⋆ ˚。⋆୨୧˚prologo

773 43 21
                                    


el frío golpeaba con fuerza contra lo poco que se veía de su piel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

el frío golpeaba con fuerza contra lo poco que se veía de su piel. el viento hacía que las ramas y hojas bailaran en un ritmo parejo, y llevaba a las que se caían.

aeri guardó sus manos en los bolsillos de su caliente abrigo, que la resguardaba del insoportable frío que hacía en hyogo.

bueno, tampoco es que quejara, adoraba el frío.

esa sensación que te provoca beber algo calentito, sentado en el sofá, leer o escuchar música mientras te pierdes en algo más, o hacer algún plan en casa con tus amigos...

bueno, aeri tendría que hacer amigos nuevos o hacer videollamada con sus amigos de tokio, por que seria complicado que viajarán hasta hyogo. ella no era de ahí, se había mudado por sus padres, pero realmente no le había afectado mucho.

no era por que no quisiera o no le importaran sus amigos, que no amara el ambiente de tokio, porque allí sentía una versión distinta de ella. pero si en tokio había una versión, en hyogo habría otra.

era una persona optimista, y a pesar de estar lejos de la gran capital, quería aventurarse en esta nueva ciudad. conocer gente nueva y vivir experiencias nuevas, respirar el aire diferente y llenar su corazón de personas nuevas.

aeri suspiro, viendo la estación de servicio, mientras apoyaba su espalda en la ventana del auto. vio a su papá salir de los baños e ir hacia su dirección, suspiro aliviada.

volvieron a emprender el viaje, a tan solo unos 2 km de su casa. se puso sus auriculares mientras su padre conducía.

reproduciendo "the adults are talking",  la muchacha miró a la ventana. sus ojos recorrieron la ciudad, los locales, la gente. y con cuidado, miró  donde estaba su próxima nueva escuela, que empezaría en cuanto esa semana se termine. le llamó la atención un grupo de unos cuantos chicos en lo que era la salida, con unas chaquetas deportivas rojo oscuro y líneas de color negro.

seguro era el uniforme de alguno de los clubs, pensó aeri, y no pudo evitar recordar su antigua escuela. sonrió al recordar las experiencias que había tenido en el nekoma, las salidas el fin de semana, escuchar música e ir a comprar vinilos y cd 's, con sus amigos.

la nostalgia la invadió, sonrió recordando aquellos dulces recuerdos, pero, debia centrarse en el presente.

—aeri, ya llegamos a casa.

la voz de su padre le habló y la chica miró con atención a la ventana. su nueva casa, en hyogo, lejos de tokio.

—es más linda que en fotos, pero la veré después de dormir una siesta—los dos rieron—la tía fue amable al amueblar la casa, nos quitó una tarea de encima.

su papá asintió, y los dos se bajaron del auto. el novio de su tía estaba en la entrada de la casa con una sonrisa, y seguramente las llaves. los dos se acercaron al hombre y lo saludaron.

—hacía mucho que no te veía aeri, ¡desde que eras pequeñita!—le saco charla el hombre mientras su padre sacaba cajas y maletas del auto—¿no has tenido que dejar un novio allá en tokio?

aeri rió, negando con la cabeza—no he tenido novio, aun, pero hay que ver como son los chicos de hyogo

los dos rieron.

[...]

la tarde noche fría se hacía presente afuera de la casa de los miya, y suna miraba aburrido la ventana.

—¡oye, suna, te estoy hablando!

el miya rubio casi le grita en el oído, y con molestia rintarou se tapo la oreja.

—ugh, no grites atsumu.—frunció el ceño—¿qué pasó?

atsumu sonrió y volvió a hablar—una chica, bueno, ya sabes, yuki—dijo atsumu con un tono de amor al hablar de su novia-no novia—me invitó a una fiesta, y dijo que llevara a quien quisiera

suna asintió, pensando.

—¿tengo que ir?

atsumu rodó los ojos

—¡por supuesto que sí!¿dónde está tu espíritu fiestero?—habló en un tono fuerte, y suna le golpeó en el hombro—¡ay! bueno, pero debes ir, es eso o después de cada entrenamiento quédate un rato m-

—¿cuándo es la fiesta?

—idiota—dijo ofendido el rubio—el viernes que viene

—bien, luego pasame la dirección y estaré ahí

el otro gemelo apareció en ese momento, con un plato lleno de onigiris. suna y atsumu lo miraron, sonriendo.

—tomen, ratas, ¿que harían sin mi?—dijo osamu cerrando los ojos y negando con la cabeza, apoyando los onigiris en la mesa.







nota de autor:

HOLAAAA, como andannn?
acá tengo otra historia, con la q la verdad prefiero ir tomándola a mi ritmo, así q bueno,
cuídense <3

corazón delator ! suna rintarouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora