Treinta.

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"Cuando vi su sonrisa, lo supe. Era
la sonrisa que quería ver siempre al
despertar durante el resto de mi vida."

[Mario Benedetti.]

Nunca había sido lo suficientemente
ambicioso, sus padres solían decirlo
muy seguido. Siempre fue una persona que no necesitaba mucho para ser feliz, lo que poco a poco lo convirtió en un conformista sin remedio.

Jimin había aprendido soportar cosas hasta límites que hacían sangrar su orgullo, cosas que muchas personas
no soportarían y que en ese entonces
habían dolido demasiado, pero en estos justos momentos, Jimin sentía que todo había valido la pena.

El cuerpo de Yoongi se cierne sobre
el suyo, apoyado en sus brazos para
evitar aplastar al Omega. Los ojos de
Jimin van al pecho desnudo del Alfa, donde un anillo cuelga de una cadena plateada y el reconocimiento ilumina su rostro. Es su alianza, Jimin la reconocería donde fuera y verla en el Alfa provoca miles de sensaciones bonitas en su pecho.

—Mi amor...—Yoongi lo llama, con la
voz baja y dichas palabras envuelven
al Omega en una nube rosa. Falta una
hora para la medianoche y sabe que
no pueden despedir de mejor forma su quinto aniversario.

Jimin abre a sus piernas y recibe al Alfa en su interior, la sensación de plenitud lo rebasa a medida que el miembro se abre paso en él, estirando la carne y sus manos acarician la espalda firme de Yoongi, presionando con fuerza hacia abajo para atraerlo a un beso. Todo el peso del Alfa cae sobre él y Jimin gime bajito cuando es apresado entre el pelinegro y el colchón.

El Alfa embiste en él con suavidad, en
un movimiento casi perezoso que le
saca un largo gemido de satisfacción
a los dos. El pelinegro sale del interior
del Omega para luego hundirse en él,
una y otra vez, dejándose envolver
por la sensación de placer que poco
a poco los convierte a ambos en un
desastre tembloroso. Jimin tiene sus pupilas dilatadas y la respiración
errática, su aliento cálido se mezcla
con el de Yoongi cuando el Alfa se
acerca a presionar sus frentes juntas,
con sus ojos brillantes en destellos
que imponen la presencia de sus
lobos, mirándose en una silenciosa
complicidad.

Yoongi le hizo una promesa a Jimin y a su Omega, e iba a cumplirla esa noche, en ese momento, en esa cama. Con sus aromas mezclándose y sus miradas unidas, quiere hacer al Omega suyo, no solo en nombre y en ley, lo quiere suyo alma y esencia.

Sostiene las caderas de Jimin con sus manos, apresándolas en un fuerte agarre y al cabo de los minutos sus movimientos se tornan erráticos, Yoongi no cree que vaya a durar
mucho y menos el Omega debajo de
él, quien se retuerce en gemidos y se
aprieta deliciosamente alrededor de su pene. Una de las manos de Jimin
va a su pecho, sus dedos enrollándose
alrededor de la cadena que oscila con
cada embestida.

Bajo él, Jimin tiembla, corriéndose con un ahogado gemido y las cejas de
Yoongi se fruncen inevitablemente
cuando en medio de su éxtasis, el
Omega rompe la cadena alrededor
de su cuello. El anillo y la cadena caen sobre el pecho sudado y caliente del peligris, enviando una sensación fría a su cuerpo que le provoca un ligero estremecimiento y es instinto, puro instinto lo que hace a Jimin exponer su cuello al Alfa cuando este se corre y anuda en su interior.

Los colmillos de Yoongi pican en sus
encías ante la imagen que le regala
su Omega y por unos segundos siente
su conciencia mezclarse con la de su
lobo, ambos presentes en el momento
en el que hunde sus colmillos en el
cuello de Jimin. Y es una sensación
indescriptible, el cómo puede sentir
todo lo que su Omega siente en esos
momentos, todo el placer arremolinado en su bajo vientre, la felicidad, el miedo, el alivio, la expectación, todo se mezcla y explota como fuegos artificiales en su pecho.

𝐏𝗎𝗌𝗂𝗅á𝗇𝗂𝗆𝖾 ⤿✽ 𝐘𝗈𝗈𝗇𝗆𝗂𝗇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora