para no preocuparte - parece que había sido bastante evidente - te aseguro que ahora soy más fuerte ¡confía en el rey de la montaña! - ahora lo entendía, estaba contagiandole sus dudas y ahora era el quien estaba siendo consolado con una canción como si fuera un niño pequeño, qué vergüenza - yo te voy a proteger, me volveré incluso mas fuerte que ahora, te lo prometo - le dió un beso en la frente y otro en los párpados, bajando de a poco hasta sus labios - así que cuando volvamos a vernos dame muchos más besos como recompensa -
- Solo si prometes volver a cantarme antes de dormir - levantó su dedo meñique y el otro por inercia lo imitó - que sea una promesa -
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Y ya se acabó 🥺 como me gustó esta historia, fué tanta miel que siento que ahora necesito algo que me deje sin estabilidad mental/emocional 🤔
Dejen su comentario y su voto porfa ❣️ así me doy cuenta de qué clase de historias les gustan para hacer más 😘 chao gente, nos leemos en la próxima
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Besos 💋
FanfictionDespués de haber estado en el Distrito Rojo, el salvaje Inosuke parece estar lleno de preguntas sobre el raro comportamiento humano que pudo observar en ese lugar y siendo Tanjiro el único amigo en la finca mariposa donde se recuperan juntos, planea...